Si hay algo que no me gusta en una película es encontrar
que el autor decide probar forzar un rizo para mostrar lo bueno que es sin
conseguirlo. La propuesta es osada, pero el resultado es francamente mejorable.
La película nos cuenta la historia de Sofía, nacida en una
peluquería pero asombrosamente dotada para los fogones. Es una artista de la
cocina de vanguardia que se debate durante toda su vida por el amor de dos
hermanos: Frank, un vivales con grandes ideas que sueña con abrir el mejor
restaurante del mundo, y Leo, un gran vendedor que sólo quiere ser feliz con
Sofía. Después de muchos tejemanejes, tomarán una decisión que puede arreglar
sus vidas tanto sentimentalmente como profesionalmente, aunque no tiene porque
ser del gusto de todos…
Nos encontramos con una película culinaria, con
“provocadores” toques eróticos y un intento de buscar un humor pretendidamente
más sofisticado e inteligente que la comedia grosera habitual. De estas cosas,
lo único que funciona es la parte que sucede en la cocina. Naufraga gravemente
en el resto.
ACTORES: El guión es un despropósito y los personajes no
tienen ningún sentido, así que los actores no se afanan en otra cosa que en
desnudarse con gracia (bueno, eso sí lo hacen bien). La excepción se encuentra
en Paco León, que decide hacer de serio en la película (si, de verdad) y da un
plus de credibilidad muy sorprendente a su personaje. No sirve para salvar al
film del desastre, pero valoro positivamente su esfuerzo.
DIRECTOR: La película intenta diferenciarse de las comedias
típicas presentando un desarrollo más complejo, combinado con unos toques de
sexo con más “clase” del habitual. El problema es que el director naufraga al
intentar hacer una película más complicada que las comedias ligeras que
acostumbra a realizar. La película no tiene ningún ritmo ni hay apenas una
historia que contar. Los gags están exageradamente forzados y el dibujo de los
personajes brilla por su ausencia. Abundan las escenas de cama y se percibe
cierta intención de provocar con ellas, ya que la manera de resolver el
triángulo amoroso es inusual. Sin embargo, están muy forzadas y no tienen la
más mínima gracia en la endeble historia. Además, resulta curioso comprobar
que, mientras la historia avanza unos veinte años en el tiempo durante su
metraje, en ningún momento -desde los 16 hasta los 36 aprox.- ninguno de los
personajes cambia de peinado o estilo al vestir y, evidentemente, no envejece. El
director tiene cierta experiencia en hacer comedias simples y ligeras, pero
aquí parece haber querido innovar y demostrar su gracia al hacer algo más
elaborado, pero el resultado es bastante catastrófico.
No obstante, hay que reconocer que, a pesar de las
bastantes escenas inconexas y mal introducidas, hay un par de momentos muy bien
conseguidos, especialmente las escenas de cocina. Consigue que se te haga la
boca agua en algunos momentos.
GUIÓN: Dejando de lado el despropósito planteado en la
historia, los personajes tan poco esbozados y la gran cantidad de incoherencias
y momentos extraños que hay a lo largo de la película, hay que reconocer que
tiene un par de buenas frases y, sobretodo, un único chiste brillante y
desternillante. Es bueno hacer cabriolas narrativas cuando te salen bien, pero
cuando no sabes hacerlas, suele ser mejor no intentarlas. Creo
sinceramente que si hubiera simplificado un poquito el argumento le hubiera
quedado una comedia aceptable con unos personajes luchadores y que a algún
espectador le hubiera agradado o se hubiera sentido identificado.
La película parece un capítulo de serie Serranil alargada, con unos personajes
que no saben muy bien que hacen por allí y se despelotan de vez en cuando. La
complicación gratuita que propone el director en plan “mira que bueno que soy”
fracasa completamente y hace que la sensación que deje sea aún peor. Una de las
peores películas que he visto últimamente.
Nota: 2 (le subo
un punto por el sorprendente esfuerzo de Paco León y las escenas gastronómicas,
pero la peli es de las malas malas)
Nota filmaffinity: 5.2
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