jueves, 8 de abril de 2021

El hombre que fue Jueves (G. K. Chesterton)

Al comentar por casa mis reacciones a la lectura del libro de Böll, mi padre recordó que teníamos por casa un ejemplar de la misma colección que dijo que le había gustado más, arrancándole alguna que otra risa. Me lo recomendó y, como uno es buen hijo, se puso con el libro.

Título: El hombre que fue Jueves

Autor: G. K. Chesterton

Título original: The man who was Thursday

Traducción: Alfonso Reyes

“En el Londres nebuloso de principios del siglo XX los policías son poetas; los anarquistas también, aunque ejerzan de anarquistas. El flemático detective Syme se introduce en una sociedad secreta que pretende la revolución y el caos. Adopta el nombre de Jueves antes de embarcarse en una aventura donde el engaño es arte.”

No negaremos que la historia atrapa casi desde la primera página, cuando dos apasionados poetas discuten sobre las bondades y los horrores de la sociedad. ¿Debemos abolirla y dejar que el caos reine en el mundo? ¿Es el orden la verdadera gloria de la humanidad, su joya de la corona? ¿Deberíamos adorar o destruir el paradigma de la sociedad actual? ¿Cuál es el verdadero camino que seguir hacia la anarquía?



Tras esta confrontación entre los poetas-filósofos, somos arrastrados al oscuro corazón de la berdaderah anarquía, donde no se puede confiar en que nadie sea quién aparenta ser. Y ni siquiera el mismo protagonista acaba por estar seguro de quién es…

Cuando Pratchett hablaba de los escritores que le gustaban, siempre destacaba a G. K. Chesterton como alguien que “sabía lo que hacía”. No puedo estar más de acuerdo y entiendo por qué. Como si se tratara de un precursor del estilo Pratchettiano, Chesterton utiliza el armazón de una novela de conspiraciones para dar lugar a un despliegue lisérgico de primer nivel en el que nada (y todo) es lo que parece, adornado con una retórica brillante y talento para las paradojas ingeniosas y reveladoras. Por medio de este club de anarquistas de principios de siglo XX, Chesterton nos arroja a un cuento hilarante que transcurre a un ritmo brutal, mientras nos marea con toques de thriller político, horror, comedia, romance e incluso alegorías cristianas mientras, en el fondo, no deja de ser una historia de detectives en ningún momento.



No puedo sino destacar la profusa imaginación del autor, convirtiendo el descenso a la oscuridad de los conspiradores contra la sociedad en un ascenso hacia la locura con el que ha conseguido sorprenderme un buen puñado de veces. Incluso cuando ya ves venir el truco y esperas el girito, se las arregla para darle una vuelta de tuerca adicional y dejarte el culo bien torcido.

Se hace difícil hablar de cómo son los personajes sin destripar parte de la trama, pero baste decir que Chesterton hace un gran trabajo de orfebrería al otorgar un momento de gloria a TODOS los personajes de manera que sean importantes para la historia. Cualquier secundario cobra importancia en el momento adecuado para generar una nueva revelación. No es tarea fácil, especialmente en un thriller donde las acciones de unos pocos tienen consecuencias para los demás. Tenemos al menos siete personajes en danza y mi lealtad y cariño cambiaban cada dos por tres de bando.

Al principio sorprende la facilidad con la que el protagonista (por llamarlo de alguna manera) se infiltra en la organización anarquista, pero es sólo el punto de partida para una delirante historia de conspiradores, policías infiltrados, persecuciones y otros atentados varios aderezados con un humor absurdo de primer nivel. Lo más curioso es que lo que ocurre sigue manteniendo “sentido” durante casi toda su longitud. Los dos tercios iniciales es un precioso gira páginas en el que cuesta dejar de leer mientras piensas en la siguiente locura que ha preparado el autor. Sorprende que la facilidad con la que se lee esté trufada de grandilocuencia gratuita y una inesperada profundidad filosófica para aquel que quiere entretenerse en ello. Sólo es al final que se le va un poco la cosa de las manos. Bueno, mucho, pero me asombro cuando veo que no ha ocurrido antes, ante tanta locura. Lo dicho, un maestro.



Sabiendo que Chesterton era un hombretón de cerca de dos metros y 130 kg de peso, se me hace fácil reconocer al propio Domingo como una auto inclusión del propio autor. Ésta no es más que una gracia más del montón de chistes que hay en sus páginas, más las que me habré perdido al no conocer bien el trasfondo de la sociedad del momento. Para todos aquellos que estén intrigados ante el autor pero quieran leer algo con más sentido, Chesterton creó la prolija saga de casos del Padre Brown, dónde un inusual sacerdote investigaba asesinatos con una retranca muy bien encontrada. Mantiene las paradojas y los giros imposibles, pero todo bajo control, sin tanta lisergia.

Chesterton aprovecha para cargar contra todo lo que se mueve, pero su caballo de batalla principal es el anarquismo (de principios de siglo XX), remarcando lo dañino que es para la sociedad, como también lo estúpido de sus defensores. Esto no le impide lanzar piedras hacia los defensores de la ley per se, hacia los descerebrados que viven bajo el dogma religioso borreguil y de paso hacia cualquier tipo de fanatismo. A fin de cuentas, defiende la importancia de vivir con cierta tolerancia hacia las opiniones díscolas, manteniendo siempre cierta intención de llevarnos bien entre todos. Ojo, y todo ello mientras se desarrolla una conspiración ultrasecreta y la trama realiza un cuádruple mortal carpado hacia atrás con cimbreo cimerio de propina.

A modo de ejemplo, podemos poner la evolución del propio Syme (el jueves del título). Aprende que hay dos caras para todo, que lo que tememos no siempre es real o responde a aquello que pensamos y, todavía más importante, la capacidad de reconocer el origen de nuestros miedos. Además, aprende a que las cuestiones a veces quedan sin resolverse, dándose cuenta también de que todos sufren, de un modo y otro y que, en el fondo, la clave de la alegría es lidiar con este sufrimiento para disfrutar de la vida, después de todo.

Realmente, uno se podría tirar un buen puñado de páginas desentrañando todas las ideas que hay imbuidas dentro de las páginas (demasiadas), o también podría quedarse con una divertidísima historia de detectives (que lo es, sin duda), todo ello con una prosa certera (mis felicitaciones para el traductor), que además te deja una sensación cálida en el alma de lo más rebonica.

Puedo entender que se trata de un libro que no es para todo el mundo, pues su excéntrica propuesta llevará a muchos a tirar el libro por la ventana cuando se le empieza a ir la castaña. Pero también hay un público que disfruta con estas cosas y, si estás entre ellos, te lo pasarás como un niño con zapatos nuevos. Si empiezas con el libro, aguanta hasta coger el barco. Si te lo estás pasando bien, tírate a fondo. Si para entonces no estás convencido, igual es mejor que te pongas con otro libro más centrado. Por mi parte, su lectura ha sido un festival de la jarana y el desparrame. Pura diversión.

 

Nota: 9

Nota goodreads: 3.84/5 

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