El cuento más famoso para ver en Halloween –aunque sea una película
navideña- es la estupenda e imaginativa Pesadilla
Antes de Navidad. Sus autores volvieron a colaborar quince años después
para realizar otro ejercicio de pura magia y fantasía y, ya que nos lo
re-emiteron en el cine, decidimos disfrutar del interesante ambiente de esta
aventura mágica.
Desde un primer momento podemos ver que esta adaptación de la novela de
Gaiman es una propuesta que sabe ser diferente. Es fácil identificarse con la
Coraline inicial: llena de frustración, ignorada por sus seres queridos y
deseando tener una vida completamente distinta de la suya. El azar propone un
giro radical de su rutina, convirtiéndola en el centro de un mundo lleno de
colores, magia y sueños cumplidos que gira a su alrededor. Todo está al alcance
de su mano, pero no todo es tan bonito en el reino de los botones. Los grandes
sueños requieren de un peaje muy alto y, a veces, unas renuncias pavorosas.
Los Mundos de Coraline rebosan buen gusto y talento visual. Las situaciones
estrambóticas se mezclan con detalles brillantes y mágicos, componiendo un
Universo que es toda una invitación a imaginar, a dejarse llevar y huir de una
realidad huraña y desagradable, pero como la sonrisa que esconde una bestia,
también es hogar de pesadillas, dónde la salvación y el peligro se acercan más
de lo debido.
El diseño que subyace en todo el film es magnífico, fabuloso. Es
terriblemente tétrico y, al mismo tiempo, prodigiosamente colorido. Es
entrañable y desconcertante. El preciosismo y el lujo por el detalle convierten
su visionado en puro placer, tanto disfrutando de lo que aparece en pantalla
como admirando las sutiles diferencias entre la realidad y su twisted twin. Las escenas en el jardín
tenebroso son canelita pura, un desborde de imaginación bellamente plasmado.
La novela de Gaiman es una encantadora historia tenebrosa, un cuento para
niños que no es para niños, que brota de su fértil imaginación para hacer
posible lo imposible. Selick y Burton se las arreglan para destilar a la
perfección el alma que habita en su interior y aprovechan la animación para
convertirla en una realidad poderosa e impactante. Como una suerte de País de las Maravillas de nuestra era,
el reino de los Botones y sus habitantes son aterradores, excéntricos y
desasosegantes, pero al mismo tiempo deslumbrantes, cercanos y adorables. Todo
es oscuro y trágico, pero al mismo tiempo está lleno de lirismo y creatividad
sin perder ni una pizca del humor tan perverso y característico de nuestro forjador
de palabras favorito.
Su punto más débil se haya en la trama, claramente infantil, que resultará
insuficiente para aquellos más curtidos y ávidos de más complejidad. Como si
fuera un capítulo de pesadillas, su
historia es decididamente facilona, dando todo mascadito para que los más
pequeños de la casa no se pierdan. Si no fuera por la belleza y la tenebrosidad
de su animación, ningún adulto querría acercarse mucho a ella, pero pobres
niños, la de escenas enfermizas y malignas que hay para ellos. Al contrario que
su trama, su puesta en escena es demasiado adulta y terrorífica para los
pequeños y, quizás, demasiado simple para los adultos que han perdido la
capacidad de emocionarse.
En verdad es como una película de terror infantil adecuada para niños
valientes y niños grandes que quieran volver a ser pequeños durante noventa
minutos. Recomendable para todo aquel que quiera ver algo diferente, alejándose
de las propuestas más comerciales pero sin por ello perder ingenio e
imaginación. Simple y degustable como un cuento tétrico y adorable.
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.1
A mí el momento que más
"terrorcillo" me despertó fue cuando le comentaron a Coraline que
sólo tenía que hacer una cosa para quedarse en el Otro Lado para siempre. Era
de miedo ver cómo hablaban tan tranquilamente de coserse botones en los ojos y
elegir el color de los mismos...
P.D. Adoro al niño raro amigo de Coraline, tanto el real como su alter ego. Es posiblemente el personaje que más simpatía me ha despertado de toda la película, y su otro yo me dio mucha pena cuando la Otra Madre le castigó de esa forma tan... simpática por querer ayudar a Coraline
P.D. Adoro al niño raro amigo de Coraline, tanto el real como su alter ego. Es posiblemente el personaje que más simpatía me ha despertado de toda la película, y su otro yo me dio mucha pena cuando la Otra Madre le castigó de esa forma tan... simpática por querer ayudar a Coraline
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