Hacía tiempo que no cogía un libro de Mankell, ¡y mira
que me suele gustar! El mayor problema es que a mí me gusta Wallander y lo
empecé sin mirar que no era de la saga pero bueno…
Título: El ángel impuro
Autor: Henning Mankell
Título original: Minnet av en smutsig ängel (Las
memorias de un ángel sucio)
“En 2002,
bajo el entarimado medio podrido de una habitación del antaño lujoso Africa
Hotel, en la ciudad mozambiqueña de Beira, un hombre encuentra un viejo cuaderno;
en la tapa lee un nombre y una fecha: Hanna Lundmark, 1905, pero el
cuaderno está escrito en una lengua que desconoce.
En 1904,
casi un siglo antes de ese extraño hallazgo, una mujer del interior de Suecia
desea para su primogénita, Hanna, una vida mejor, y decide enviarla a casa de
unos parientes que viven en la costa. Comienzan entonces las peripecias de esa
joven valerosa cuyos pasos la llevan a enrolarse como cocinera en un barco que
parte rumbo a Australia. Sin embargo, antes de llegar a su destino, Hanna
desembarcará en Lourenço Marques (antiguo nombre de Maputo) y, enferma,
recalará en O Paraiso, el burdel más famoso de la región. Poco sospecha que
acabará regentando el prostíbulo, poblado por seres variopinto como su
propietario el senhor Vaz, el despiadado bóer Fredrik Prinsloo,
mujeres como Felicia o Belinda Bonita o el chimpancé Carlos.”
Realmente el libro me ha descolocado. Esperaba cualquier
cosa de suspense, asesinatos y emoción y la novela se va por otras vertientes.
Informándome sobre la vida de Henning Mankell me enteré de que el autor pasaba
larga parte del año en Mozambique, dónde dirigía el Teatro Nacional y
colaboraba activamente en la difusión de la cultura y desarrollo del país
africano. Se entiende, pues, que conociera de primera mano el día a día de
Maputo, mostrando al mundo las dificultades que vive el país.
De acuerdo con el propio autor, la novela cobra origen en
el hallazgo casual de un nombre sueco en el antiguo archivo de la ciudad, que
mostraba que uno de los burdeles más históricos de Maputo había sido dirigido por
una mujer sueca. Si ya es improbable que un sueco acabe en Mozambique y consiga
estar a cargo de un prostíbulo de éxito, que sea una mujer lo hace todavía más
improbable. Intrigado, Mankell decidió documentarse para descubrir más detalles
sobre el suceso y de ahí salió el libro. Los datos históricos se ven
completados por la imaginación del autor (mucha) para forjar una historia y así
explicarnos como era la vida en la colonia portuguesa a finales del XIX.
El cambio de ambiente no hace variar el estilo de
escritura de Mankell, muy seco y desnudo, sin apenas florituras que distraigan
de la acción principal. Todo gira en torno al personaje de Hanna
Lundmark, una mujer arrastrada por
las circunstancias de la vida que hace lo que puede por sobrevivir con un
mínimo de dignidad, con las contradicciones que arrastran la certidumbre de
saber que podría estar haciendo mucho más para aportar luz en este mundo lleno
de rechazo, prejuicios y crueldad, consciente de estar ayudando a un puñado de
almas mientras condena otras, entre ellas la suya propia, a la peor de las
condenas. Funciona muy bien como un ángel impuro, un alma perdida que se mancha
las manos en un ambiente donde el bien y el mal andan demasiado de la mano y
donde el blanco y el negro viven en universos tan diferentes que se hace
inconcebible que lleguen siquiera a entenderse.
El resto de personajes secundarios no están demasiado
desarrollados, destacando quizás el apocado Pedro Pimienta, uno de estos seres amorales para los que todo y todos tienen un precio
para el que esté dispuesto a pagar. Sin tampoco un especial deje de maldad
(raro en el libro) pero tampoco ninguna implicación para ayudar a nadie sin
recibir nada a cambio, aporta toneladas de cinismo gratuito que ayuda a
retratar el mórbido mundo de las colonias. Después de todo, ni la propia Hanna
puede considerarse una buena persona, destacando el mono Carlos como el único personaje “bueno” del libro. Hace las
veces de mascota/criado chistoso del prostíbulo, necesitando sólo de comida y
unos cigarros para ser feliz, sin necesidad de molestar ni de pisotear a nadie
para vivir.
Como puede hacerse fácilmente evidente, el desarrollo de
la historia queda supeditado a los intereses divulgativos sobre el tema a
focalizar en cada uno de los momentos, por ello, hay bastantes hechos que se
producen “porque sí” y no tanto porque la historia avance hacia allí. Sin embargo,
esto no impide que la historia consiga hacerse emotiva (sin llegar a trascender
vitalmente), sirviendo para dar luz sobre una zona del mundo bastante
abandonada por el común de los mortales. En ese sentido, se hacen inevitables
las comparaciones con La
isla bajo el mar, una propuesta de un estilo muy similar, ambientada en
las colonias francesas. En este caso, el libro de la escritora chilena es muy
superior tanto en su capacidad de remover las entrañas como de denunciar un
trato histórico que muchos olvidan (o quieren olvidar), pues Mankell busca más
describir que remover conciencias.
Un ángel
impuro es un libro diferente dentro de la
bibliografía de Mankell, nos brinda una historia inusual y sirve de testimonio
de una época vergonzosa de la humanidad (aunque con mucha menos mala idea de la
que uno podría esperar). Se deja leer agradablemente y consigue que te intereses por
el tema, a pesar de unos personajes muy planos y un desarrollo un poco así así.
Nota: 5
Nota goodreads: 3.5/5
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