Una película con este
nombre: “Amor y otras drogas”.OK. Dos chicos guapos en pantalla OK. ¿Qué menos
que una comedia romántica tonta? Uno gustaría de ver a los dos actores
principales mezclados en temas con más enjundia que estos, pero bueno, un poco
de azúcar de vez en cuando nunca es malo…
Entre que el género no
me suele gustar y los primeros quince minutos son bastante repudiables incluso
para los cánones que se estilan, se hace necesario un buen esfuerzo para no
dejar la película a la mitad. Él es el super-guaperas total que se tira a todo
lo que quiere y que triunfa vendiendo medicamentos a base de labia y estar
bueno (y llevarse a las titis a la cama). Lo que sigue es casi predecible, como
no, el engreído ligón no es capaz conquistar a un objetivo que se le resiste,
atentado a su ego, por lo que se acercará a ella con todos sus recursos para
luego descubrir el amor verdadero con el que dejar de ser un majadero. Fin. Sin
embargo, apenas han pasado 30 minutos y queda un poco más de una hora con… ¿qué?
Empieza aquí un drama en
torno al Parkinson prematuro que ella padece y que ahora deben soportar en
pareja, reflejando las dudas y los problemas que deben afrontar las relaciones que
saben que uno de los dos tiene las horas contadas. Al mismo tiempo aprovecha
para ridiculizar el funcionamiento del sistema farmacéutico yanqui, metiendo un
dedito en el ojo (sin tampoco restregar demasiado) repecto a la influencia de los
comerciales en los médicos, la facilidad
con que todo se arregla a base de pastillas y más pastillas (legales) y la
chulesca y poco caritativa actitud de la industria farmacéutica (la película
está ambientada en los noventa, con la salida del Viagra, la mayor época de
vacas gordas y despiporre de la industria. Aunque no lo parezca, el
comportamiento de la época está bien representado. Ahora esas vacas gordas se
han acabado y “se controlan más”). Al mismo tiempo, ¿qué ocurre cuando no te
puedes permitir económicamente seguir un tratamiento? ¡Pues se viaja a Canadá a
comprar medicamentos! (o.O). La indiferencia de la industria farmacéutica ante
las enfermedades no rentables nos recuerda la suerte que tenemos de vivir en
Europa (aunque cada vez menos).
Ambos cambian con el
pasar del tiempo: Él acepta muy a regañadientes que no tiene cura y todo sólo
puede ir a peor; ella debe aprender a aceptarse y sentirse merecedora de ser
amada, a pesar de que eso provoque que su pareja se involucre y sufra con ella.
¿Cómo exigir o aspirar a ser amado si en menos de diez años nos habremos
marchitado y sólo nos quedará un mar de sufrimiento? ¿No merece la persona que
queremos un futuro mejor que éste, con muchos años de felicidad? Ay el amor…
Nos hace sufrir y estar allí (o no) cuando toca reír y cuando toca apretar los
dientes.
Son muchas cosas que
meter en una película, un batiburrillo de palos que tocar que la película no consigue focalizar. A medio camino entre la comedia romántica chorra y el dramas de
pañuelo, con toques de denuncia, cotidianeidad social y guaperas
sufriendo sin motivo, Edward Zwick –Leyendas de Pasión, El Guerrero Samurai,
etc- no es capaz de abarcar tanta dispersión, confundiendo a un público que no
sabe con qué quedarse. El ritmo se resiente, pues los géneros piden distintos
ritmos de viveza, con gags Resacón sucedidos de ataques al hígado para
provocar la lágrima fácil. Por suerte para el conjunto, los dos
protagonistas (Gyllenhall y Hathaway) se vacían para sacar adelante el
proyecto. Cogen sus papeles con fuerza y se vuelven cercanos y reales,
consiguiendo que nos podamos –más o menos- interesar por su suerte y nos
emocionemos por sus desvelos. Me sorprende como son capaces de mostrarse en muy
variados registros y salir con suficiencia, ya sea poniéndose serios,
construyendo un personaje desde cero o tener que ser cómicos. Hacen de fábula
casi cualquier cosa y ahora se las arreglan para salvar el film de un naufragio
casi seguro.
Si nos paramos a mirar
entre los productores nos enteraremos que la financiación corre casi entera a
cargo de ambos. A partir de una historia que les interesaba a los dos buscaron
director, colegas…Esto quizás explica algunas actitudes, ¡que les iba mucho en
ello!
¿Es una buena película?
No especialmente. Sin embargo, sí es una propuesta que busca –y consigue- ser
diferente. Descoloca y rompe esquemas, llevándote a lugares dónde no esperarías
llegar. Se atreve a plantear dilemas y escenas de mérito con éxito, pero lo
mezcla con gags burdos, aquejando de dispersión y falta de mordiente. Suerte de
una soberbia pareja protagonista que lucha por mantener a flote un tinglado
demasiado ambicioso.
Nota: De un inicio de 1, momentos de 7 y un sube-baja continuo con el que es difícil decidirse…Va,
la aprobamos, un 5
Nota filmaffinity: 5.4
PD: He leído por ahí que se anunció como comedia romántica gamberra que
mezclabla Notting Hill con Américan Pie. ¿Estamos locos? Pobres de los que
fueran engañados a ver la película, que la puñalada es de las gordas.
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