Sin ser el mayor fan del mundo mundial del famoso
director Christopher Nolan, sí es verdad que tiendo a disfrutar enormemente con
sus sacadas de chorra películas, en las que demuestra lo mucho que le
gusta buscar el más difícil todavía con la mayor gratuidad posible. Cuando
salió el anuncio de Dunkerque, me emocioné como el que más. Después de todos
los follones en los que se había metido, ¡ahora tocaba liarse con la IIGM! Por
otro lado, me extrañaba la batalla escogida, pues no era precisamente un recuerdo
muy grato para el bando aliado (fue un machaque bien majo por parte de los
nazis). Pero bueno, había que acabar viéndola en algún momento.
Para los profanos, ubiquémonos un poco en la historia.
Acaba de empezar la IIGM y los nazis están arrasando allá por donde van. Cuando
finalmente los ejércitos británico y francés se ponen en serio, trasladan el
grueso de sus tropas (¡millones!) al frente belga con la idea de darle bien al
Führer. Sin embargo, son los alemanes quienes les revientan, lo que provoca una
huida en desbandada que confirma una victoria aplastante por parte nazi.
Consciente de que su ejército corre un riesgo muy serio de ser completamente
aniquilado, el gobierno británico organiza una operación express de evacuación
para salvar la mayor cantidad posible de sus soldados en Dunkerque. Se sabe que
el grueso del ejército alemán llegará pronto y por ahora, sólo hay que esquivar
a los bombarderos y a los submarinos (por si fuera poco) mientras se mueven
todos los barcos posibles a un lado y otro del canal.
Así pues, en este contexto histórico, tenemos tres historias que transcurren más o menos a la vez. En la
primera, un soldado británico (impostor) trata de huir de la guerra en uno de
los barcos de rescate británicos, pasando mil vicisitudes en el proceso. En la
segunda, un terrateniente inglés y sus pequeños (maomeno) deciden que el
gobierno británico no es nadie para requisarle el barco y parten ellos solos
con la idea de cruzar el canal de la Mancha en plena batalla y así cumplir su
deber de salvar a todos los soldados posibles. Finalmente, seguimos a un piloto
experto de la RAF que parte en misión (casi) suicida para tumbar todos los
cazas alemanes posibles, intentando dar así algo de esperanza a los barcos de
salvamento.
La mayor gracia es que las tres historias tienen
diferente duración “real” (3 semanas, 3 días, 3 horas) a pesar de que tengan el
mismo espacio de metraje. Por si fuera poco, los giros de guión y los puntos
álgidos de clímax están exactamente donde marca el manual, en una cabriola temporal
que requiere un talento descomunal para que no te explote en la cara. ¿Qué
necesidad tenía de fragmentar la narración de esta manera, si no es para alardear
de que puede y sabe hacerlo? En ese sentido, la enésima sacada de chorra de
Nolan obliga a estar atento, pero no podemos negar que funciona bien.
La machacona banda sonora contribuye aturdiendo al
espectador, se hace incómoda, desagradable al oído (exactamente lo que busca,
difícil conseguirlo tan bien) para causar una desazón que se acumula a la
desesperación general en el ambiente. Si lo conjugamos con la confusión que
genera la mezcla de puntos de vista temporales y la sensación de urgencia
debido a “qué vienen los nazis” es más que capaz de despistar a un espectador despistado.
Como suele ocurrir con este director, o estás a tope con él y sus virtuosismos
técnicos o te acabas perdiendo. Como suele ocurrir con este director, nos
suelta un trabajo que está al alcance de muy pocos.
No podemos opinar lo mismo del compendio de actores. Hay
buenos nombres, como Mark Rylance o Tom Hardy, pero el guión no les permite la
más mínima ocasión de lucirse. Quedan todos en segundo plano frente a la fastuosísima
puesta en escena que crea Nolan que, a fin de cuentas, es lo que realmente le
interesa.
