Después de un libro más lírico y sosegado (¿soso?) como
ha sido La monja y el capitán,
permítanme ponerme un poco más brutote y tirar por una hamburguesa llena de
acción, tiros y matanzas, que hace bastante que no me ponía con uno de estos.
Un poco de Warhammer, que la violencia sin sentido es siempre bienvenida aquí
:p
Título: Ravenor
Autor: Dan Abnett
“En un
futuro desgarrado por la guerra, durante el cuadragésimo primer milenio, la
Inquisición libra una lucha secreta contra los enemigos más siniestros de la
humanidad —los alienígenas, los herejes y los demonios— para proteger el
Imperio del Hombre y las almas de sus habitantes.
El
inquisidor Gideon Ravenor, antiguo pupilo del inquisidor Eisenhorn, de infausta
memoria, es uno de los pocos elegidos para librar esa lucha. En el inicio de su
carrera quedó tullido en el atroz episodio de la Puerta Espatiana, en Tracian
Primaris, y confinado en un sistema de soporte vital que le impide el contacto
físico con el resto del universo.
Mediante su
grupo de agentes de campo de élite, el inquisidor Ravenor debe utilizar sus
grandes poderes psíquicos para investigar el subsector Angelus, donde un poder
sombrío y desconocido está esclavizando las mentes tanto de los ricos como de
los pobres. Ravenor se ve obligado a llevar a su equipo hasta las fronteras del
espacio imperial y a luchar por sobrevivir ante un enemigo tan implacable y
poderoso como él mismo.”
Como he dicho antes, el cuerpo me pedía marcha, y marca
es lo que he tenido. El libro se ha disfrutado entre bastante y mucho. Abnett
me ha proporcionado una buena dosis de acción sin complejos y una trama de lo
más viciante para seguir página tras página.
Por otro lado, hay algo curioso que me ha ocurrido con
este libro. Por primera vez con un libro de la franquicia, no me he sentido
dentro del cuadragésimo primer milenio. No hay ni rastro del mundo ominoso y
oscuro tan particular de la franquicia. Más me parece estar ante una versión
muy raruna de un X-men espacial, como si los Guardianes de la Galaxia se hubieran
mezclado con la escuela mutante para pegarse una parranda espacial, hay, no sé
como decirlo, muchos detallitos muy característicos.
Pero bueno, como mola ver actuar a un Inquisidor Imperial
en toda su gloria (lo único reconocible del Universo). Encima en este libro,
que se aleja del típico matademonios tentaculares o del que lucha contra
horrores incognoscibles. En este caso, nuestro Inquisidor se inmiscuye en un
asunto de tráfico de drogas de origen más que dudoso (La primera vez que algo
así es tratado en la franquicia, creo), no en vano, Ravenor es un Inquisidor
del Ordo Xenos, estas cosas son su especialidad.
Otra de las gracias del libro es que el Inquisidor
Ravenor lo narra para sí mismo, como si estuviera grabando sus memorias a
micrófono, explicándonos que ocurre. No
obstante, en realidad se trata de una narración omnisciente muy particular,
pues, debido a su condición, Ravenor observa la acción desde el exterior,
supervisando a sus subordinados y gestionando sus talentos. Es un modo de leer
el libro que aporta mucha frescura, a su modo, mola mucho. No discutiré lo
mucho que recuerda al personaje de Charles Xavier, de los X-men, pero bueno es
un poquito…
Pero bueno, el libro es otra muestra del talento de
Abnett a la hora de escribir caracteres que se clavan bien en el lector a lo
largo de todas las páginas hasta la llegada (o no) del amargo final.
Así pues, el libro está protagonizado por el Inquisidor
Ravenor. Los lectores más avezados
ya lo conocerán, pues es un personaje secundario dentro de la estupenda saga
del Inquisidor Eisenhorn. Deformado y recluido en una silla de ruedas tras un
ataque alienígena, se aprovecha de su imponente imagen para realzar el efecto
que produce la autoridad Inquisitorial. Se relaciona con su alrededor mediante
telequinesis, poderes que aprovecha para hablar con su gente a distancia,
generar infinitas cámaras de vigilancia casi dónde quiere y luchar de vez en
cuando contra otros entes psíquicos que pasan por ahí. Carisma a raudales para
un remedo de Xavier que no rebaja (o justo es por ello) la gracia que hace cada
uno de sus momentazos.
El principal de sus secuaces es el cazarrecompensas Harlon Nayl, un malhumorado y entrañable brutote que siempre está en
todos los fregados gracias a su experiencia con multiples armas y su capacidad
de cuerpo a cuerpo. No digo que se parezca un muchito a Lobezno, pero es
bastante así. Es probablemente el personaje con más páginas y más escenazas de
acción con las que se queda muy a gusto. Se hace querer el jodío.
El papel de Jean Grey, o de psíquica peligrosa y
misteriosa, de pasado oscuro pero mortalmente leal corre a cargo de la antigua
Hermana de Batalla Patience May. Siendo,
probablemente, el más inteligente de todo el grupo, actúa con cierto desdén,
consciente de su superioridad intelectual, lo cual hace bien divertido leer
como se mete en líos y sus compañeros tienen que salvarle el culo.
El equipo de Ravenor es bastante más amplio, pero actúan
en papeles mucho más secundarios. De entre ellos sólo destacaría a la acróbata Kara Swole. Esta suerte de Robin es el personaje que más se acerca
a ser bueno dentro del hatajo de granujas que componen la escuadra
inquisitorial. Siempre atenta a los problemas de sus compañeros, buscando la
manera de ayudar y de dar un poco más de sí para arreglar los problemas,
mientras mantiene una actitud de ligera irreverencia con mucha chispa, lo que
hace que se le coja cariño, de la que lamentas más que las cosas no
le vayan bien.
Abnett realiza un gran trabajo siguiendo su estilo, lleno
de una prosa ágil, de buena escritura, acción coreografiada a buen ritmo,
personajes que se hacen querer, ese punto de amarga emoción que te obliga a
seguir leyendo y un buen puñado de momentazos que convierten este libro en un
buen placer culpable del que disfrutar. El mundo que se construye es extraño
para el 40k, un mundo de frontera, en los límites de la galaxia del Imperio de
la Humanidad, donde el contacto con seres de humanos está más normalizado
(dentro de lo que cabe). Es una ambientación inusual, pero vaya si mola.
Curiosamente, su inusual planteamiento puede servir para
que el profano se introduzca en la franquicia, al no ir tan a fondo dentro de
la barroca imaginería de Warhammer 40k. Quizás Eisenhorn serviría mejor para ello, pero igual no todos los
estómagos están habituados a la acción bélica más brutal.
En fin, Ravenor
tiene lo que debe de tener. Emoción, personajes molones, una trama peliculera
bien hilvanada y acción de primera. Se le puede echar en cara que no acaba de
ser reconocible como un libro del cuadragésimo primer milenio, pero se disfruta
cosa mala. Eso sí, se me ha hecho corto, muy cortito.
Nota: 9
Nota Goodreads: 4.27/5
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