Recordando
las escenazas de El
bueno, el feo y el malo, nos picaron las ganas de seguir viendo el buen
cine de Leone, así que nos fuimos hacia atrás y nos pusimos La muerte tenía un precio. Ventajas de
la trilogía del Dólar que permite verse sin respetar el orden en que fueron
filmadas.
Esto
se produce porque su trilogía no sigue una trama conjunta, simplemente
comprende tres películas que comparten equipo fílmico, una serie de características
(ver reseña
anterior) y estar realizadas en un espacio de tiempo sorprendentemente
corto. Tienen su importancia por revitalizar un género que se creía caduco y
darle un tratamiento novedoso, rompedor con los moldes con que se había forjado
el Western.
La muerte tenía un precio tiene
un origen inusual. Por un puñado de
dólares arrasó en las taquillas de manera inesperada, por lo que Leone
tenía idea de relajarse a vivir de su éxito. Sin embargo, al ser un remake no
confeso de Yojimbo, la
productora japonesa denunció a Leone por plagio. Éste se encontró con que
podría tener que devolver todo el dinero que había ganado. Como sabía que esto
le arruinaría, juntó a todo el equipo con el que había trabajado y se puso a
hacer una segunda película a contrarreloj, con el temor de que cualquier día
llegara el veredicto judicial que pusiera fin a su carrera. Así pues, empezó a
grabar sin guión ni mucha idea de qué contar, hablando entre todos sobre cómo
iba a continuar la historia casi de un día para otro en una película que se
rodó, debido a ello, en sentido cronológico. Finalmente, la resolución judicial
se demoró tanto que permitió que La
muerte tenía un precio volviera a llenar salas a lo bestia, con lo que
Leone reunió dinero suficiente como para llegar a un acuerdo con la compañía
japonesa.
En
esta película, Clint Eastwood y Lee Van Cleef dan vida a dos cazadores de
recompensas de variado calado ético que se ven obligados a aliarse para
enfrentarse a una banda de forajidos.
Clint
Eastwood casi repite papel, con su vaquero sin nombre que está por encima de
cualquier catadura moral pero que, en el fondo, se obliga a hacer lo correcto.
Lee Van Cleef, en este caso, rompe con su anterior personaje y encarna a lo que
sería un honorable caballero andante trasvasado a la imaginería del western,
siempre ayudando al desvalido. Entre ambos se guardan un aprecio prácticamente
nulo, pero se observa (espléndidamente reflejado por Leone) un respeto
profesional mutuo, pues ambos se saben los mejores del oficio y reconocen la calidad
de un rival con el que deben cooperar para salir vivos.
Frente
a este par de monstruos se hace difícil mantener el tipo. Sin embargo, tenemos
a un Gian Maria Volonté en estado de gracia que se las arregla para encarnar a
un malvado a la altura. Transmite la maldad necesaria para que comprendas que
sólo la alianza de los héroes será capaz de acabar con él. Un hallazgo
inesperado que complementa el magnífico trabajo de los anteriormente nombrados.
Es
curioso como tamaña actuación sale de un guión sacado sobre la marcha, en que
los propios protagonistas no sabían si tendrían que matarse en algún momento
posterior de la película.
Se
suele decir que las prisas no son buenas, pero a veces los astros se conjugan
de manera que tienes a unos artistas de talento con la presión de darlo todo
sin tiempo para repetir. De esos arrebatos de inspiración vive la banda sonora
de la película, compuesta en apenas una semana, en la que Morricone se pone
mítico y nos brinda uno de los sonidos más inconfundibles del western.
Consciente ya del lenguaje que mueve (lo que será) el spaghetti-western, reduce
los artificios al mínimo y se clava en la imaginería popular de medio mundo.
Las
mísmas características / problemas que describí en El bueno, el feo y el malo son reconocibles (obviamente) aquí.
Tenemos a personajes sucios, grasientos y decididamente violentos; cada evento
de la película, convencional en concepto, se dilata en el tiempo y da lugar a
escenas llenas de tensión y miradas al límite. Todo lo hemos visto mil veces,
pero está tan bien presentado que nos encanta, desde el duelo entre los héroes
que luego colaborarán, el original atraco al banco hasta el enfrentamiento
final es…
Por
mi parte, lo he disfrutado más incluso que El
bueno, el feo y el malo, pues su estructura más convencional le permite ser
más disfrutable y fácil de seguir.
En
conclusión, un western que hay que ver sí o sí (como todo lo de Leone).
Nota:
10
Nota
filmaffinity: 8.1
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