Por otro lado, uno de los detalles más curiosos es que en
ningún momento llegamos a ver a los nazis. Un par de aviones en la lejanía y
ya. Lo que a Nolan le importa son las bombas que caen sobre el medio millón de
soldados británicos que quedan por las playas. En ese sentido, cabe recordar que
no es una película heroica al estilo yanqui. Barre un poco para casa, pero
encontramos la narración de una derrota en la que se intenta salvar el culo y,
sobretodo, de instinto de supervivencia, generosidad y desesperación desde un
punto de vista verosímil. Por cierto, la imagen de las bombas cayendo y las
filas de soldados aguantando estoicas en la playa es verídica. Impresiona.
A grandes ratos se hace difícil incluso considerar a Dunkerque como una película bélica. Sí,
es durante la IIGM y sí, caen bombas, pero podríamos decir que no es lo que
interesa en el film, casi más es un documental novelado que una película al
uso. Incluso por momentos bordea el género del terror (los 6 soldados
escondidos en el barco varado…), especialmente a causa de la influencia de la música de Hans Zimmer. En
muchos sitios he leído que es una propuesta concebida como film-experiencia, de
los que te hacen sentir al límite y te sacan del cine cambiado. No dudo que es
una exageración, pero también reconozco que ver esta película en un IMAX de
pantalla gigante y sistema de sonido Super-sensurround tiene que ser
alucinante.
Es un film realmente impresionante, pero también es una
película que puede aburrir. Compuesta como está de tres pequeños relatos de 45
minutos entrelazados (con brillantez, obviamente), no tenemos un protagonista
claro. A diferencia que lo que ocurría en Salvar
al Soldado Ryan, te sumerges en una guerra sin que te importe quién es
quién. Es posible que este puñado de hombres que sólo quiere sobrevivir no te
genere más que indiferencia, después de todo, Nolan no hace ninguna concesión
para hacer más digerible su producto: No te presenta a los personajes con los
que se articulan los relatos, ni estos están pensados para generar empatía, el
guión se salta (en apariencia) todas las formas académicas, la ruptura del
espacio-tiempo narrativo es desconcertante y apenas hay diálogos. Cada escena
es una maldita obra de arte, pero muchos tendrán que poner de su parte para
seguir queriendo ver la película.
Como hemos comentado, la factura técnica de la película
es puro virtuosismo, lo que se tradujo en una esperada lluvia de nominaciones,
¡8! (Mejor película, montaje, fotografía, banda sonora, diseño de producción,
sonido y efectos sonoros), todos en apartados técnicos, de ellos Nolan sólo
consiguió llevarse 3 (montaje, sonido y efectos sonoros). Y es que pocas
películas pueden desplegar un músculo tan brutal y efectivo como encontramos
aquí.
Por mi parte, más allá de la excelencia técnica de la que
Nolan hace gala, me quedo con la sensación de angustia permanente que consiguió
generarme la película. Casi dos horas pegado al asiento con el culito bien
prieto, preocupado por el futuro de los soldados allí desplegados. Nolan
consiguió que estuviera en Dunkerque. Gracias, Christopher (supongo).
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.1
Muy buena reseña!!! totalmente de acuerdo en todo!!!
ResponderEliminarA mi me gustó, pero reconozco que se hace difícil de seguir y hasta que uno no le pilla el truco al trato temporal anda más perdido que un pulpo en un garaje.
Mis acompañantes, con menos paciencia que yo, quedaron hastiados a media película y su único comentario al acabarla fue "menudo coñazo con el sonido ese, tengo la cabeza como un bombo"... tiene que haber de todo en la viña del Señor... jajajajaja!!!
Besos!!!
A mí me pasó algo similar. Yo salí contento del cine, pero algunos de mis acompañantes estaban algo rayados con ella. Es una peli dificil, no lo vamos a negar.
EliminarGracias por pasarte por aquí :)
Mt