miércoles, 13 de noviembre de 2019

La muerte tenía un precio


Recordando las escenazas de El bueno, el feo y el malo, nos picaron las ganas de seguir viendo el buen cine de Leone, así que nos fuimos hacia atrás y nos pusimos La muerte tenía un precio. Ventajas de la trilogía del Dólar que permite verse sin respetar el orden en que fueron filmadas.

Esto se produce porque su trilogía no sigue una trama conjunta, simplemente comprende tres películas que comparten equipo fílmico, una serie de características (ver reseña anterior) y estar realizadas en un espacio de tiempo sorprendentemente corto. Tienen su importancia por revitalizar un género que se creía caduco y darle un tratamiento novedoso, rompedor con los moldes con que se había forjado el Western.

La muerte tenía un precio tiene un origen inusual. Por un puñado de dólares arrasó en las taquillas de manera inesperada, por lo que Leone tenía idea de relajarse a vivir de su éxito. Sin embargo, al ser un remake no confeso de Yojimbo, la productora japonesa denunció a Leone por plagio. Éste se encontró con que podría tener que devolver todo el dinero que había ganado. Como sabía que esto le arruinaría, juntó a todo el equipo con el que había trabajado y se puso a hacer una segunda película a contrarreloj, con el temor de que cualquier día llegara el veredicto judicial que pusiera fin a su carrera. Así pues, empezó a grabar sin guión ni mucha idea de qué contar, hablando entre todos sobre cómo iba a continuar la historia casi de un día para otro en una película que se rodó, debido a ello, en sentido cronológico. Finalmente, la resolución judicial se demoró tanto que permitió que La muerte tenía un precio volviera a llenar salas a lo bestia, con lo que Leone reunió dinero suficiente como para llegar a un acuerdo con la compañía japonesa.

En esta película, Clint Eastwood y Lee Van Cleef dan vida a dos cazadores de recompensas de variado calado ético que se ven obligados a aliarse para enfrentarse a una banda de forajidos.


Clint Eastwood casi repite papel, con su vaquero sin nombre que está por encima de cualquier catadura moral pero que, en el fondo, se obliga a hacer lo correcto. Lee Van Cleef, en este caso, rompe con su anterior personaje y encarna a lo que sería un honorable caballero andante trasvasado a la imaginería del western, siempre ayudando al desvalido. Entre ambos se guardan un aprecio prácticamente nulo, pero se observa (espléndidamente reflejado por Leone) un respeto profesional mutuo, pues ambos se saben los mejores del oficio y reconocen la calidad de un rival con el que deben cooperar para salir vivos.

Frente a este par de monstruos se hace difícil mantener el tipo. Sin embargo, tenemos a un Gian Maria Volonté en estado de gracia que se las arregla para encarnar a un malvado a la altura. Transmite la maldad necesaria para que comprendas que sólo la alianza de los héroes será capaz de acabar con él. Un hallazgo inesperado que complementa el magnífico trabajo de los anteriormente nombrados.

Es curioso como tamaña actuación sale de un guión sacado sobre la marcha, en que los propios protagonistas no sabían si tendrían que matarse en algún momento posterior de la película.



Se suele decir que las prisas no son buenas, pero a veces los astros se conjugan de manera que tienes a unos artistas de talento con la presión de darlo todo sin tiempo para repetir. De esos arrebatos de inspiración vive la banda sonora de la película, compuesta en apenas una semana, en la que Morricone se pone mítico y nos brinda uno de los sonidos más inconfundibles del western. Consciente ya del lenguaje que mueve (lo que será) el spaghetti-western, reduce los artificios al mínimo y se clava en la imaginería popular de medio mundo.

Las mísmas características / problemas que describí en El bueno, el feo y el malo son reconocibles (obviamente) aquí. Tenemos a personajes sucios, grasientos y decididamente violentos; cada evento de la película, convencional en concepto, se dilata en el tiempo y da lugar a escenas llenas de tensión y miradas al límite. Todo lo hemos visto mil veces, pero está tan bien presentado que nos encanta, desde el duelo entre los héroes que luego colaborarán, el original atraco al banco hasta el enfrentamiento final es…

Por mi parte, lo he disfrutado más incluso que El bueno, el feo y el malo, pues su estructura más convencional le permite ser más disfrutable y fácil de seguir.
En conclusión, un western que hay que ver sí o sí (como todo lo de Leone).

Nota: 10
Nota filmaffinity: 8.1

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