Libro leído como Nº27 de la Cesta’13. Una autora de
cierto renombre a la que nunca me había acercado.
Título: Hermana mía, mi amor
Autor: Joyce Carol Oates
Título original: My sister, my love: The intimate
story of Skyler Rampike
Traducción: José Luis López Muñoz
“Una
madrugada, la adorable Miss Princesita de Hielo de Nueva Jersey aparece
asesinada en el sótano de su casa de un barrio de clase alta de Fair Hills.
Tenía seis años; su hermano Skyler, nueve, y apenas recuerda nada de aquella
noche que lo cambió todo. Ahora, diez años más tarde, escribe el porqué de la
infancia destrozada, la culpa, la ambición desmedida y el infierno de la prensa
sensacionalista. Una historia que aclara las dudas y revela los oscuros
secretos de su familia.”
WOW. Vaya sorpresa (y van unas cuantas). Yo me esperaba
una novela negra o una propuesta similar, pero este libro (me resisto a
llamarlo simplemente así) no tiene nada que ver.
Hermana
mía, mi amor se sitúa a
medio camino entre unas memorias y un relato de expiación. Tal como se dice en
el título original (detalle que se pierde en la traducción), el libro nos
relata la vida de Skyler Rampike. El medio para hacerlo es una especie de
diario íntimo en el que el propio Skyler nos cuenta (¿Realmente nos lo cuenta a
nosotros o a sí mismo?) todas las vicisitudes que le han conducido hasta el
momento en que se escriben las palabras que estamos leyendo.
Así pues, asistimos al relato de toda una vida. Los
primeros recuerdos de un niño debilucho que sus padres sueñan con convertir en
un as de la gimnasia, la aparición de su hermana pequeña Bliss, el triunfo de
ésta con los patines de hielo, el lanzamiento al estrellato y todo lo que vino
después…. Sinceramente, yo no estaba esperando algo así, no podía estar
preparado.
No estamos ante un libro fácil. Ni modo. Los hechos que
se nos narran son desagradables, pero no es este el problema. Hermana mía, mi amor juega en la cancha
de la alta literatura, presentando una narración confusa que deja claro desde
el primer momento que nos hallamos ante un narrador poco fiable (al que
deseamos creer, pero que sabemos que no debemos). Mientras “escribe” el libro
que estamos leyendo, “Skyler” sobrevive a un tratamiento de rehabilitación tras
una vida de cuelgues y traumas varios, con recaídas y resurgimientos que hacen
patente su inestabilidad y se hacen patentes en la propia narración. Por ello,
algunos fragmentos desaparecen, a veces se pierde en recovecos por alguna razón
obsesiva que ni él es capaz de comprender. Además, escribe en base a sus
recuerdos, influido por el estado de ánimo del momento, por lo que un mismo
hecho cambia, a veces, de situación temporal, o de lugar, o se emburulla y
confunde unas personas con otras y la narración se vuelve poco clara…A la que
avanzas con el libro, se hace obvio que es un efecto buscado (y MUY logrado),
pero hace difícil seguir los hechos con que nos enfrentamos, obligándote a
estar atento a cualquier cambio de tono que te permita distinguir entre qué
recuerda Skyler, qué cree Skyler que ocurrió o qué hubiera deseado Skyler que
ocurriera. Un trabajo de pico y pala gratificante para quién disfrute de estos
menesteres, pero que puede llegar a hacerse muy pesado.
Estas continuas reflexiones sobre su vida permiten a
“Skyler” realizar un crudo y sincero retrato de su familia. Hacía tiempo que no
veía un puñado de personajes tan bellamente (y tristemente) esculpidos. Skyler
(Oates) traza sus aristas, y las mezcla con las expectativas de un niño que
busca amor, mostrando sus contradicciones y sus defectos con un arte tal que
casi se pueden palpar. En conjunto constituyen una tristemente disfuncional
que, a ojos de los demás, cumple todos los tópicos de la felicidad y la
prosperidad de EEUU. Nuevamente, el desempeño de Joyce Carol Oates es
impresionante.
