domingo, 12 de diciembre de 2021

Spiderman 3

Y seguimos con los súpers, volviendo a mi prodigiosamente rápido (jé) repaso a las películas de Spiderman, trayendo hoy la tercera entrega de la saga de Sam Raimi.

En la segunda entrega habíamos dejado a Spidey convertido en un héroe. MJ sabe su identidad y todo parecía ir viento en popa. Pero en este tiempo, Spiderman se ha vuelto famoso e imbécil y no hay nadie que le soporte. Además, se vienen Veneno, el Duende y el Hombre de Arena a tocarle las narices en una sola película.

Esta película fue la última de la saga de Raimi por algo, pues a pesar de haber tenido dos proyectos exitosos, ésta se estampó de lo lindo tanto en crítica como en taquilla, sirviendo de clausura al trabajo del director en la franquicia. A pesar de su mala reputación, tiene un buen puñado de cosas buenas. Principalmente, una acción estupenda, con coreografías imaginativas, poderes (de unos y otros) aprovechados con ingenio y un sentido del espectáculo bien medido. Además, goza de dos actores en estado de gracia para los secundarios: Kristen Dunst está muy por encima del resto con su Mary Jane (deliciosa) y J. K. Simmons ha hecho tan suyo a JJ Jameson que no se me ocurre a nadie que pueda sustituirlo (desternillante).

También se debe destacar unos efectos especiales muy logrados, que han envejecido sorprendentemente bien, especialmente si los comparamos con los de las películas de Garfield.

Más allá de esto, el acabose. Desde un primer momento se palpa un empacho de malos que no se acaba de entender. Los set-pieces de acción se enlazan con escenas que sobrepasan la vergüenza ajena, con MUCHOS diálogos embutidos con poco seso y menos sentido. En vez de servir de motivación para la acción, la interrumpen, incapaces de dar una coherencia o un armazón a la “trama” que brilla por su ausencia.

El argumento no tiene desperdicio: El hombre de Arena coge poderes y se vuelve malo “porque sí” (ambas cosas), el Duende decide que debe aparecer y matar a Spiderman porque… bueno, por lo mismo. Y el Veneno de Tobey McGuire es una de las cosas más inolvidables que ha dado el cine. Cada segundo en pantalla es carne de meme. La película no sabe a dónde va, con bandazos muy extraños, problemas de ritmo por todos lados y muchas cosas que no se sabe muy bien a qué vienen.

Algunos decían que parecían tres películas mal pegadas, como si se hubieran embutido a lo bruto y sin mirar en los larguísimos 140 minutos que dura la película. Duele comprobar como la estupenda acción y los efectos especiales de primera se echan tanto a perder con tantas decisiones erróneas (o estúpidas, directamente) en el resto de aspectos. El tiempo ha dado con alguna luz a estos problemas: por lo que parece, Raimi tenía una cuarta película firmada para realizar después de ésta, y ya había hecho algunas tomas para mostrar qué quería hacer. Sin embargo, todos estaban un poco hasta las narices (es decir poco) de las tontunas de Tobey McGuire y, en algún momento del rodaje, se enquistaron las negociaciones para que éste renovara –entre otras cosas-, con lo que desde arriba cancelaron la aparición de una nueva entrega. Sin embargo, había gustado lo que habían hecho con el Hombre de Arena (que iba a ser el malo de la cuarta, junto con el Duende) y exigieron meter todo en una película. Por si fuera poco, nuestro ínclito McGuire decidió que, para lo que le quedaba en el convento, se cagaba dentro, así que hizo la vida imposible al resto. Al final, un cagarro de producción hecha a toda prisa con muchas ganas de ventilar el tema e irse a otra cosa.

En fin, Spiderman 3 es más que una mala película. Es una película que decepciona porque se perciben las mimbres de lo que podría haber sido una buena historia de súpers que se echa al traste por decisiones de producción (podemos discutir si entendibles o no). Se le puede valorar por las cosas buenas que tiene (la acción y los efectos especiales funcionan como un tiro) a pesar de que apenas funcione en el resto de aspectos.

 

Nota: 2

Nota filmaffinity: 5.4 

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