Simon
Pegg y Nick Frost se han erigido como una de las parejas de cómicos británicos
más afamadas del abundante panorama británico. Lanzados al estrellato
internacional con la punzante Zombies
Party, completaron a posteriori una singular trilogía
que sólo tenía en común a los actores y el amor por los helados de sus
personajes. La película que hoy nos ocupa, Arma
fatal, es su segunda parte, culminada finalmente en la descomunal pelea de Bienvenidos
al fin del mundo.
Arma
Fatal es una película muy difícil de clasificar. Esta comedia británica de
policías de 2007 es una parodia deconstructiva y un homenaje a todas las
películas de colegas de detectives de EEUU, situada en un bucólico pueblo de
Inglaterra lleno de secretos.
En
ella, Nicholas Angel (Simon Pegg) es el mejor policía de Londres, capaz él solo
de mantener el crimen de la urbe en mínimos históricos. Es, parafraseando a su
exnovia Janine (una irreconocible Cate Blanchett), incapaz de “apagar” su
estado de oficial de policía. Sus superiores piensan que es muy bueno en su
trabajo. Demasiado bueno, de hecho. Lo que hace quedar mal al resto de los
policías del cuerpo. Con la intención de poder vivir más tranquilos, lo
ascienden y lo convierten en sargento de un pueblecito en el que nunca pasa
nada en la campiña inglesa. Sandford (Gloucestershire) ha ganado el premio al
“mejor pueblo de Gran Bretaña” durante un buen puñado de años; una villa
reconocida por no tener crímenes… pero símuchos accidentes.
Los
primeros equívocos hacen patente que Nick no encaja para nada. Sus tareas son
extremadamente banales y choca inmediatamente con los relajados policías
locales, especialmente con Danny Butterman (Nick Frost), un “joven” policía que
quiere ser un poli duro de película (como en Dos policías
rebeldes y Le llaman
Bodhi, para ser precisos). A partir de ahí, empiezan a
suceder una serie de extraños incidentes, lo que lleva a pensar a ambos
policías que hay algo turbio escondido en el pueblo…
Escrita
y dirigida por Edgar Wright, la película se dedica a arrojarte a la cara
durante 90 minutos todos los tópicos de las películas de policías para dejarte
clarito que son pura fantasía… y aplicar todos y cada uno de ellos en su tramo
final, sin dejar por ello de parodiarlos. Pocas escenas y detalles de la
pantalla se reflejan “porque sí”, obedeciendo a un plan que esconde una muy
detallista sofisticación referencial. Sorprende en su complejidad para una
película que no apunta inicialmente a ser más que una chorrada gigantesca. Sin
embargo, tenemos acción abundante, salvaje y bien rodada, con poco que envidiar
a las propuestas con mucho más músculo; la trama se enreda con brío y sin
artificios, con una enjundia que llega mucho más profundo de lo que uno
esperaría, provocando que el desenlace se acometa con muchas, muchas ganas.
Todo ello sin dejar de abanderar con ganas el humor absurdo que te obliga a
exclamar “pero que demon…” entre un buen puñado de risas.
Además,
al estar ubicado en los pueblecitos del oeste de Inglaterra, te retrata con
gracia todos los tópicos de la región (acentos, pueblerinos, tweed y chorradas
varias), lo que añade un puntito entrañable a todo el conjunto. Después de
haber vivido un tiempo en uno de ellos, me choca comprobar lo condenadamente
bien relacionado que está todo. ¡Es tal que así!
Nota:
8
Nota
filmaffinity: 6.7
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