Y
volvemos a las reseñas normales contra otra ronda de chorradas. Aquí nos
metemos en el Universo DC, que llevaba mucho tiempo a la deriva, sin saber bien
para dónde irse, funcionando mucho mejor cuando se dejan de universos
compartidos trascendentes y se dedican sólo a divertir.
Ésta
no es una película que tuviera previsto ver. Aquaman no me ha atraído lo más
mínimo como personaje y el universo DC ha sido lo que ha sido. Por mucho que
esté el Momoa por ahí y dirigiera James Wan, no es que pensara molestarme.
Y
va y acabé en el cine. Y al salir, qué dos horas más divertidas oiga. Tal como
consiguió resucitar la saga de Fast and Furious,
Wan ha creado, sin que nadie se lo esperara, la película más gozosamente
divertida del Universo DC. Consigue que nos creamos a Aquaman y reventó las
taquillas de medio mundo.
Quizás
lo más importante es que la película sabe que es una petardada. Wan se ha
dedicado a meter la mayor cantidad de idas de olla que ha podido y le ha
permitido el armazón argumental. Pocas películas puedes encontrar con unos
fuegos artificiales tan gratuitos y tan bien acometidos. Además, a diferencia
de otras propuestas de este estilo (Dioses de
Egipto), aquí hay alguien con cerebro tras las cámaras, por lo que el
espectáculo es de primera, sin acercarse (aunque parezca imposible) a la
vergüenza ajena.
Como
Aquaman ya había aparecido en La liga de la Justicia,
Wan no tiene que presentarlo y le basta dejarlo en la casilla de salida. Por
ello, puede contar su historia sin apenas condicionamientos y meter todas las
burradas que se le ocurran. Y es lo que hace. A partir de su considerable
músculo financiero, hace un poti-poti de las mejores historias del cómic del
héroe acuático, lo mezcla con estética de videojuego y se embarca en el
espectáculo de fuegos artificiales más bruto posible.
Además,
tiene la suerte (ejem) de que Momoa fuera consciente de la cantidad de dinero
que se estaba jugando. Si quería seguir cobrando el mismo dineral, tocaba darlo
todo y no perder un momento en tonterías. Así que sí, tenemos a un Aquaman
super-mazado y testosterónico con una dosis de autoparodia muy bien buscada. Mi
Aquaman favorito siempre había sido Vincent Chase, pero Momoa lo da todo e
incluso consigue que el traje naranja le quede bien. Otro actor no hubiera
funcionado tan bien, imposible.
Igual
es que no esperaba nada, pero han sido dos horas divertidísimas. Una propuesta
de nula trascendencia pero mucho más disfrutable que las versiones de BatmanVSuperman
o La liga de la justicia. Tienes una
película muy bien ambientada, acción trepidante, algo de coherencia y muy
diferente a la fórmula Marvel. ¿Por qué DC no puede hacer estas cosas más a
menudo? Por ahora sólo se lo hemos visto a Wonder Woman y a
ésta, fracasando estrepitosamente en el resto de sus propuestas, mucho más
darkzzz y seriotas.
Hace
lo que una película de súpers tiene que hacer: MOLAR. Es una fumada gigantesca,
con 120 minutos de poco sentido y mucho horterismo, pero lo es tan a lo bestia,
con una acción tan bien parida y unas bastardadas tan logradas que uno no puede
sino divertirse. De las pocas de DC que hay que ver si te gustan este tipo de
películas.
Nota:
6
Nota
filmaffinity: 5.8
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