Libro 4 de la Cesta. No
he leído nada de este hombre, pero tiene fama de pasteloso. No obstante, sus
guiones tienden a gustarme… A ver sus libros.
Título: Si tu me dices
ven, lo dejo todo… pero dime ven
Autor: Albert Espinosa
“Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que
su pareja hace las maletas para abandonarle, recibe la llamada de teléfono de
un padre que, desesperado, le pide ayuda. El caso le conducirá a Capri, lugar
en que afloraran recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su
vida: el señor Martin y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a
reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las
cosas que realmente importan.”
Y jo-der que libro más
malo y cansino. No hay una historia. Al principio el narrador, que es un pelma lleno
de autocompasión parece que quiere contarnos la desaparición de un niño, pero no,
en realidad lo que quiere es darnos el peñazo sobre lo mal que lo ha pasado
cuando rompió con su novia y lo mucho que aprendió de los dos hombres más
importantes de su vida.
El libro se situa en
terreno pantanoso, a medio camino entre una novela y una colección de aforismos
Coehlianos. Sus personajes son netamente insulsos. George y Martin son
indistinguibles el uno del otro, más allá de ser unos “viejos sabios” y del
protagonista acabamos por no saber nada aparte de que se aleja de la realidad
con demasiada facilidad. Mortadelo y Filemón contiene más trascendencia y
profundidad. ¿PERO QUÉ IMPORTA? ¡DEBES DAR UN GIRO A TU VIDA!
La historia, una mera
excusa para llenar páginas, consiste en una sucesión de flashbacks y muchos de
“te voy a contar esto, pero primero voy a contarte esta otra cosa, pero mejor
te lo acabo de contar luego”, interrumpiendo continuamente la narración y
disculpándose por ello (o.o). Creo que empieza a contarnos porqué rompió con su
pareja más de diez veces, añadiendo cada vez un detalle lacrimógeno más, para
luego volver a la narración que había quedado olvidada. Estoy seguro de que quitas los interludios
innecesarios y el libro pierde ochenta páginas.
Por si fuera poco, la
manera de escribir de Espinosa es pesada, con un abuso descaradísimo de los
puntos suspensivos – que tampoco sabe usar correctamente-, y un tono de “mira
lo mal que lo he pasado, créeme que mi dolor me ha hecho ver la verdad”. No
obstante, se las ingenia para conseguir un parir un par de situaciones
curiosas, con imágenes bien tiradas que te dejan pensando un poquito y todo. Un
par, eh, no nos pasemos. Entre ellas el propio título, que es probablemente lo
mejor de todo el libro, con un punto de ingenio que hay que valorárselo (aunque
el hecho de que el título sea lo mejor del libro dice muy poco del contenido
del mismo).
Y no hay nada más que
añadir, es que no se le puede sacar nada más al libro, pero nada. Estoy seguro
de que se podía haber explicado lo mismo en menos de la mitad de espacio y
Espinosa no hace nada interesante el alargar la broma.
No entiendo el éxito que
ha tenido este libro. Ni historia, ni enseñanzas ni emoción… Por lo menos se
lee en nada, que son 180 páginas de letra enorme y complejidad cero.
Nota: 2 (le iba a poner un 1 bien grande, pero las tres-cuatro
ideas coherentes que logra hilvanar le suben “un poco” la nota).
Nota Goodreads: 3.39/5
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