¡Vaya! Hacía tiempo que no me ponía a desglosar una serie
en estos lugares. Se han seguido viendo, pero claro, las series requieren mucho
más tiempo para ser reseñadas y el mío no es que me sobre tanto como me
gustaría. Pero we…, llevo un mesecito que parece que lo tengo y todo.
Steins; Gate es una máquina del tiempo inventada por un
científico loco basada en un teléfono-microondas que es capaz (inicialmente) de
mandar SMS al pasado. En su paranoia, está convencido de que una organización maligna-illuminatti llamada
SERN está buscando construir una máquina del tiempo para alterar la línea
temporal y conquistar el mundo. Lo que en un principio parece una locura más de
este desnortado personaje, se convierte en una implacable persecución cuando la
máquina llega a funcionar DE VERDAD. La comedieta ligera con toques de
ciencia-ficción de los primeros capítulos se transforma entonces en una
estupenda película de ciencia-ficción “seria” de profundidad inusitada y una
excepcional carga emotiva (sin perder apenas histrionismo). ¿qué hacer cuanto
tu bienestar entra en conflicto con el de tus seres queridos y el propio
destino de la humanidad?
Está enrevesada historia de paradojas temporales de guión
redondísimo proviene, sorprendentemente, de un videojuego del mismo nombre. Steins; Gate es una aventura gráfica/conversacional
japonesa (bastante indigesta para el gusto occidental) que cosechó un tremendo
éxito allá alrededor de 2010. Años después, apareció este estupendo anime más
que capaz de volar la cabeza al más pintado.
El comienzo es ciertamente caótico. No hay un personaje al
que no cojas ganas de atizar con una barra de acero. Desde el “mad-scientisto”
Rintarou Okabe, la remilgada Makise Kirisu “Cristina” o la animosa cosplayer
Mayuri “tururú”. Los primeros 8-9 capítulos pueden hacerse demasiado tontos
para un espectador no avezado en los horterismos japoneses. Sin embargo, una
vez se produce el primer viaje REAL en el tiempo, la serie coge aire, despega y
no te deja respirar ni medio segundo hasta el final. Pasas del “es muy lenta” a
“no entiendo nada” a “me va a estallar la patata de un momento a otro” en
apenas dos capítulos, que sirven para lanzar una de las mejores tramas de
viajes en el tiempo que recuerdo. Efecto mariposa, multiversos, paradojas,
complejos de Electra… Cualquier paja
mental aparecida en la ciencia-ficción tiene aquí cabida, aprovechada con
talento y un estilo muy particular.
Una vez se empieza a volver del bucle, el efecto es
devastador. Okabe pasa a ser un héroe trágico al que no quieres sino abrazar,
Mayuri en uno de los personajes más adorables que ha parido Japón y Kirisu la
novia que (casi) todos querríamos tener. Incluso los secundarios como el salido
Itaru o la aburrida Suzuha, que no parecían servir para mucho inicialmente, son
capaces de coger protagonismo y arrancarte una lagrimita o un puñetazo en el
estómago.
No es sólo que los personajes despeguen y ganen toneladas
de carisma, es que la serie enlaza brillantemente capítulo tras capítulo, en
los que la repetición de situaciones (casi) idénticas se transforma en un
recurso lleno de virtuosismo. La aparición de la gente de SERN o el
descubrimiento de John Titor se mezcla con idas de olla de conspiranoia
desnortada, confundiendo la realidad con la posibilidad y realizando continuos saltos adelante y
atrás que cambian los futuros (y pasados) posibles. Todo el desenlace (los
últimos 4-5 capítulos) te lleva por una montaña rusa emocional en la que no
puedes dejar de prestar atención ni medio segundo, obligándote además a ver de
nuevo el primer capítulo una vez acabada la serie, pues éste cobra un sentido
completamente diferente en virtud de la nueva información obtenida. Una
auténtica maravilla.
Son varios los momentos capaces de clavarse en el alma y
dejarte dos horas tirado en el sofá, meditando:
- Un puñado de conversaciones a partir del episodio que
cambia todo, en los que se pueden apreciar las sutiles variaciones que se van
produciendo, especialmente cuando nosotros conocemos el futuro negado a los
personajes.
- El final de John Titor.
- Cómo Nyan-nyan pasa de ser un personaje de lo más hostiable
a la viva imagen de la devastación que uno no quiere sino abrazar (una semana
entera).
- El capítulo 22. Todo él. :_(
- Volver a ver el capítulo 1 tras acabar la serie.
Por si fuera poco, son sólo 24 capítulos (+1) de 25
minutos. Ideal para hacer un maratón, devorándola alucinando Rickinillos con
toda la carga emocio-temporal de las mejores propuestas de ciencia-ficción y
unos giros de guión que te dejan la cabeza dando vueltas. La excentricidad de
los primeros capítulos puede echar para atrás a los menos avezados entre el
horterismo japonés, apenas una comedia ligera que no sabes bien a donde va,
pero una vez la serie se lanza… WOW. Es un "must see" impoluto e
innegable, así que dadle caña en cuanto podáis
Nota: 10
Nota filmaffinity: 8.1
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