Un
prisionero, Serpiente Plissken, debe rescatar al presiente, pues el avion en el
que iba se ha estrellado en pleno Manhattan. El peligro acecha, pues la otrora
próspera isla se ha convertido en una prisión gigante en la que se hacinan 3
millones de convictos, los cuales se enfrentan en una eterna guerra de bandas.
El caos reina dentro de este escenario apocalíptico. Serpiente tiene sólo
24horas para traer al presidente consigo y así desactivar las mini-bombas que
le han sido implantadas en el cuerpo.
1997, rescate en Nueva York
se inicia con una voz en off que describe el declive del estado, con un
crecimiento exponencial de la criminalidad. En menos de diez minutos, todos los
elementos narrativos están en su sítio. Plissken, un magnífico anti-héroe, evoca
las figuras legendarias del Western. Mejor, simboliza una especie de retornado,
alejado de todo, un fantasma de otra época. Por ello, todos no paran de
recordarle « Te creía muerto ». Carpenter juega con los clichés del
cowboy solitario y cínico. Utiliza un género, el de la intriga, para darle una
vuelta de tuerca y proveernos de un Western moderno. En él, errantes en una
tierra de nadie desesperada y violenta, en la que toda traza de humanidad se ha
perdido, el héroe no tiene ideales y no salvan más a la viuda y al huérfano.
Sólo le interesa su propia pial.
Kurt
Russell presta su físico atlético, su rostro impasible y su melena rebelde al
mítico Serpiente Plissken, icono absoluto del cine de acción. Una elección
llena de polémica en su momento, pues a finales de los setenta Russell había
sido una de las primeras estrellas del « club Disney », ocupando gran
cantidad de las carpetas de las adolescentes. Su elección sorprendió a propios
y extraños, pero obtiene su explicación
en la amistad que unía al actor con el entonces primerizo director, además de
la voluntad de alejarse de la imagen de chico bueno que arrastraba hasta
entonces.
Treintaipico
años después de su creación, ha sido saqueado y copiado hasta sus mínimos
detalles por al menos dos generaciones de novatos hollywodienses, es buen
momento para volver a esta película, una bomba nuclear nihilista y hortera, con
una atmósfera clásica pero con decidido estilo. Carpenter también se ocupa de
una banda sonora repleta de sintetizadores eléctricos y de un montaje que se
aleja de los blockbusters habituales, para darnos una acción mucho más seca de
lo que estamos acostumbrados.
Intentemos
entender de dónde venía Carpenter. Hasta aquel momento nos había dado una
estupenda película de acción que nadie había visto, una película de terror que
había reventado todas las taquillas y un intento de clon que no había salido
del todo mal. Por primera vez tenía un presupuesto “decente” (tampoco nos
pasemos) y, sobretodo, libertad para hacer lo que quisiera.
Esta
libertad se tradujo en una película muy diferente. A partir de un guión mínimo,
forja un film lleno de acción seca y contundente, sin coreografías acrobáticas
o efectos especiales molones, sólo contundencia y mala leche. A ello le une
gusto por el esperpento, una estética muy hortera y ningún tipo de vergüenza.
Se debate entre la acción seria y la autoparodia más descarada, tal como haría
años después en la lisérgica Golpe en la pequeña china.
Pero
bueno, centrémonos en Solid Snake Serpiente Plissken. Es el mejor héroe
que se haya visto en pantalla con detalles de cómic, de western pulp, aventura
futurista y patriotismo descerebrado. Este héroe de la tercera guerra mundial,
legendario dentro de los bajos fondos (“creía que estabas muerto”), no se
enrola por sentido del deber ni por defender el bien, sino por un simple
chantaje. No obstante, está más que dispuesto a cumplir con su palabra,
deteniéndose únicamente a ayudar a aquellos que le pueden ser útiles en su
empresa. Ignora entonces a desvalidas víctimas, pasa de hacer aquellas acciones
que esperaríamos de un héroe y se muestra tan (pero tan) por encima de la
situación que se hace imposible no adroarle. Camiseta imperio, barba de tres
días, un tatuaje serpentil que empieza en ale espalda y acaba en la…Kurt
Russell da vida a este personaje imposible y consigue hacerlo inolvidable. Si
esta película es recordada más de 30 años después es por Serpiente Plissken,
influyendo en toda la recua de anti-héroes que aparecieron durante los
siguientes decenios y sirviendo de inspiración para el personaje principal de
la saga Metal Gear.
Hagamos
también una pequeña mención aparte para Lee Van Cleef, el eterno malvado de las
películas del oeste, que tiene un papel muy en su línea, reforzando la idea
sobre el tipo de género que tenemos en realidad.
Recuerdo
haber visto esta película cuando era pequeño, tiempos aquellos en que sólo
flipaba sin tener ni idea de qué estaba viendo. Durante años me pregunté cuál
era esa película del prota con parche en el ojo, pero bueno, eran otros
tiempos. Mi mente hizo click al
estrenarse su mejorable secuela, 2013,
Rescate en L.A.., permitiéndome recuperar esta joyita en el videoclub.
Puedo
imaginar que cualquier jovencito que vea hoy la película se reirá viendo el
horterismo extremo que desprende, incapaz de apreciar la artesanía de las
escenas de acción o la gracia de las frases lapidarias gratuitas que no dejan
de soltarse los personajes. No obstante, estoy seguro de que cualquiera que la
viera en su momento la recuerda con cierto cariño.
Por
mi parte, debo decir que se trata de una película que funciona con lo que
quiere ser. Presenta una historia tan improbable como molona, una dirección
clásica a cargo de un director con buen gusto, acción cuidada y un evidente
sentido del humor que mezcla la parodia, el esperpento y el homenaje cinéfilo
con gracia. La serie B de los ochenta en estado puro.
Nota:
6
Nota
filmaffinity: 6.1
Y
qué decir de las lámparas de araña del coche del Duque... Lo dicho, delirio
ochentero de principio a fin!!
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