jueves, 11 de abril de 2019

La acusación de Rachel


Érase un día destos tontos en que uno amanece en casa de los suegros con una resaca bien gordota, por lo que no hay ni fuerzas para cambiar de canal, por lo que no hay más remedio que dejar lo que está puesto y tratar de sobrevivir al proceso. Alguna vez ha coincidido que la película es buena (Dias de trueno), otras es un esperpento original (El hombre de los puños de hierro) y hay veces que toca una de estas de Antena 3 que es perfectamente olvidable.

Rachel es una adolescente que ha sido testigo del asesinato de su mejor amiga durante un atraco. Cuando el caso se vuelve mediático, su madre adoptiva toma medidas para alejarla de la vida pública, pero a medida que avanza la investigación, vamos conociendo que la jovencita no es tan dulce y angelical como pareciera ser en un principio…

En efecto, tal tremebundo argumento casa sin problemas con la típica película de domingo tarde de Antena3. En este caso, proveniente de Canadá, imagino que en uno de estos packs que se compran al peso a cambio de tener los derechos de poner alguna que otra película importante.

En este tipo de películas siempre encontraremos una muerte brutal, unos malos malisisimos muy pasados de rosca, buenas dosis de carnaza repartidilla por ahí y un buen montón de morbo embutido para captar nuestra atención. Poco importa que el argumento falle a la hora de tener un mínimo de lógica o que el ritmo brille por su ausencia, pues los hechos están pensados para revolver tus entrañas con saña.

Con un guión tan poco trabajado, encontramos que los diálogos son entre pueriles y risibles, bordeando peligrosamente la vergüenza ajena de forma involuntaria. Dirigido sin ningún tipo de personalidad por Jem Garrard, un veterano en estas propuestas digestivas, se contenta con tener unas cuantas caras bonitas recitando sus frases con mayor o peor fortuna, sin siquiera dedicar un leve esfuerzo a que las actrices interpreten con un mínimo de verosimilitud, pues son capaces de decir “te quiero”, “qué buen día hace” y “vas a morir” con la misma expresión imperturbable.

A ello se suma una puesta en escena pobre, con encuadres realizados con el piloto automático y un despliegue de medios más reducido incluso que las opera prima de fin de carrera del ESCAC.

Obviamente, se trata de una película perfectamente convencional, con una personalidad cercana a cero y predecible desde el segundo 1. No obstante, no se trata de una película que desborde cutrez ni se regodea en su falta de cualidades. Se trata de un simple film anodino destinado a rellenar las parrillas televisivas sin ningún aspecto destacable. Sin embargo, no resulta ofensivamente vergonzosa. Es mala, y ya.

Nota: 2
Nota filmaffinity: 3.3

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