sábado, 5 de diciembre de 2015

Spectre



En aquel momento no sabía si hacía bien, pero mira, casi invierno, diluviaba en la ciudad y tampoco había mucho más que hacer, así que nos metimos en el cine (esto de tener tarifa plana…) para ponernos con la última de Bond, que igual no era muy buena, pero seguro que entretenía lo suyo, que las de Bond van de eso.

Pero resulta que según la película, Bond se nos está haciendo viejo y debe dejar paso a una nueva generación de espías. Como se ha excedido en su última misión en México, sus superiores tienen la excusa perfecta para sacarlo de en medio. La aparición de un malo maloso que era el jefe de los malos de todas las películas anteriores obligará a Bond a romper todas las normas e investigar por su cuenta, liándola parda como sólo él sabe hacer.

A ver, por partes: Me lo he pasado teta. Eso es lo que hay que decir en un primer momento. Bond hace un despliegue de músculo descomunal. Con el objetivo de dejar en ridículo a Michael Bay, Mendes ha preparado una ensalada de chorradas, toñas, tiros, explosiones y animaladas varias de primera división. El presupuesto es descomunal y se ha usado para hacer explotar todo de la manera más salvaje y desenfrenada posible. El día de los muertos de México, la carrera de coches en Roma o la destrucción de la central en el desierto son escenas realmente espectaculares. O la pelea en el tren, con una planificación y un rodaje resueltos con una firmeza brillante.

Mendes demuestra un gran pulso al hacer saltar cosas por los aires, pero luego pasa de prestar atención a una trama estúpida, que sigue un desarrollo cuestionable (siendo amables). Se olvida de la complejidad narrativa o de la enjundia de sus propios personajes para rodar un espectacular conjunto de clichés con todo lo que esperaríamos de James Bond, acumulado sin ningún criterio. Se aleja del personaje creado en las tres películas anteriores, acercándolo mucho al autoparódico Brosnan o al ridículo Moore. Esto es quizás lo peor, ya que lo que debía ser la continuación de Skyfall  se transforma en una artificiosidad vacía sin nada que aportar.
Es decir, han cogido todos los tópicos habidos y por haber de Bond y han buscado activar la nostalgia remember para así atraer espectadores. De ahí la idea de resucitar a Blofeld, el primer malvado de la saga. Sorprende que con casi 250M€ gastados no se hayan esforzado un poco más para salvar un guión desastroso que convierte a Blofeld en un Hans Landa caricaturesco venido a menos.  

Los fuegos artificiales molan un puñado, pero la ausencia de argumento lo convierte en una película de Austin Powers supervitaminada y supermineralizada. Y encima sin Flo haciendo las voces. ¡Es que se olvida a los treinta segundos de salir del cine!

Además, después de unas cuantas chicas Bond con enjundia, volvemos a tener a las acompañantes convertidas en meros trofeos que no tienen personalidad y caen a sus pies sin remedio. Puras lámparas sexys. Igual no hemos cambiado tanto como creía cuando escribí Desde Rusia con amor…

Lamento despedirme de un Bond tan diferente y particular como éste con una película tan mala, pero quizás es la mejor prueba de que se necesitan unos nuevos hombros para llevar el smoking y una nueva mano para empuñar la pistola con más clase del espionaje internacional.
¿Quién será el afortunado para sustituirle? A la que nos despistemos se lo dan a Jaden Smith, ¡ojo!

De las cuatro de Craig es la peor, sin duda. Sin ningún rastro de complejidad, sólo queda un simple entretenimiento hipermusculado con el extra de caché que le da la presencia de Bond. Para entretenerse va finísima, pero no hay tampoco mucho más que comentar.
¡Viva Myke Myers!
¡Viva Austin Powers!

Nota: 3
Nota filmaffinity: 6.2

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