sábado, 9 de noviembre de 2019

1997, Rescate en Nueva York


Un prisionero, Serpiente Plissken, debe rescatar al presiente, pues el avion en el que iba se ha estrellado en pleno Manhattan. El peligro acecha, pues la otrora próspera isla se ha convertido en una prisión gigante en la que se hacinan 3 millones de convictos, los cuales se enfrentan en una eterna guerra de bandas. El caos reina dentro de este escenario apocalíptico. Serpiente tiene sólo 24horas para traer al presidente consigo y así desactivar las mini-bombas que le han sido implantadas en el cuerpo.

1997, rescate en Nueva York se inicia con una voz en off que describe el declive del estado, con un crecimiento exponencial de la criminalidad. En menos de diez minutos, todos los elementos narrativos están en su sítio. Plissken, un magnífico anti-héroe, evoca las figuras legendarias del Western. Mejor, simboliza una especie de retornado, alejado de todo, un fantasma de otra época. Por ello, todos no paran de recordarle « Te creía muerto ». Carpenter juega con los clichés del cowboy solitario y cínico. Utiliza un género, el de la intriga, para darle una vuelta de tuerca y proveernos de un Western moderno. En él, errantes en una tierra de nadie desesperada y violenta, en la que toda traza de humanidad se ha perdido, el héroe no tiene ideales y no salvan más a la viuda y al huérfano. Sólo le interesa su propia pial.

Kurt Russell presta su físico atlético, su rostro impasible y su melena rebelde al mítico Serpiente Plissken, icono absoluto del cine de acción. Una elección llena de polémica en su momento, pues a finales de los setenta Russell había sido una de las primeras estrellas del « club Disney », ocupando gran cantidad de las carpetas de las adolescentes. Su elección sorprendió a propios y extraños,  pero obtiene su explicación en la amistad que unía al actor con el entonces primerizo director, además de la voluntad de alejarse de la imagen de chico bueno que arrastraba hasta entonces.


Treintaipico años después de su creación, ha sido saqueado y copiado hasta sus mínimos detalles por al menos dos generaciones de novatos hollywodienses, es buen momento para volver a esta película, una bomba nuclear nihilista y hortera, con una atmósfera clásica pero con decidido estilo. Carpenter también se ocupa de una banda sonora repleta de sintetizadores eléctricos y de un montaje que se aleja de los blockbusters habituales, para darnos una acción mucho más seca de lo que estamos acostumbrados.

Intentemos entender de dónde venía Carpenter. Hasta aquel momento nos había dado una estupenda película de acción que nadie había visto, una película de terror que había reventado todas las taquillas y un intento de clon que no había salido del todo mal. Por primera vez tenía un presupuesto “decente” (tampoco nos pasemos) y, sobretodo, libertad para hacer lo que quisiera.

Esta libertad se tradujo en una película muy diferente. A partir de un guión mínimo, forja un film lleno de acción seca y contundente, sin coreografías acrobáticas o efectos especiales molones, sólo contundencia y mala leche. A ello le une gusto por el esperpento, una estética muy hortera y ningún tipo de vergüenza. Se debate entre la acción seria y la autoparodia más descarada, tal como haría años después en la lisérgica Golpe en la pequeña china.

Pero bueno, centrémonos en Solid Snake Serpiente Plissken. Es el mejor héroe que se haya visto en pantalla con detalles de cómic, de western pulp, aventura futurista y patriotismo descerebrado. Este héroe de la tercera guerra mundial, legendario dentro de los bajos fondos (“creía que estabas muerto”), no se enrola por sentido del deber ni por defender el bien, sino por un simple chantaje. No obstante, está más que dispuesto a cumplir con su palabra, deteniéndose únicamente a ayudar a aquellos que le pueden ser útiles en su empresa. Ignora entonces a desvalidas víctimas, pasa de hacer aquellas acciones que esperaríamos de un héroe y se muestra tan (pero tan) por encima de la situación que se hace imposible no adroarle. Camiseta imperio, barba de tres días, un tatuaje serpentil que empieza en ale espalda y acaba en la…Kurt Russell da vida a este personaje imposible y consigue hacerlo inolvidable. Si esta película es recordada más de 30 años después es por Serpiente Plissken, influyendo en toda la recua de anti-héroes que aparecieron durante los siguientes decenios y sirviendo de inspiración para el personaje principal de la saga Metal Gear.

Hagamos también una pequeña mención aparte para Lee Van Cleef, el eterno malvado de las películas del oeste, que tiene un papel muy en su línea, reforzando la idea sobre el tipo de género que tenemos en realidad.


Recuerdo haber visto esta película cuando era pequeño, tiempos aquellos en que sólo flipaba sin tener ni idea de qué estaba viendo. Durante años me pregunté cuál era esa película del prota con parche en el ojo, pero bueno, eran otros tiempos. Mi mente hizo click al estrenarse su mejorable secuela, 2013, Rescate en L.A.., permitiéndome recuperar esta joyita en el videoclub.

Puedo imaginar que cualquier jovencito que vea hoy la película se reirá viendo el horterismo extremo que desprende, incapaz de apreciar la artesanía de las escenas de acción o la gracia de las frases lapidarias gratuitas que no dejan de soltarse los personajes. No obstante, estoy seguro de que cualquiera que la viera en su momento la recuerda con cierto cariño.

Por mi parte, debo decir que se trata de una película que funciona con lo que quiere ser. Presenta una historia tan improbable como molona, una dirección clásica a cargo de un director con buen gusto, acción cuidada y un evidente sentido del humor que mezcla la parodia, el esperpento y el homenaje cinéfilo con gracia. La serie B de los ochenta en estado puro.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.1

Y qué decir de las lámparas de araña del coche del Duque... Lo dicho, delirio ochentero de principio a fin!!

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