El DPM de este mes nos ha
sugerido una película bastante reciente que nos lleva a la China de los años 20
para vivir una historia de amor durante las revueltas que ocasionaron la
independencia del país.
En una familia británica
acomodada de la época las mujeres suelen acabar siendo simples muebles que
vender o intercambiar mediante bodas. Esa es la suerte que le toca a Kitty, obligada a casarse con el apuesto científico Walter. Poco después se
trasladan a Shanghai para que él pueda seguir allí su carrera científica. Aburrida en la
ciudad y descuidada por su esposo, tendrá una aventura. Su resentido marido reaccionará desplazándose con su mujera
una región remota de China. Quiere poder estudiar el desarrollo de una plaga de
cólera y castigar a su traidora mujer al mismo tiempo.
Adaptada de un libro del mismo
nombre desarrolla un drama clásico, de los que llamaríamos “de tacitas”, pero
ambientado en un lugar más exótico. En todo momento, sus personajes se
comportan de acuerdo con lo que la sociedad espera de ellos y no cómo desearían,
como si hubiera un “velo pintado” a través del cual contemplan su vida sin
importar realmente lo que sienten y ansían. Walter no reacciona con rabia, pues
eso sería impropio. Sólo decide en silencio odiar a su mujer y tratarla como un
mueble durante el resto de los años. Kitty por su parte, no odia a un hombre
que la maltrata, sino que lo idolatra incondicionalmente, que es como se deben
comportar las esposas. Es un efecto buscado y conseguido en el libro original y
bien trasladado a la gran pantalla.
La película denota oficio y
esfuerzo, al menos en el apartado técnico. La preciosista fotografía de las
remotas montañas asiáticas está retratada con mimo, deslumbrando ayudada por
una banda sonora muy cuidada y elegante que sin duda son lo mejor de la
película. Académicamente la película es impecable, pues presenta un desarrollo
coherente y ordenado, cumpliendo al pie de la letra con todas las normas que
dictan cómo se debe hacer una película. Sigue el manual sobre cuándo debe
hacerse cada giro dramático o desenrollarse el siguiente nudo de la trama.
Incluso concluye con un final satisfactorio, que une por un lado la
reconciliación y el perdón en su parte más humana y por el otro la moraleja que
vemos en esa última gran instantánea de la flor.
Si bien es impecable
técnicamente, el director no parece haber querido aportar nada suyo en ella. Da
la impresión de ser una película de encargo, académicamente correcta y muy bien rematada, pero sin ningún
tipo de alma. Está tan bien narrada, tan bien estructurada, mantiene tal rígido
control del ritmo y tal inteligente uso de la cámara que por momentos parece
encorsetada en su exactitud.
El guión busca algo difícil, ya
que la historia quiere ser una historia de amor clásica alejada de las
audiencias actuales, de las llamadas “más grandes que la vida”, cuyo trasfondo
idílico se aleja de los ideales de nuestros días. Defiende que “la pareja se
hace poco a poco”, obligándote a vivir muchas experiencias con él, buenas y
malas, y enamorándote de él poco a poco. En un pueblo en permanente estado de
emergencia, el torturado matrimonio se enfrenta a los horrores de la vida y se
ven obligados a entenderse, buscando refugio en el otro para sobrellevar los
miedos a los que se enfrentan. Él es un investigador devoto de su profesión que
intenta una venganza terrible; ella es una frívola que evoluciona por puro
aburrimiento...hasta llegar ambos a un gran amor. Algo inverosímil, pero
mostrado con una corrección que consigue que, más o menos, nos lo creamos
(aunque sea muy predecible durante el 90% de la película).
Se ve ayudado por un impecable
trabajo de los tres actores principales (Norton, Watts y Schreiber) que
despiden muy buena química y hacen un trabajo más que correcto. Curiosamente,
Norton y Watts son los productores. Imagino que leyeron en libro, les gustó y
decidieron pasarlo a la gran pantalla. Reunieron un poco de dinero, liaron a
sus parejas y se pagaron un mes de vacaciones laborales en China para rodarla.
En resumen, un guión desarrollado
siguiendo la trama principal del libro, un par de guiños efectistas para dar un
poco de drama y un trabajo técnico impecable. Más allá de ello no hay muchas
ganas de lucirse, simplemente encontramos un exotismo elegante, una historia
bien llevada, buenas interpretaciones, ausencia de errores de bulto pero
claramente falta de emoción y lastrada por la ausencia de momentos de
intensidad. Los románticos apegados al drama a la antigua disfrutarán con ella.
Eso si no le busquéis un gran ritmo ni giros molones, todo en El Velo pintado es sosegado y
correcto.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.9
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