Como no puede ser de otra manera, acabamos Distrito 9 con una señora bajona y el
humor por los suelos. Había que levantar los ánimos y necesitábamos algo
gratuitamente gamberro. Un engendro facilito de tiros brutotes y diversión
malsana, que las bastardadas ayudan a levantar el ánimo. De lo que teníamos
disponible, se ofreció esta película de zombies que, en principio, reunía todas
las características que requeríamos.
Bienvenidos a Zombieland es una de Zombies, pero en vez
de mostrarnos el apocalipsis zombie, nos manda a unos meses después, en los que
la mayoría de los incompetentes ya están muertos y sólo quedan los expertos
asesinos de zombies. Este puñado de tarados de lo más delirante se ven
obligados a colaborar, pues parece que existe un pequeño reducto donde apenas
hay zombies, pero bueno, si no son los no-muertos, el peligro está entre los vivos,
¡cómo no!
Y bueno, vaya bastardada. La película es un continuo de
burradas a cada cual más salvaje. Entre las reglas para sobrevivir, las
coreografías absurdas y lo zumbados que están todos los personajes, Bienvenidos a Zombieland es una película
en la que cualquier cosa puede pasar, en la que todo está permitido, pero nada
queda fuera de lugar. Todo sea por unas risas.
Cada uno de los personajes es para dar de comer aparte.
Tal como decía Tina Turner en Mad Max 3: “¿Sabes quién era yo? Nadie. Salvo que
el día después estaba viva. Y tuve la oportunidad de ser alguien”.
1) Columbus era un pringado friki devoto del WOW e incapaz
de la más mínima relación social. No sabía que tenía la mejor base teórica para
sobrevivir al apocalipsis. Si no sabes hablar con la gente, ¿Qué mejor que no
haya con quién hablar? Jesse Eisenberg sabe que es de lo más hostiable, y vaya
si se regodea de ello.
2) Talahasse es un paleto de la América profunda que ha
descubierto su verdadera vocación tras el apocalipsis. Un Woody Harrelson más
pasado de página que nunca, con sombrero de vaquero y botas de cocodrilo, es el
alma de la película. Todo sea por unos Twinkies. En una cosa tiene toda la razón: “Mi madre siempre decía que un día sería
bueno en algo. ¿Quién hubiera dicho que sería un buen mata-zombies?”
3) La carismática Emma Stone da vida a Wisconsin, lo más parecido a alguien con
seso dentro de todo este percal. Jugando a ser más astuta que nadie, gatita
desvalida cuando conviene y reina del
gatillo fácil cuando toca. Pocos son capaces de plantar cara con éxito a
Harrelson a la hora de ser el más gamberro
del barrio.
4) Little rock, interpretada
por la todavía niña Abigail Breslin es cualquier cosa menos una pequeña
desvalida. A pesar de las obvias deficiencias físicas (¿12-13 años?), se las
vale con ganas para sobrevivir, con un puntillo de mala idea malsana muy bien
buscada.
Y 5) Bill Murray que, bueno, es Bill Murray.
Sentido, lo que es sentido, la película no es que tenga
mucho, pero oye, tampoco es que importe demasiado. La película es un puro
correcalles a cosa de unos zombies bien mortales, pero que te puedes tomar a
choteo con gusto. Matar gente puede no estar del todo bien, pero matar zombies
es siempre un despiporre.
No es que haya mucho más que se pueda explicar. Bienvenidos a Zombieland es una
gamberrada de tiros, cabezas volando y bastardadas varias. Un pasatiempo banal
que tiene la gracia de situarse en un punto inusual de las tramas de zombies,
cuando la sociedad ha desaparecido y ya solo quedan los curtidos (y zumbados)
supervivientes. Da gusto cuando una
película quiere ser una chorrada bien grande, lo sabe, lo es y se regodea de
ello.
Nota: 6 (con sus
matices)
Nota filmaffinity: 6.6
Al final, los dos que vinieron con ganas de marcha se
fueron bien contentitos a casa y durmieron felices y calentitos. Si es que no
hay como una escopeta de doble cañón para poner tierna a la gente…
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