Sin sutilezas ni compliaciones. Olor a neumáticos quemados, gasolina y coches de carreras. Velocidad y emoción que harán las delicias de cualquier fan del automovilismo que se precie. ¿Acaso se necesita más para pasar un buen rato?
Tom Cruise es Cole Trickman, un joven recién llegado al
mundo de las carreras NASCAR. Impetuoso, osado y a veces temerario, tiene un
buen equipo, calidad y el punto de locura necesario para buscar el título. Sin
embargo, su juventud e inexperiencia le provocan malas pasadas y tendrá que
vencer a sus miedos para poder triunfar.
El argumento es la base típica para cualquier película de
deportes, en este caso basada en el mundo de las NASCAR, las espectaculares
escenas de carreras junto con la inestimable colaboración de un actor tan
carismático como Tom Cruise hacen de esta película un producto de
entretenimiento perfectamente disfrutable para los fans de las cuatro ruedas.
ACTORES: Tras hacer Top
Gun, Tom Cruise se había convertido en una estrella del cine. Como tonto
nunca ha sido, aprovechó su fama para hacer una serie de películas con él como
protagonista absoluto y usar su inmenso carisma para llenar taquillas -Esta película
sin Tom Cruise no valdría ni la mitad de lo que vale-. Se dedica a hacer lo que más sabe (de
guaperas carismático) y se rodea de un elenco de actores que no le hace sombra
pero que tampoco desentonan. Ninguno se luce especialmente, pero no destacan
negativamente. No es una película que requiera mucho de los actores, que se
dedican simplemente a cumplir.
DIRECTOR: La película podría haber sido simplemente visible y olvidable, ya que la historia no es precisamente para tirar cohetes y ninguno
de los actores destaca por su trabajo. Ahí es donde destaca el buen hacer de
Tony Scott para las escenas de acción. La mayor parte del metraje se centra en
las carreras de coches, que Scott rueda maravillosamente para pegarnos al
asiento con escenas de acción y adrenalina vibrantes y emocionantes. Carreras
perfectamente coreografiadas, con una música deliciosamente machacona para
ponernos en escena. En definitiva, entretenimiento con estilo y elegancia.
GUIÓN: La historia es una mera excusa para pasarse cincuenta
minutos rodando en circuitos. Se trata de dar un mínimo de profundidad a los
personajes para que no todo sean carreras y haya algún tipo de motivación por
competir. Guión simple y efectivo para entretener sin buscar ningún tipo de
lucimiento.
Quién espere ver una obra maestra, se ha equivocado de película.
Días de Trueno es una película para
soltar adrenalina y vibrar con las carreras. Un actor tremendamente carismático
y unas escenas de carreras muy bien filmadas la convierten un referente para
todos aquellos apasionados de la gasolina y los coches de carreras, que
disfrutaran como niños pequeños con la cinta (los no-fans, mejor abstenerse).
Nota: 6
Nota filmaffinity: 4.8
(Admito que está más cerca del 5 que del 6, pero mi nota es
una (débil) forma de premiar al cine de coches de carreras, simple y ligero,
pero que siempre entretiene cuando se hace con ganas y personalidad).
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