Si papá Spielberg hace algo, es casi obligado verlo, ya que
suele valer la pena. Eso si, no siempre le acaba de quedar bien…
La película sigue la historia de un purasangre que nace en
un pueblecito inglés. Es un magnífico ejemplar equino y despierta admiración
allá por donde pasa. A lo largo de su vida va teniendo diversos amos, cruza el
canal de la Mancha y se ve envuelto en diversas batallas de la I Guerra
Mundial. Su único objetivo es sobrevivir para volver a reunirse con Albert, su
primer amo.
El mayor problema al que se enfrenta la película es su
mezcla de edulcorante con horror. Dejando de lado lo inverosímil de su historia
-hay demasiadas escenas inexplicables-, toda la película está plagada de
momentos destinados al público infantil y que provocará el rechazo de
cualquiera con más de diez años de edad. Unido a ello encontramos retratada toda
la crudeza de la guerra (pero sin sangre ni vísceras) en mas de una escena,
que provocará el rechazo de cualquiera con menos de diez años de edad. Como fácilmente
podremos darnos cuenta, la película tiene un serio problema que lastra el
grandísimo trabajo realizado.
ACTORES: El elenco es amplio, extenso y bien escogido.
Todos los actores realizan un gran esfuerzo para ser creíbles y transmitir
sentimientos de amistad, superación, amor… No me acaba de gustar que a los
“extranjeros” les hagan hablar inglés con acento, pero bueno, se puede entender
que a los niños no les guste leer en una película y el acento ya sirve para
adivinar el país que toca en cada momento. A destacar el trabajo de doma de los
diversos caballos, ciertamente magnífico y que debe de haber costado horrores
en algunos momentos. Los caballos “hacen” unas interpretaciones magníficas y
hay momentos en que ves a algunos de ellos hacer gestos totalmente humanos. Cualquier
admirador de los caballos seguro que disfrutará de esta película, ¡sin duda!
DIRECTOR: A estas alturas, hablar de la pericia tras la
cámara de Steven Spielberg es innecesario. El Rey Midas es uno de los más
hábiles narradores de todos los tiempos, un pintor de imágenes, un realizador
con una elegancia innata en su planificación que otros jamás tendrán. Caballo de Guerra es un plato visual de
maravilloso gusto, todo elegancia (como digo) y belleza, gracias a la
colaboración de Spielberg y Janusz Kaminski en la fotografía (que homenajea por
partes a David Lean, a John Ford y, muy claramente al final, a la mítica escena
de Vivien Leigh de Lo que el viento se
llevó. Ya saben, la de "A Dios pongo por testigo..."). La primera
hora es simplemente perfecta en su planteamiento y la elección de cada escena.
El final roza también esa perfección a pesar de su exageradamente forzado happy ending. Todo el conjunto
desprende una emotividad apabullante y una clara añoranza de un cine más
elemental, más primario, más cercano a las emociones de la gente. Las escenas
de batalla -que las hay, y unas cuantas- son simplemente magníficas. En Salvar al Soldado Ryan Spielberg dio una
lección de cómo se tienen que rodar las películas de guerra y aquí vuelve a
demostrar que no se ha olvidado de ello. La carga de caballería o las salidas
de las trincheras son escenas al alcance de muy pocos. Me parece muy curioso
que, habiendo hecho una guerra tan gráfica como en Ryan, en ésta no vemos ni una gota de sangre, ni una mala
explosión, ni visceras en ningún momento e incluso con algunos momentos duros
algo dulcificados -la ejecución en un off escogidísimo-.
GUIÓN: Parece que Spielberg tenía tantas ganas de hacer una
película de caballos en medio de la IGM que se olvidó de darle un guión con
empaque. El caballo va pasando por diversos amos a modo de mini-capítulos
dentro de la historia (anda que no es gafe el jodío caballo). Cada uno de ellos
funciona bien por separado, pero a la que empiezas a cogerle el sentido al
“capítulo” y empatizas con el personaje, se produce un cambio que provoca la
aparición de un nuevo amo, dando la impresión de que la película va un poco a
trompicones. Sólo las escenas de Albert son mas largas, aunque en ellas hay
demasiada casualidad y buenismo. La película avanza muy lentamente y quizás se
podrían haber saltado alguna escena para dar un poco más de vidilla.
Lamentablemente, la mezcla de géneros no funciona de ninguna manera. No se
puede hacer una película bélica para niños. Ni aunque seas Spielberg.
La historia está perfectamente narrada -aunque lenta-, el
contexto histórico es creíble y está espectacularmente recreado, encontramos
algunas escenas sobrecogedoras pero también un tono de fábula infantil que al
final pasa factura. Todo esto es Caballo
de guerra: una mezcla imposible de crónica de guerra y cuento para niños,
muy buena en las dos facetas, pero indigesta en su mezcla. En conjunto, ni es
bélica, ni es para niños.
Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.7
Nominada a los Oscar en todos los aspectos técnicos
-normal- y a mejor película (!), pero no se llevó nada -normal-.
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