Dentro de mi afición manía por ver películas sin tener ni idea de
qué pongo, entra Regreso al Infierno. Samuel L. Jackson con cara de militar malote
en la portada y con Jessica Biel por ahí. Para adentro y sin mirar.
Un inicio en Irak hace presagiar una ensalada de tiros facilona. Mi mente
ya se presta a relajarse ante una chorradita de buenos y malos patriotera. Nada
más lejos de la realidad. Pasados veinte minutos, nos vamos a EEUU a vivir las
andanzas de los veteranos de guerra que no son capaces de adaptarse a una vida
civil. Al final no se trataba de una cinta bélica ni de una película de acción,
sino de un drama que vuelve a la temática del stress post-traumático del
veterano de guerra que, incapaz de adaptarse a la sociedad, y cómo eso afecta a
sus relaciones y su salud.
Sin necesidad de pensar mucho encontraremos un buen puñado de películas
dentro de esta temática. De ellas, Regreso
al infierno no destaca por su originalidad, pues sigue punto por punto
todos los tópicos habidos y por haber de este tipo de películas. Con ella no
vamos a ver nada que no hayamos visto en otras propuestas de más mérito (El
cazador, Jarhead, etc), pero tampoco va a exigirnos una atención o una entrega
emocional excesiva. Aunque durante los primeros quince minutos parezca que va a
lanzarse a una arenga pro-EEUU en la invasión de Irak, Winkler (ejemplo de
director correcto aunque discreto en películas más bien discretas, añade otra
más a su colección) deja de lado las posibles motivaciones de la guerra o la
idoneidad de la presencia yanqui en el Oriente Medio y retrata con simpleza y
efectividad la vida de unos soldados convertidos en inadaptados de una realidad
que no comprenden y un pasado que no pueden olvidar.
Aunque parezca dificil, Winkler evita posicionarse. No justifica las batallas
ni indica quién tiene o deja de tener razón en el conflicto. Eso no parece
interesarle. La guerra es una mierda, y punto. Todos los que participan de ella
sufren, los que mueren y los que sobreviven, incluso los que se quedan en casa,
añorando a un familiar que ya no está presente. Podría haberse limitado a
activar el automático y poner la chequera, pero ha intentado hacer un ejercicio
artesano, con diversas ideas e historias entremezcladas, un collage que
mantiene el ritmo con corrección y no deja un cliché por repasar.
El guión es la parte más floja de la película. No destaca por su
originalidad y se conduce con torpeza a la hora de introducir personajes o
temas, con planteamientos forzados o personajes incoherentes. Sin embargo, lo
que podría ser un telefilm sin más gana mucha enjundia con la notable
interpretación de un elenco actoral que está muy por encima del mediocre guión.
A pesar de unos personajes muy desdibujados, los actores se toman MUY en serio
sus papeles y se esfuerzan considerablemente para aportar credibilidad y
empatía. Tanto Samuel L. Jackson como Brian Presley llenan la escena cuando
aparecen, ¡e incluso Jessica Biel o 50cent consiguen actuar sin parecer
maniquís andantes!
Entra dentro de las películas que los propios estadounidenses necesitan
para exorcizar sus fantasmas. La IIGM, Corea, Vietnam y ahora Irak. Este repaso
(otro más) de lo perra que es la guerra se deja ver sin esfuerzo, andando algo
escaso de potencia narrativa y relleno de cierta torpeza en el guión,
salvándose por la inesperada motivación de sus actores y un par de escenas bien
logradas. Si no fuera por ello, quedaría como una propuesta anodina e ignorable.
Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.2
El título en inglés es Home of the
brave, que quizás tiene unas implicaciones patrióticas más discutibles…
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