viernes, 27 de diciembre de 2019

Malos tiempos en el Royale


Fuimos a ver esta película muy de rebote. Llovía, decidimos ir al cine y era la única que ponían. No me gusta ir a ver las películas así, sin saber nada de ella. Ni idea de qué iba, de quién trabajaba… Pero bueno, a veces toca.

Malos tiempos en el Royale nos sitúa en un hotel cercano a Los Ángeles que en otro tiempo fue lujoso. Ahora malvive recordando tiempos pasados de una época que no volverá. Esa noche, curiosamente, el hotel está muy concurrido. Un puñado de personajes ha ido a parar a este negocio en decadencia, ideal para esconderse: Un sacerdote con muchos secretos, una cantante de góspel que prepara la audición de su vida, un par de chiquillas que huyen de algo, un agente secreto y un botones algo tartamudo. Cada uno de ellos tiene imperiosas razones para estar en él, lo que provocará una inesperada (y sangrienta) cascada de acontecimientos.

Con un guión muy divertido y un uso de los espacios realmente ingenioso, Malos tiempos para el Royale convierte lo que debería ser una historia bastante simple en un delicioso puzzle criminal lleno de elegancia. Este remedo de los diez negritos (¡mentira!) bebe a veces de la brutalidad de Tarantino y otras de las memeces de los Coen, pero sobretodo es un estupendo juego narrativo de atracos, traiciones y giros tramposetes. Su particular puesta en escena, sus ingeniosos diálogos y su negrísimo humor logran captar la atención, llevándote con energía por una montaña rusa en la que nada (y todo) es lo que parece, concluyendo de manera tan ingeniosa como inesperada.

Este guión lleno de sorpresas está más que bien aprovechado por un elenco de actores que realizan un espléndido trabajo. Los dos que más llaman la atención son Jeff Bridges (pocos actores en activo tienen tal plétora de estupendos personajes) y Cynthia Erivo (mis dieses), con los personajes más difíciles y también más logrados. Sorprende también la enjundia de Chris Hemsworth como Charles Manson buenorro y de Dakota Johnson como dama no-tan-en-apuros, pues no esperaba nada de ellos y demuestran un notable saber hacer. Completan el elenco unos sólidos John Hamm y Lewis Pullman, que no desentonan en absoluto entre tanta calidad.


El director que lleva a cabo esta acrobacia con triple mortal sin red es Drew Goddard (nada que ver con el mítico director), que demuestra una vez más que sabe entretener a su público. Tal como hizo en La cabaña en el bosque, rompe los esquemas del género para dejarte boquiabierto en cada escena. Cada giro de guión cambia tu perspectiva sobre qué estás viendo, en un continuo entrelazado que requiere de toda tu atención para poder seguir los objetivos de los diferentes personajes y sus interacciones. Un segundo de distracción puede provocar que te pierdas el dato concreto que te permite comprender la siguiente escena, ojo. Pide a gritos un segundo visionado en el que podrás comprobar que nada se ha dejado al azar, con multitud de detalles que indican mucho esmero en la composición del fragmentado enredo que compone la película. En una manera muy complicada de narrar una trama relativamente simple, unos mismos hechos se van repitiendo desde el punto de vista de los diversos personajes, lo que permite comprenderlos mientras se juega con las expectativas y el factor sorpresa.  Además, en un alarde gratuito (que imagino se produce por puro onanismo directoril), Goddard se las arregla para “homenajear” un puñado de escenas de películas de atracos clásicas, que el cinéfilo avezado podrá jugar a reconocer.



Este enredo de tiros y traiciones es un pasatiempos estupendo que parece mentira que dura dos horas y media. Podríamos discutir si merece la pena complicarse tanto la vida para lo que se quiere explicar, pero desde aquí no puedo sino recomendarlo y lo único que lamento es que pasara tan desapercibida. De hecho, en su momento éramos apenas seis personas en la sala, y las tres chavalitas que teníamos delante entraron únicamente porque en el poster estaba Thor sin camiseta…

Lo dicho, una película tramposa y liada, llena de humor negro y violencia desatada que proporciona un buen rato de diversión. Y cómo mola el final, coñe.

Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.5

No hay comentarios:

Publicar un comentario