Como es habitual en este director, cada vez que Nolan
prepara algún trabajito nuevo se generan muchas expectativas. Mucha gente
quiere ver lo que hace este grandilocuente director, y más si es el punto final
a la trilogía de Batman, claro.
Han pasado ocho años después de los hechos de El Caballero Oscuro. Batman cargó con la
culpa de haber asesinado a Hearvey Dent, que se convirtió en un símbolo de
la integridad y la honestidad. Gracias a este símbolo, el pueblo se unió y
luchó unido contra el crimen organizado. Por fin éste parece haber sido
erradicado, pero la repentina aparición de un mercenario anarquista, Bane, pondrá fin a
este pequeño período de paz. Mientras tanto, Batman ha permanecido encerrado en
su mansión, incapaz de soportar la pérdida de su amada. Ya entrado en años, es
una sombra de lo que fue pero la aparición de Bane obliga a su regreso. Sin
embargo, Bane parece ser la horma de su zapato. Joven, sanguinario y dispuesto
a sembrar el caos, es sorprendentemente astuto y organizado. Este torturado y
decadente Batman no parece estar a la altura del desafío cuando Bane pone una
bomba atómica en Gotham City. Para derrotar a Bane, Bruce Wayne deberá
encontrar esa voluntad interior que te da alas para luchar, cuando las fuerzas
ves marchar. Los habitantes de Gotham City tampoco se rinden y, en medio del
caos, buscan organizarse para sostener una última y seguramente fútil
resistencia.
Tan espectacular, denso y potente como siempre. Nolan nos
enchufa con casi tres horas de metraje enrevesado y brutal. Es la película
filosóficamente menos profunda de las tres películas de Batman y, quizás, la
película menos complicada narrativamente que ha realizado hasta ahora.
Igualmente, sigue siendo brillante y espectacular como pocas.
ACTORES: Christian Bale hace el mejor Bruce Wayne de la
saga. Su personaje está desquiciado, torturado y ha perdido las ganas de vivir
y, al volver a enfundarse el traje, se produce la transformación y recupera la
voluntad de luchar, de no rendirse jamás y darlo todo por su objetivo. Luego
con el traje de Batman tiene la misma cara de palo de siempre, pero es justo lo
que se espera del murciélago. En los secundarios tenemos a unos magníficos
Oldman, Freeman y Caine. Aunque no tiene mérito, éstos son tan buenos que te
hacen una paella con dos tablones y un cazo. El camaleón Oldman consigue que
parezca que si Gordon existiera sería él y sólo él. Caine nos llega al corazón
en más de una escena, con su experiencia, su madurez y su gran compasión como
Alfred. Y Freeman… bueno, es Dios. Hardy se esfuerza por componer un malvado
que parece diseñado para luchar contra Batman. Es notable el esfuerzo por
conseguir que un personaje tan inverosímil parezca incluso realista por
momentos.
En cambio, el elenco femenino no está tan bien. La actuación de Hathaway no está
nada mal, pero "eso" no es Catwoman. El personaje está bastante desdibujado, no
tiene nada de “gatonil” y las ganas que pone la actriz no da para sostenerlo -y
más con los monstruos que tiene al lado-. Cotillard, bueno…nunca me ha gustado
y aquí no me demuestra lo contrario.
DIRECTOR: Que Nolan es un director con mucho talento lo
sabe todo el mundo. Que tiene la manía de complicarse la vida, buscar el más
difícil todavía de manera gratuita y hacer tragar al espectador un apabullante
y -muchas veces- desconcertante espectáculo, también.
La dirección está realizada con mucha fuerza. Todas las
escenas desprenden mucha consistencia y la recreación de New Yo… ejem… Gotham
City es potentemente realista. Las escenas de acción son electrizantes e
intensas, toda una buena muestra del saber hacer de Nolan delante de la cámara.
El diseño de cada escena, repleto hasta la extenuación de detalles
perfectamente estructurados, es prodigioso. Nolan sabe que es el mejor
arquitecto del Caos desatado y se dedica a demostrarlo. La película empieza con
mucha fuerza -y mucha calma- para ir conduciendo a un deslumbrante y delirante desarrollo para desembocar en un alucinante crescendo ensordecedor,
marca de la casa. Destaca -para mal- la muerte del malo maloso, sorprendentemente
torpe en medio de tanta calidad.
La música -Zimmer- es tan brutalmente espectacular como se
podría esperar y los efectos especiales perfectamente introducidos ayudan a
comprobar como se pueden gastar BIEN 250 millones de dólares.