Buster ‘bix’ Ramike: El padre de familia es un auténtico macho alfa plus de
la mejor escuela ejecutiva de EEUU. Se trata de un hombre ambicioso que se desloma
en el trabajo para dar la mejor vida a su familia a la que no ve apenas y
satisfacer su ego (no necesariamente en ese orden). Henchido en su arrogancia,
es un ligón empedernido que no concibe ningún motivo para mantener sus
pantalones puestos con todo aquello que pasa por delante de sus narices, para
lamento silencioso de su mujer. Después de todo, si quiere protestar, ya sabe
dónde está la puerta. Entusiasta de las apariencias, lo único que pide de sus
familiares es que demuestren la felicidad que compra con su dinero, sin
importarle en absoluto su veracidad. Un verdadero imbécil de lo más odiable
que, curiosamente, es el más coherente con su manera de pensar.
Betsey
Rampike: La madre de la familia es
una mujer cuya belleza empieza a marchitarse, algo simplona e insegura, no
soporta no ser el centro de atención del mundo que le rodea. Acostumbrada a
triunfar gracias a su prestancia, se muestra incapaz de detacar en la pijísima
Fair Hills, por lo que vive frustrada de gimnasio en gimnasio y de dieta en
dieta, mientras se aterra al ver aparecer las primeras estrías que la cirugía
no puede quitar. Aspirante a deportista de élite en su juventud, vuelca en sus
hijos los sueños que ella no pudo cumplir, forzando su advenimiento en
estrellas del espectáculo casi desde la cuna. Como buena madre tóxica, sólo
sabe mantener relaciones de amor/odio, destruyendo y haciendo la vida imposible
de las personas que le rodean. Desesperada por estar perdiendo el favor de un
marido que anda a la caza de jovencitas, e incapaz de concebir la idea de un
divorcio que convertiría su vida de apariencia en un fracaso, es el personaje
más cruelmente retratado por Oates, desde la explotación de Jesús como
justificación para cualquier decisión poco ética o la vil sexualización de su
niña para maximizar su impacto sobre la pista de hielo.
Skyler
Rampike: El narrador de la historia
es un niño roto. A su manera, me recuerda a la protagonista de Una suerte pequeña. Entre sus defectos
propios y los que la familia le mete encima, se convierte en un ser complejo,
irritante, irritable y asustadizo. Con una tendencia a la autodestrucción,
devaneos narrativos y mucho odio autoinflingido, tan pronto le coges cariño
como le quieres lanzar por la ventana. Este compendio de traumas y
drogodependencias varias nos recuerda lo que los niños de nueve años quieren
ser (a pesar de su familia): simples buenos niños de nueve años de edad.
Y (suspiro) Bliss Rampike: Una niñita de seis años de lo más adorable. Disfruta
siendo mimada y querida, pero no desea otra cosa que querer a su madre con toda
su alma y hacer feliz a aquellos que le rodean. Desde un primer momento tememos
el juguete roto en que se va a convertir… hasta que pasa lo que pasa.
La historia está llena de huecos que Skyler no sabe (o no
quiere) rellenar, lo que obliga a que nosotros imaginemos qué falta en la
narración que estamos leyendo. Estremece ver las desesperadas señales de la
pequeña en busca de ayuda y el rechazo de su madre a la hora de reconocer que
hay algo que no cuadra en lo que está pasando. De la misma manera, no puedo
evitar sentir un escalofrío cuando Bliss desaparece y me doy cuenta de que,
quizás, es una amarga bendición para la pobre pequeña.
Como una capa adiciona añadida dentro de la historia,
Oates incluye una cruel sátira de la clase alta de los EEUU con un especial
regocijo en todos los acrónimos de psiquiatría, de los que me apostaría que la
mitad no existen. Compone así un retrato en que un puñado de psicópatas
provenientes todos de familias desestructuradas, criados por un puñado de
canguros que vienen y van, domados a base de pastillas, aceptan su lugar como
depredadores sociales o son vilmente devorados por sus allegados. Este toque
irónico te permite sacar alguna sonrisita que permiten avanzar con más agrado
entre páginas y páginas de lo más agreste.
