Y saltamos a otra
película de animación de Movistar+. Hay veces que no te apetece pensar mucho
que ver y su aplicación de cine saca de apurillos. Madagascar 3 fue de estas películas
que me dio un señor perezote ir a ver en el cine. Ya la segunda entrega me
pareció bastante floja, dándome la sensación de que estiraban el cicle de una
primera parte fresca y divertida. Cuando se presentó esta tercera entrega y vi
el planteamiento y el tráiler… Como que se pasaba bastante de rosca y no me
molesté mucho en su existencia. Cosas tontas que hace el aburrimiento.
Así pues tenemos a
Alex el león, Marty la cebra, Melman el jirafa y Gloria la hipopótamo que
habían decidido quedarse a vivir en África al final de Madagascar 2. Después de
unos años de inmenso aburrimiento, deciden que ya es hora de volver a Nueva
York, por lo que emprenden un accidentado viaje que les lleva por media Europa.
La aparición de una implacable policía francesa que busca cazar a Álex para
ponerlo en su pared les obligará a enrolarse en un circo de animales.
Entremedias, aprenderán sobre el poder de la amistad, la necesidad de
divertirse en la vida y el esfuerzo necesario para cumplir con los sueños de
cada uno.
A primera vista,
puede parecer incluso un planteamiento convencional para una película destinada
a los más pequeños. A la que le echéis un vistazo al tráiler comprobaréis que
la cosa parece más bien urdida con una buena dosis de estupefacientes. Es una
película que se pasa (y mucho) por el absurdo, perdiéndose cualquier tipo de
sentido o lógica y desdibujando a unos personajes que no se parecen en nada a
cualquier cosa que fueron previamente. Sin embargo, este mismo ambiente chorra
le permite gozar de una insolencia gratuita que no tenía previamente, con lo
que los chistes se deslizan sin complejos y ningún tipo de vergüenza. Se ríe,
por tanto, gozosamente de sí misma tanto como de los tópicos de estas películas
(que igualmente usa).
El detalle más
valorable de Madagascar 3 estriba en
su inesperada belleza. A diferencia de los agrestes (y desnudos) paisajes de la
sabana, aquí tenemos paseos por Mónaco, Roma, Londres o los Alpes Suizos,
retratados con mimo destacable. El diseño de todos los paisajes y los
diferentes escenarios es realmente bonito, permitiendo disfrutar la vista
incluso cuando la lógica o la gracia no nos llamen especialmente. A destacar
las actuaciones del circo, puro descontrol lisérgico que vale la pena por sí
mismas y constituyen lo mejor de la película con diferencia.
Y es que este estilo
se hace necesario para soportar una historia que no guarda apenas sentido y
unos irregulares chistes que no funcionan todo lo que deberían. El caso más
flagrante es el de los pingüinos, que pasan de ser los secundarios que salvan
la película a dar verdadera vergüenza ajena. Se agradece cuando los gags tiran
hacia el slapstick facilón con la implacable policía, pues funcionan bastante
mejor que cuando la película juega a ponerse ingeniosa o trascendente.
Esto se traduce
también en una película que avanza a trompicones. Parece más bien que se tenían
unos set-pieces pensados (y muy bonicos) y luego se ha buscado la manera de
enlazarnos sin que explote un poco el engendro. Queda un poco así asá, con unos
baches bien profundos que amenazan con echarte de la película. Por otro lado,
hay que reconocer que tanta ida de olla le permite ser impredecible, ganando
una frescura necesaria para que los mayores de 10 años puedan pasar la
película.
Hay que reconocer
que al final entretiene, que ya es. Puede que no valga gran cosa en su
conjunto, pero algún que otro chiste funciona y luce realmente espectacular (lo
mejor con diferencia). Permitirá a los más pequeños pasar 90 minutos bien entretenidos
sin ser pesada para el adulto que deba supervisar la jornada.
Un último apunte,
con tanta fumada, la única manera de superarlo es mandar al grupo al espacio o
así…
Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.9
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