GUIÓN: La realización de esta película se enfrenta a un
gran problema ¿superar el personaje de Heath Ledger como el Joker en "El
caballero Oscuro"? ¿superar la trama terrorista de un film donde se pone
en jaque los conceptos de justicia, del amor, de la amistad, del crimen, del
egoísmo o del capitalismo mismo? Partir de un guión bien estructurado y
trabajado es lo primero. Y, aunque no llega a la perfección de su predecesora,
el resultado es muy bueno. Es curioso comprobar que el guión está articulado
como una de esas atracciones hechas con fichas de dominó, donde al empujar la
primera se comienza con una acción que va tirando las siguientes fichas hasta
componer figuras, dibujos o acciones que al principio no sabíamos que se iban a
producir. Y es lo que hace "El Caballero oscuro: la leyenda renace".
Todas y cada una de las claves más importantes en la mitología del hombre
murciélago se van desentrañando como una bien estudiada maraña de hilo, que
vislumbramos con una lógica aplastante en el desenlace final de esta trilogía.
A pesar de su aparatosidad, es la menos filosóficamente
profunda y narrativamente compleja de las tres películas. Esto no se traduce en
“simpleza” sino en un apabullante espectáculo con unos personajes muy bien
trazados -los femeninos menos- y algunos diálogos magistrales -las discusiones
Fred//Wayne no tienen precio-.
La primera parte de la saga que finaliza con este film habla de la necesidad de los héroes, esos
líderes que pueden surgir de cualquier sitio. Todo el mundo puede serlo -¿todos
deben intentar serlo?- y, con su guía, el pueblo puede unirse y buscar la paz y
el bien común. Con ella, Nolan nos sorprendió a todos al reinterpretar
magníficamente al héroe oscuro y atormentado, que lucha contra el mal con sus
mismas armas, al que no le importa mancharse las manos. En la segunda parte,
Nolan nos deleita con la mejor adaptación de un héroe que se ha hecho,
consiguiendo incluso dejar a Batman en un segundo plano, dónde importa más el
duelo “Caballero Blanco / Caos” (Dent/Joker) que la propia presencia necesaria
del Caballero Oscuro -si no la habéis visto, visionadla, que acepta muchas
revisiones focalizando diversos aspectos-. En esta tercera parte, te plantea el
papel del héroe que ha llevado a la catársis al pueblo y ha contribuido a la
llegada de la paz. ¿Qué debe hacer el héroe ahora? No tiene razón de existir.
Debe desaparecer. Y es lo que hace Batman, hasta que se le necesita de nuevo y
se ve obligado a volver a existir. La misma gente que lo olvidó y lo vilipendió
en tiempos de paz vuelve a pedir su ayuda y Batman, aunque sabe lo mal tratado
que ha sido, cumple con lo que él considera su deber, aún queda algo que dar a
la ciudad -aunque la ciudad le odie-. Aquí no se produce una reflexión tan
profunda o clara como en las otras películas, más bien se trata de acabar de
hilvanar los temas tratados anteriormente y de ofrecernos un desenlace y una
conclusión para lo ya desarrollado. Para siempre quedará una historia que ha
ido más allá de lo narrado para buscar el paralelismo constante con una época
en la que el mundo en un principio se vio inundado por el miedo, para a
continuación encontrar en el caos unas fuertes dosis de brutalidad. Nolan ha
hecho de la trilogía de Batman, un mosaico de nuestra historia actual donde
Gotham es el retrato de la sociedad occidental y su estructura social
difícilmente sostenible. Al final, el mensaje es claro: la esperanza es un bien
colectivo que debe servir de cemento para fraguar nuestro futuro. Al fin y al
cabo... "la noche es más oscura justo antes del amanecer".
No, la película no es una muestra de perfección. Es más
simple e inferior a las anteriores entregas. “Sólo” es un espectáculo
apabullante y vibrante. Casi tres horas de una trama magnífica que entusiasma,
asombra y deja atónito por la contundencia y la perfección de su arquitectura.
Está claro que es una película de la que disfrutar y gozar. Es evidente que va a
provocar decepciones, pues no es tan buena como su predecesora y no va a
conseguir la cantidad de orgasmos que dejó El
Caballero Oscuro, pero es una película BUENA con todas las letras. No es
una película para pasar a la historia, simplemente, el maestro ha hecho una
obra menor y nosotros no podemos hacer otra cosa que admirar el trabajo. Ya les
gustaría a muchos poder hacer “obras menores” como ésta.
Nota: 8
Nota filmaffinity: 8.0
(al ser nueva, está variando continuamente, en mi opinión se estabilizará
en un siete largo).
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