Siempre es un placer volver a Mundodisco e ir acabando todos aquellos
libros que me faltan de este adorable Universo. Con esta aportación de la Cesta’13
(nº5) ya acabo todos los de Rincewind (sí, ya sabía cómo iba a terminar porque
he leído el siguiente, pero bueno…).
Autor: Terry Pratchett
Título original: Sourcerer
“Rincewind, el más inepto y patoso hechicero
del Mundodisco, debe enfrentarse a un niño que es octavo hijo de un octavo hijo
de un octavo hijo de un mago, es decir una fuente de poder al cuadrado, un
Rechicero. Este poderoso brujo tiene la capacidad suficiente para destruir el
mundo y ningún hechicero sabe como enfrentarse a él. Cuando el fin del mundo
parece muy cerca y la invasión de cosas de las Dimensiones Mazmorra es inminente,
surge una remota posibilidad de salvación. El problema es que todo depende de
personajes tan desquiciados como Rincewind, el Equipaje, el Sombrero de
Archicanciller, la heroína-peluquera Conica, o el proyecto de héroe bárbaro
Nijel.”
Siempre digo que leer a Pratchett es un placer y que no me canso de sus
libros. Sin embargo, esta vez me ha costado mucho. A pesar de reencontrar a un
buen puñado de sus personajes, esta novela es demasiado dispersa. Uno de los
mayores problemas que suelen presentar las novelas de Pratchett se halla en que
el argumento del libro acaba supeditado a propiciar un número adecuado de gags,
con lo que la historia suele resentirse de ello. Éste es uno de los casos más
flagrantes de ello. El planteamiento tiene potencial de sobras: el octavo hijo
del octavo hijo del octavo hijo tiene unos poderes casi divinos. Sin embargo,
la ejecución de la historia deja con la sensación de que se podría haber hecho
mejor. ¿Cuál es la necesidad de llevarse al grupo salvador a Klatch? ¿La
aparición de los Cuatro Jinetes tiene algún sentido?
Cómo los dos primeros libros de Mundodisco, éste es de Rincewind. Sus
chistes los conocemos, se han convertido en auténticos running-gags y algunos
de ellos son realmente buenos. En esta ocasión, a diferencia de sus novelas
previas, Rincewind ocupa un papel mucho más activo. Sigue siendo el cobardica
impenitente de los anteriores libros pero ahora es él quién detona el argumento
en vez de dar tumbos de aquí para allá como una ratilla desbocada. Las risas
están aseguradas. No obstante, la calidad satírica de Pratchett no está tan
desarrollada como en sus libros posteriores, hay menos mala leche y más gag
simple, distanciándose menos de los libros que nos pueden ofrecer Moore o
Mendoza.
A ver, no negaré que la saga de Rincewind es la que menos me suele gustar
de todas las historias del Mundodisco, pero no esperaba un libro tan flojito y
con tan poco sentido. Aparece casi todo el mundo (Muerte, el Patricio,
Equipaje…) pero están muy desdibujados y sin influencia en la trama, casi que
están allí para hacer su chiste y poco más. De los nuevos, una decepción: la
peluquera-bárbara Conica es chistosa,
capaz, inteligente, temible con los enemigos (gracias a ser la hija de Conan
^^) y definitivamente no es la típica dama en apuros pero más allá de ello no
tiene ninguna profundidad. Del resto no se salva ninguno y de los que más
aparecen, ni Nijel ni el Visir llegan a tener un mínimo de
importancia en la historia, pudiendo no estar sin ningún efecto para la misma.
Por lo menos queda siempre el mensaje optimista de Pratchett. La vida
merece la pena ser vivida. Siempre acaba en la tumba, pero por medio hay
gatitos, que son muy monos. Y si tienes que ser alguien, lo mejor es ser tú
mismo. Después de todo, no hay nadie mejor para hacer de ti que tú mismo. A
menos que puedas ser un Dios, claro. Siempre es mejor ser un Dios.
Con diferencia, el libro más flojo de Pratchett que he leído. Hace mucha
gracia ver como se explota el efecto de la magia y contribuye a explorar como
está hecho el Universo, pero no hay mucho más. Por suerte, las últimas 40
páginas cogen un poco de sentido y se obtiene un desternillante desenlace marca
de la casa. Lástima tener que aguantar las previas 250.
Nota: 4
Nota goodreads: 3.85/5
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