Y se acabó la trilogía. Vaya si se ha disfrutado.
De pequeño ésta es la que más me gustaba. Es en la que los buenos ganan más
mejor, con la batalla espacial más molona y las mejores peleas de espadas. Como
niño no pedía más. Con los años, aprendí a apreciar que es la más floja de la
trilogía original, pero eso no quita que sea, igualmente, un ejemplo de cómo
hacer una gran película de aventuras. Desde el primer momento mantiene un
ambiente de expectación y puro exotismo. La promesa de grandes aventuras está
siempre presente. El ritmo es vivísimo,
con una sucesión de escenas molonas continua.
Situémonos en la historia. Otra vez, ha pasado un largo tiempo tras “El
Imperio contraataca”. Luke ya se ha convertido en un Caballero Jedi, la
Estrella de la Muerte está casi reconstruida y la Alianza Rebelde se prepara
para un golpe final al Imperio. Pero antes hay que rescatar a Han, congelado en
carbonita dentro de los dominios de Jabba.
Como ya he comentado, ésta es la película más floja. Es pura diversión pero
el guion es considerablemente simple. La evolución de los personajes durante el
film es nula, pues para la trama ya han llegado donde tenían que llegar. No se
quiere abrir tramas ni complicar la historia. Ahora toca concluir y cerrar todo
con un colofón inolvidable. Es lo que se propone y es lo que consigue.
A diferencia de las dos películas anteriores, no se esfuerza en expandir el
Universo. Sí, Endor aparece, pero me refiero a que Star Wars ya es un Universo
maduro. Existe por sí mismo. La historia está ya lanzada y el espacio para el
drama se reduce. Hay unos buenos, unos malos y los buenos ganan -que es lo que
queremos todos los niños de doce años-. Los Ewoks pueden parecer algo tontos,
pero a mí no es nada que me haya molestado nunca, la verdad. Echo más en falta a
un Solo que sólo se dedica a soltar chascarrillos sin parar.
En lo que sí hay evolución es en los efectos especiales, exageradamente
superiores a los previos. Perfectamente usados. El mundo generado está VIVO. Geniales las persecuciones en moto –variadas e
intensas-, el palacio de Jabba –lleno de exotismo y perversión- y el asalto
final del Halcón a la Estrella de la Muerte. Sorprende que sólo hayan pasado
seis años desde la primera entrega.
Pero bueno… a fin de cuentas no es por la profundidad de su guión por lo
que destaca Star Wars, sino por su imaginación y su capacidad para penetrar en
el imaginario colectivo. Y aquí vamos bien servidos:
- - Vader se redime
- - Luke deja de ser un flojo
- - El Emperador despliega toda su gloria
- - La lucha con el Rancor
- - La pelea en el pozo de Sarlacc
- - La batalla en Endor (que los Storm Troopers
no son clones, ¡coñe!)
- - Y, otra vez, KA-BOOOM!
Y vaya clímax final: la batalla de Endor, la incursión al núcleo de la
Estrella y el duelo mental entre El
Emperador y Luke por el alma de Darth Vader. Carisma a raudales y un perfecto
manejo del tempo para proporcionar un
final mítico y eterno. El bien y el mal, que dilema.
Es diversión sin complejos. Un broche de oro para hacerte disfrutar durante
casi dos horas sin recurrir a trucos baratos, sólo con honestidad e
imaginación.
En fin, la guerra civil ha acabado. La República se ha impuesto de nuevo al
Imperio. Los males pasan, y nosotros sonreímos al comprobar como lo festeja la
galaxia entera, y especialmente nuestros protagonistas. Eso sí, mirando de
reojo a tres jedis que han salvado a la galaxia, Yoda, Obi-Wan y Anakin, ahora
reconciliados y en paz. Gracias Lucas por tener una imaginación tan hipnótica y
fantástica. Simplemente, gracias.
Nota : 9
Nota filmaffinity: 7.9
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