Hace unos años, con motivo de la salida de La llegada, aproveché para pegar un repaso a Villeneuve. Por estas cosas que pasan, esta película se quedó pendiente y bueno, algún día tocaba ponerse con ella.
Un apocado profesor universitario vive una aburrida rutina en una ciudad que se aprecia, malsana y amenazante, a su alrededor. Su pacífica existencia se ve truncada cuando se entera de la existencia de un actor que es exactamente igual que él. Son dos gotas de agua, pero no podían ser más diferentes de carácter, pues el actor es un triunfador que vive la vida a tope, mientras que él se limita a ver pasar un día tras otro. Lo que empieza siendo una simple anécdota adquiere tintes más siniestros cuando intenta saber algo más de su doble, convirtiéndose poco a poco en una obsesión enfermiza que pondrá a prueba su vida y las de la gente que le rodea.
Y bueno, no estaba preparado para esta película. Se hace fácil salir con la impresión de que no sabes qué demonios has visto. Desconocía que se trataba de una adaptación libre de El hombre duplicado, de Saramago y durante su visionado, no podía evitar hacer conexiones con el libro, que luego Villeneuve se encargaba de romper, para tocar las narices al lector que viniera con los deberes hechos. De hecho, decir que he alucinado bastante con la película es poco.
El espectáculo corre a cargo en exclusiva de un espléndido Jake Gyllenhaal sin el que la película perdería mucho. Aparte de estar guapísimo como pocos, da vida a los dos protagonistas remarcando la extraña dualidad que hay entre el apocado profesor universitario lleno de traumitas y el depredador social aspirante a actor. Sorprende como apenas un cambio de vestuario y de actitud es suficiente para crear a dos personajes tan inquietantemente diferentes. Frente a él, también hay que destacar el trabajo de Mélanie Laurent y Sarah Gadon, que dan la réplica con acierto a cada uno de sus personajes.
Pero no sólo del trabajo actoral vive Enemy, Villeneuve transforma la ciudad anónima en que transcurren los hechos en un entorno hostil. Impregna cada plano de una etereidad malsana, perturbadora, que rápidamente te hace reconocer que hay algo que no funciona en esa onírica puesta en escena. Alrededor de Gyllenhaal se construye un cerco claustrofóbico, que incomoda al espectador, ayudado por una banda sonora que se hace (voluntariamente) desagradable y un guión que confunde con lo que te enseña y lo que no. Ahí está otro de los grandes detalles, jugando con los resortes de género, Villeneuve hace trampitas escamoteándote información sin decirte qué ocurre aquí y allá. No es que te obligue a pensar, sino que crea una trama en la que hay varias posibles interpretaciones de los hechos, forzándote a que compongas un conjunto coherente con una información incompleta, buscando algo de sentido a lo que has visto (si lo tiene o no, ahí te lo comes, o no).
No sé si tendrá sentido (bueno, tengo mis teorías), ni estoy seguro de si he visto una cosa espectacular o una tomadura de pelo, pero Villeneuve me ha tenido dos horitas pegado al asiento con la cabeza echando humo. A mí me ha molado. Eso sí, alguien que no quiera comerse el tarro de la misma manera, no disfrute con los puzles enrevesados, o simplemente quisiera pasar un buen rato con la película, probablemente no disfrute con el visionado, ya sea por aburrimiento, confusión, extrañeza…
Probablemente esté ante el perro más verde que he visto en los últimos meses. No es cuestión de abusar de este estilo de proyectos, pero da gusto (a veces) encontrar películas tan enérgicamente lejos del cine comercial.
En
cuanto al final, o qué demonios es la araña SPOILER.
En mi opinión, el personaje de Jake era un maltratador de la peor especie que
ansiaba trabajar de actor a pesar de su formación académica, con las tarántulas
representando sus ansias de hacer daño. Tras el accidente de tráfico en el que
casi muere, su personalidad cambia, transformándose en el tontín apocado que
bastante tiene con no cagarse encima. Sin embargo, al descubrir la existencia
de su personalidad depredadora, va poco a poco hundiéndose en ella,
transformándose otra vez en un peligro andante, metamorfosis que culmina al acabar con la vida del
actor. La araña final es el mensaje para confirmar que ella se ha dado cuenta
de qué ha ocurrido. FIN DE SPOILER.
Al final, Enemy es una película poderosa, sugerente, de las que no dejan indiferente a nadie que sea capaz de permanecer despierto. Este cuento de terror ominoso (y metafísico) te obliga a exprimir muchas neuronas para sacar todo el jugo que contiene, pero seguro que hará las delicias de los que gustan de las complicaciones gratuitas. No es, ni mucho menos para todos los gustos, pero si eres su público afín, disfrutarás.
Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.4
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