Oates compone un libro cruel, desagradable, que no
debería ser en modo alguno disfrutable, pero tremendamente bien escrito, con
una serie de acrobacias superadas con éxito que están al alcance de muy poca
gente. Asimismo, no dudo en felicitar al traductor, pues no ha debido ser tarea
fácil pasar al castellano una prosa tan punzante y una poesía tan
desasosegante. Se sufre con este libro, pues se ve venir (o no) cada desgracia
que debe acontecer, sin poder evitar ver cómo sus personajes la lían una y otra
vez, como si quisieran ser felices sin saber cómo, provocando un reguero de
vidas destrozadas a su paso. Encontramos incluso unos momentos de verdadero
terror e incluso espacio para una trama romántica (aunque oscura y torturada).
Creo que el libro hace un gran trabajo diseccionando
todos los fetichismos de la prensa del corazón y de las celebridades vacuas de
nuestros días, especialmente centrándose en sus lados sombríos. Todo ello
regado con una escritura vibrante, llena de imaginación y pasión. He disfrutado
mucho (si es que uno puede decirlo así) con un libro fantásticamente diseñado y
fabulosamente llevado acabo. Sin embargo, no hallo ningún motivo por el que
podría recomendar este libro. Su historia es deprimente, de las que quitan la
fe en la humanidad, todos sus persoanjes son repulsivos (pero qué bien están
paridos, mi arma), su desarrollo es lento (siendo amables) y la narración
confusa, por lo que las páginas pasan lentamente. No obstante, no he podido
evitar sentirme cautivado por su historia y me he encontrado sumergido en él,
bañándome en sus ponzoñosas aguas durante horas, abstraído de lo que me rodea,
olvidando cenas y pasándome paradas. Hacía tiempo que ningún libro lo conseguía
y eso tiene su mérito, ¿o no?
En cuanto al desenlace, me permitís un pequeño SPOILER.
Me encanta la decisión de no permitir una redención del protagonista. O bueno,
quizás sí. O es que simplemente, toca seguir viviendo. “No eres un niño,
Skyler, ¿Qué esperas que te diga? FIN DEL SPOILER
Hermana
mía, mi amor es un libro que
puede no gustar, puedes odiarlo y fácilmente se hace aburrido, pero te lanza
hacia tierras inquietantes con una gracia tal que no deja indiferente. Tamaña
perversión insinuada acaba dejando incluso mareado, atacando muchas áreas de tu
subconsciente que no sabías que podían verse afectadas, especialmente cuando
intentas diseccionar todo lo que la autora ha dejado dentro del libro para tu
sorpresa. Se trata de un libro árido de leer, pero que depara muchas
satisfacciones a los que nos gusta disfrutar con un libro muy bien escrito y
pensado. Una terrible maravilla.
Nota: 9
Nota goodrads: 3.49/5
Un último recordatorio: PUEDE QUE MI EXPERIENCIA AL LEER
EL LIBRO SEA DIFERENTE A LA TUYA.
Después de leerte, el deseo de leer el libro y el miedo a leerlo van de la mano.
ResponderEliminar¡Gracias! Fantástica reseña 😘
Jejeje. El libro produce estas cosas. Si te atreves, monto un burrín :)
EliminarMt
Otra que no sabe si apuntarse de cabeza... miedo me da. Pero lo voy a intentar, lo pintas demasiado bien.
ResponderEliminarGracias, meitnerio.
Creo que lo disfrutarás. Tiene su qué.
EliminarMt
Yo directamente me apunté de cabeza. Primero porque la historia real me fascina, no me juzguéis por ello. Simplemente intento comprender por qué unos padres, en este caso sobre todo la madre, pueden explotar a su hija de esa manera, sexualizarla de esa manera. Segundo, por el misterio que hay tras la muerte de la niña. No es morbo, simplemente me gustaría que el ser que le hizo algo tan terrible, lo pagara. Tercero, porque tengo muchas ganas de leer algo de la autora y creo que por los motivos anteriores, tenía que lanzarme. Así que ala, a la piscina de cabeza desde el trampolín más alto. :)
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Joyce Carol Oates es una autora que me sorprende cada vez que la leo. NO te voy a contar nada sobre el caso real, tendrás que leerlo para conocer su versión ^^
EliminarA ver cuando te llega, jeje.
Mt