Buenas,
buenas, buenas. Seguimos con esta ronda de Recomendaciones del año, que llegan
tarde, pero llegan. Pasamos pues, a las películas, que también tienen su
espacio. De la misma manera que ha ocurrido con los libros, este año ha habido
cosas realmente preciosas. He hecho repasos de sagas que tenía muchas ganas de
repasar, he conocido mitos del cine que cualquier cinéfago debe disfrutar (o
no) y, realmente, me lo he pasado en grande. Así que también debo decir que me
ha costado mucho escoger y un buen puñado de films que se merecerían estar por
aquí se han quedado fuera. Pero bueno, es lo que hay, entran tres y no me
apetece romper mis propias reglas.
Pongámonos
manos a la obra.
LO
MEJOR
Este
año he repasado una de las sagas que más me han hecho vibrar en toda mi vida.
Pongo sólo La comunidad del Anillo como representante de la trilogía de
Peter Jackson, pero cualquiera de sus dos compañeras podría haber estado aquí.
La gloria de esta historia es tal que no puede ser compartimentalizada en
partes o películas individuales. Las tres forman parte de una única película,
grandiosa, épica y madura –la mejor película de 9h 18 minutos jamás realizada-
que orbita en torno a Gandalf, los Hobbits y el anillo. Una obra de orfebrería
de tamaño mastodóntico que da vida a la fantasía épica de la mejor manera
posible.
Otra
factoría con la que me he reencontrado este año es el Estudio Ghibli, de los
que he visitado casi todas sus grandes películas (otra vez). Algunas de ellas
han tenido su primera reseña, por lo que he decido colocar El viaje de Chihiro como máximo representante de la
fantasía de la que el estudio es capaz. Este viaje a través del más allá de una
pequeña en busca de su nombre contiene belleza en la pantalla, historia
fascinante, diálogos absorbentes y personajes inolvidables. Es, pues,
obligatorio apreciarlo como un regalo del cielo, del que se me hace difícil
encontrar palabras para expresar lo mucho que me impresiona. Pocas películas me
hacen desear poder olvidar haberlas visto, sólo para poder volver a fascinarme
de la cándida manera en que lo hace un primerizo espectador.
La
otra trilogía que he visitado con alegría este año ha sido la realizada por
Sergio Leone, allá por los años 60, la trilogía del dólar. He conocido al
hombre sin nombre, al Coronel Mortimer y a Tuco. Las tres películas comparten planos
enormes y extraños, exageración de la épica, dilatación del tiempo y el
espacio, explosiones de violencia exacerbada… Una revisión del western que
inventó un género a cargo de un director que sabía (o no) muy bien lo que hacía
y un puñado de actores en estado de gracia. He escogido La muerte tenía un precio por ser la
que tiene más empaque y una diversión más pura, pero cualquiera de sus
compañeras podría haber sido escogida. Poco más voy a añadir. Muchos otros lo
han explicado mejor. Sólo que tenéis que verla y ya.
Y
recordad: Hay dos tipos de personas, los que tienen pistola y los que cavan. Y
tú cavas.
Vale,
estoy de acuerdo que las tres elecciones son obvias, pero es que cuando se
reseñan tamañas preciosidades, seguro que se va a escoger algo conocido. Si le
habéis echado un repaso al año, veréis que también se ha quedado mucha canelita
fuera (y de la buena, buena).
LO
PEOR
Yéndonos
a la peor película, qué menos que detenernos en la típica película de Antena3
de domingo tarde, que no sólo he visto, sino que encima me he obligado a
reseñar. La acusación de Rachel es un thriller convencional que se basa
en la investigación de un asesinato tremebundo para llamar la atención, que
repasa (mal) todos los tropos del género y goza de unas actuaciones
cuestionables. No obstante, no se trata de una película que desborde cutrez ni
se regodea en su falta de cualidades. Se trata de un simple film anodino
destinado a rellenar las parrillas televisivas sin ningún aspecto destacable. Sin embargo, no resulta ofensivamente
vergonzosa. Es mala, y ya.
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