domingo, 1 de diciembre de 2019

Todos lo saben


Fue durante el curso de un viaje por Andalucía que el director de Una separación, El cliente, El pasado tuvo la idea del film, en torno a un hecho curioso oído apenas a medias. Durante quince años, este embrión de historia ha perseguido a Asghar Farhadi como fondo de cada una de sus películas, a modo de cuento recurrente, hasta que llegó el día en que decidió seriamente construir un guión consistente. Un guión escrito y desarrollado por el cineasta iraní en farsi, pero minuciosamente traducido al español. “Durante todos estos años, sólo pensaba en rodar en España”, ha dicho el director. A vista del resultado, estaremos de acuerdo en que Farhadi se ha impregnado de la cultura, los olores, los ruidos, la vitalidad y la luminosidad de España. Todos lo saben respira, vive y vibra con alma de aquí.

Como decíamos, estamos en un pueblo cualquiera del sur del país, en un pueblo cuyo ritmo queda marcado por las campanadas que surgen, regulares, de la Iglesia, que comprate la plaza mayor con el bar-restaurante y el único hotel. Los viñedos no quedan lejos, creciendo hermosos al sol. Ese día, el bar bulle de actividad. Se celebra una boda y la fieste promete: día soleado, el vino de Paco, los primos lejanos, la orquesta, la música y la sonrisa de Laura, hermana de la novia, que ha venido con sus dos hijos desde la Argentina, dónde vive desde hace muchos años. Para Laura, es la oportunidad de reencontrarse, feliz, con sus raíces.

Toda la boda comprende la primera parte del film, bulle de ruido, alegre y melancólinca, como son quizás las fiestas familiares, donde también se puede ver, entre abrazos, que el tiempo pasa demasiado rápido entre aquellos a los que amamos. Asghar Farhadi se toma su tiempo para presentarte a los personajes, revelando hábilmente, con pequeños toques impresionistas, las pequeñas fallas, las miradas cómplices y los reqeumores del pasado. Cualquiera que se tome las molestias de observar con detenimiento, podrá contemplar las premisas de lo que está por suceder. Cuando la tormenta se desata, todas las semillas que se han dispuesto explotarán, poniendo a prueba los lazos que unen (y separan) a una familia aparentemente feliz, pero con secretos que “todos” conocen.

El talento de Asghar Farhadi se despliega dulcemente, pero con seguridad, con la tranquila seguridad de aquellos que saben hacia donde van, sin dejar jamas de mirar a cada uno de sus personajes, en busca de su trascendencia o de sus pequeñeces. Hace falta un director de talento para superar con éxito el empeño de retratar tan a fondo unos personajes, sin juzgarlos en ningún momento, mientras mantiene al espectador en vilo. El conocedor de la filmografía de Farhadi ya conocerá que es una de sus mayores bazas, ya transcurran en Teherán, París o un pueblecito español. Sus películas contienen una mirada desprovista de prejuicios morales que ofrece a los personajes (es decir a los actores, siempre formidables) la posibilidad de expresarse, y a los espectadores de decidir.



Este desapasionamiento puede provocar cierto desapego ante los tremendos hechos de los que somos testigos, lo que une su parsimonioso ritmo a la dificultad de mantener la atención de sus dilatados 130 minutos para contarnos una historia que podría haber ganado mucho empaque con unos 10-15 minutos menos.

Como principal sostén de la película, tenemos a lo más granado del actorado español. Todos ellos desplegados con una solidez inusitada en una propuesta patria. Los protagonistas (espectaulares Javier Bardem y Penélope Cruz) con una estupenda mezcla de fragilidad y firmeza que los hace creíbles y los secundarios (Barbara Lennie, Ricardo Darín o Elvira Mínguez, por poner un ejemplo) no se quedan precisamente atrás, forjando acon acierto sus papeles y casi robando el protagonismo a los principales. Destacaría entre ellos a Eduard Fernández, cada vez más perfecto en el papel de hombre normal, resignado por las circunstancias, al que solo le queda apretar los dientes y tirar para adelante. Si la película funciona, es en gran parte por su desempeño.

Pero bueno, no puedo sino volver a destacar que su director, Asghar Farhadi, es iraní, pero ha conseguido captar la esencia de cada personaje que aparece, retratando la vida de ese pueblecito que “todos” tenemos, con sus ritmos, sus habitantes y sus rencores escondidos. Sabiendo además que Farhadi no habla castellano, conseguir una película TAN española, solo me queda considerar que Farhadi es un hombre de talento, mucho talento y que España e Irán son básicamente el mismo país desde el 711 ^^.



Lo mejor de todo es que la película es capaz de generar debate, provocando conversaciones a la salida del cine sobre porqué cada personaje toma sus decisiones y, sobretodo, si hubiéramos hecho lo mismo (o no) en el caso de ser Javier Bardem o Penélope Cruz. ¿Eligen la mejor de sus opciones? ¿Había alguna decisión correcta? ¿Qué es lo que ocurrirá al día siguiente? La falta de juicio moral que efectúa Farhadi es toda una invitación a ello. No obstante, también da pie a enfadarse con el autor por no tomar partido en una situación en la que nos es casi imposible permanecer neutrales.

En conclusión, el estupendo director (ya podéis estar repasando sus anteriores trabajos) realiza un notabilísimo trabajo contando con habilidad una historia muy reconocible, dando vida con perfecta verosimilitud a un pueblo imaginario de una cultura alejada de la suya. Todo ello con una historia de las que remueven las entrañas (sin caer en efectismos) gracias a unos actores espléndidamente dirigidos, escogidos entre lo más granado del cine en castellano. Puede hacerse pesada para los que no disfruten de los alardes en la puesta en escena, pero seguro que es una propuesta interesante para casi todos. Así da gusto ver nuestro cine (aunque sea con invitados).


Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.6

Nominado a Mejor película, dirección, actor principal, actriz principal, actor de reparto, guión original, canción y montaje. No se llevó nada U.u

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