Después
de este par de cositas elevadas y gratamente paladeables, a un servidor le
apetecía una propuesta mucha más directa y salvaje. Apetecía revolcarme en un
placer culpable sin complejos ni sutilezas. Me dispuse, entonces, a pasarlo en
grande con Redada Asesina 2.
Redada asesina
fue de estas películas que nadie vio venir y se las arregló para dar en todos
los morros a la industria cinematográfica. Gareth Evans, un escocés afincado en
Indonesia, pergeñó un espectáculo de artes marciales lleno de intensidad, ritmo
e impacto que arrasó en las taquillas de medio mundo pese a su ridículo
presupuesto. Después de esa película que no dejó a ningún espectador
indiferente, Sony decidió darle a Evans un presupuesto en condiciones (bueno,
apenas 2M$, pero estamos hablando de una película de Indonesia) para que
hiciera una segunda parte.
Éste
ha hecho un buen uso del tópico de “más grande, más largo y sin cortes” que
suele caracterizar a las segundas partes con una visible mejora en la calidad
de los escenarios, unos efectos especiales muy efectivos y una puesta en escena
compleja y molona a más no poder (el montaje en la persecución de coches es un
locurón, por ejemplo).
Se
intenta dotar a la película de un argumento coherente más allá de “van dos y se
afostian”, lo que no se acaba de conseguir, especialmente cuando las montañas
de músculos tienen que ponerse a actuar y no a pegarse. A fin de cuentas no es
más que una excusa para que el prota se infiltre en un sitio peligroso y
empiecen las toñas, claro, pero si tienes que llenar más de dos horas en vez de
ochenta minutos, empieza a parecer como mucha tostada y poca mantequilla.
Pero
vamos a lo que vamos, en Redada asesina 2
las hostias son todavía más espectaculares que antes. Ahora Evans puede
aprovechar para meter extras, hacer repeticiones y añadir todo el atrezzo necesario. Para muestra sirva la
pelea en el patio de la cárcel, el combate en el restaurante o el duelo con los
guardaespaldas con bates de béisbol. Las peleas de acción son de lo más duro y
mejor hecho en lo que llevamos de siglo
Quizás
no tiene la intensidad de la primera parte, al faltar ese elemento
claustrofóbico del encierro en el edificio, pero a la que te gusten las
ensaladas de tortas, la película pasa como nada. Además, sabe ser variada,
presentando peleas con una amplia diversidad de armas, distintivamente primaria
y brutalmente excitante, con sus virtuosos asaltos de puñetazos letales y
patadas en los morros.
Como
diría Manquiña: “Hondonadas de hostias” y “Profesional, muy profesional.”
Una
excepción al dicho que “segundas partes nunca fueron buenas”, pues tiene más de
lo mismo y mejor. Cine de acción con garra, adrenalina y salvaje brutalidad de
lo más gratuito. Así da gusto.
Nota:
N/A
Nota
filmaffinity: 7.0
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