Fue
durante el curso de un viaje por Andalucía que el director de Una separación, El cliente, El pasado… tuvo
la idea del film, en torno a un hecho curioso oído apenas a medias. Durante
quince años, este embrión de historia ha perseguido a Asghar Farhadi como fondo
de cada una de sus películas, a modo de cuento recurrente, hasta que llegó el
día en que decidió seriamente construir un guión consistente. Un guión escrito
y desarrollado por el cineasta iraní en farsi, pero minuciosamente traducido al
español. “Durante todos estos años, sólo pensaba en rodar en España”, ha dicho
el director. A vista del resultado, estaremos de acuerdo en que Farhadi se ha
impregnado de la cultura, los olores, los ruidos, la vitalidad y la luminosidad
de España. Todos lo saben respira,
vive y vibra con alma de aquí.
Como
decíamos, estamos en un pueblo cualquiera del sur del país, en un pueblo cuyo
ritmo queda marcado por las campanadas que surgen, regulares, de la Iglesia,
que comprate la plaza mayor con el bar-restaurante y el único hotel. Los
viñedos no quedan lejos, creciendo hermosos al sol. Ese día, el bar bulle de
actividad. Se celebra una boda y la fieste promete: día soleado, el vino de
Paco, los primos lejanos, la orquesta, la música y la sonrisa de Laura, hermana
de la novia, que ha venido con sus dos hijos desde la Argentina, dónde vive
desde hace muchos años. Para Laura, es la oportunidad de reencontrarse, feliz,
con sus raíces.
Toda
la boda comprende la primera parte del film, bulle de ruido, alegre y
melancólinca, como son quizás las fiestas familiares, donde también se puede
ver, entre abrazos, que el tiempo pasa demasiado rápido entre aquellos a los
que amamos. Asghar Farhadi se toma su tiempo para presentarte a los personajes,
revelando hábilmente, con pequeños toques impresionistas, las pequeñas fallas,
las miradas cómplices y los reqeumores del pasado. Cualquiera que se tome las
molestias de observar con detenimiento, podrá contemplar las premisas de lo que
está por suceder. Cuando la tormenta se desata, todas las semillas que se han
dispuesto explotarán, poniendo a prueba los lazos que unen (y separan) a una
familia aparentemente feliz, pero con secretos que “todos” conocen.
El
talento de Asghar Farhadi se despliega dulcemente, pero con seguridad, con la
tranquila seguridad de aquellos que saben hacia donde van, sin dejar jamas de
mirar a cada uno de sus personajes, en busca de su trascendencia o de sus
pequeñeces. Hace falta un director de talento para superar con éxito el empeño
de retratar tan a fondo unos personajes, sin juzgarlos en ningún momento,
mientras mantiene al espectador en vilo. El conocedor de la filmografía de
Farhadi ya conocerá que es una de sus mayores bazas, ya transcurran en Teherán,
París o un pueblecito español. Sus películas contienen una mirada desprovista
de prejuicios morales que ofrece a los personajes (es decir a los actores,
siempre formidables) la posibilidad de expresarse, y a los espectadores de
decidir.
Este
desapasionamiento puede provocar cierto desapego ante los tremendos hechos de
los que somos testigos, lo que une su parsimonioso ritmo a la dificultad de
mantener la atención de sus dilatados 130 minutos para contarnos una historia
que podría haber ganado mucho empaque con unos 10-15 minutos menos.
Como principal sostén de la película, tenemos a lo más granado del actorado español. Todos ellos desplegados con una solidez inusitada en una propuesta patria. Los protagonistas (espectaulares Javier Bardem y Penélope Cruz) con una estupenda mezcla de fragilidad y firmeza que los hace creíbles y los secundarios (Barbara Lennie, Ricardo Darín o Elvira Mínguez, por poner un ejemplo) no se quedan precisamente atrás, forjando acon acierto sus papeles y casi robando el protagonismo a los principales. Destacaría entre ellos a Eduard Fernández, cada vez más perfecto en el papel de hombre normal, resignado por las circunstancias, al que solo le queda apretar los dientes y tirar para adelante. Si la película funciona, es en gran parte por su desempeño.
Pero
bueno, no puedo sino volver a destacar que su director, Asghar Farhadi, es iraní, pero ha conseguido captar la
esencia de cada personaje que aparece, retratando la vida de ese pueblecito que
“todos” tenemos, con sus ritmos, sus habitantes y sus rencores escondidos.
Sabiendo además que Farhadi no habla castellano, conseguir una película TAN
española, solo me queda considerar que Farhadi es un hombre de talento, mucho
talento y que España e Irán son básicamente el mismo país desde el 711 ^^.
Lo
mejor de todo es que la película es capaz de generar debate, provocando
conversaciones a la salida del cine sobre porqué cada personaje toma sus
decisiones y, sobretodo, si hubiéramos hecho lo mismo (o no) en el caso de ser
Javier Bardem o Penélope Cruz. ¿Eligen la mejor de sus opciones? ¿Había alguna
decisión correcta? ¿Qué es lo que ocurrirá al día siguiente? La falta de juicio
moral que efectúa Farhadi es toda una invitación a ello. No obstante, también
da pie a enfadarse con el autor por no tomar partido en una situación en la que
nos es casi imposible permanecer neutrales.
En
conclusión, el estupendo director (ya podéis estar repasando sus anteriores
trabajos) realiza un notabilísimo trabajo contando con habilidad una historia
muy reconocible, dando vida con perfecta verosimilitud a un pueblo imaginario
de una cultura alejada de la suya. Todo ello con una historia de las que
remueven las entrañas (sin caer en efectismos) gracias a unos actores
espléndidamente dirigidos, escogidos entre lo más granado del cine en
castellano. Puede hacerse pesada para los que no disfruten de los alardes en la
puesta en escena, pero seguro que es una propuesta interesante para casi todos.
Así da gusto ver nuestro cine (aunque sea con invitados).
Nota:
8
Nota
filmaffinity: 6.6
Nominado
a Mejor película, dirección, actor principal, actriz principal, actor de
reparto, guión original, canción y montaje. No se llevó nada U.u
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