viernes, 30 de noviembre de 2018

Cars 3


Dentro del estudio Pixar, la saga de Cars se ha considerado (con razón) como la más floja de todos, pero uno siempre ha sido un poco vicioso de los coches, por lo que veía las películas con mucho más cariño que el común de los mortales (no sé si quiero revisar la 2 y ver qué me encuentro…). Cuando salió el tráiler de Cars3, me tuve que recoger la mandíbula del suelo, pues daba pie a un cambio total en el tono de la obra, casi parecía una obra crepuscular (echadle un ojo, el tráiler es una pasada). Luego ya se supo que la película no iba de eso y me dio un poco la bajona. Esto se unió a una época en que estuve muy ocupado y acabé por no ir al cine (la de veces que pasa).

El tráiler prometía una historia seria de decadencia y retiro, pero, por fortuna para los más pequeños, la película tenía un tono mucho más ligero. Tenemos a un Rayo McQueen que es toda una leyenda de las carreras, pero ya se va haciendo mayor. Colecciona triunfos pero los años pasan y los fallos mecánicos, fugas de aceite y otros problemas de la edad empiezan afectarle. Además, las nuevas generaciones, más jóvenes y fuertes, pisan fuerte y McQueen empieza a no llegar al nivel. Al intentar forzar más de lo debido, sobreviene un accidente que le obliga a alejarse de las pistas, empezando un intenso entrenamiento con la idea de poner un último broche de oro a su carrera.

En sí, constituye una variación a la temática clásica de “esfuérzate mucho que lo conseguirás”, recordándote que las cosas no siempre salen como quieres. Me hace gracia como se ignora COMPLETAMENTE la existencia de Cars 2 para dar pie a una película sobre el paso del tiempo y la necesidad de saber cuándo es necesario adaptarse a los nuevos tiempos y no estrellarse continuamente contra un muro. Pixar demuestra tener una idea tan absolutamente clara de lo que quiere contar en "Cars 3", que incluso propone un inicio realmente extraño, ya que se mete de lleno en esta historia, sin prólogos ni otros subterfugios, y durante el resto de la hora y media hasta el final, se limitará prácticamente a hablar sólo de eso.


Sigue siendo para niños, pero es, con diferencia, la película de Cars menos Disney y más Pixar de todas, y por tanto, la más redonda y equilibrada. Se sostiene argumentalmente, Mate no aparece demasiado y se da una vuelta curiosa al género de las películas deportivas mientras sigue siendo especialmente divertida.

Su punto a favor más inesperado es la profunda evolución del personaje más monolítico de Pixar: Rayo McQueen. La “vejez” quita de un plumazo toda la chulería que ha venido arrastrando todos estos años y se ve obligado a reconstruirse y crecer como no ha hecho en dos películas (en todos estos años). Encuentro curiosa la desaparición de Sally de su vida (creía que eran pareja, pero parece que no), pero no me importa tras la aparición del personajazo que es Cruz Ramírez. Ésta es una coche de carreras con problemas de autoestima que ha derivado en entrenador de la nueva generación al no poder soportar la presión de competir en primera línea. En ella se mezcla la adoración que profesa a McQueen con la decepción de conocer a la “persona” que hay detrás del mito, especialmente cuando aplique sus métodos de entrenamiento, tan diferentes de los que vivió McQueen con Doc Hudson (precioso el homenaje a Paul Newman, por cierto). La interacción entre ambos fluye estupendamente, especialmente si nos acordamos de la cargante grúa que McQueen tenía a su alrededor habitualmente. Me agrada también reconocer a Jackson Storm como un antagonista no malvado. Simplemente es el mejor de los jóvenes y no le tiene una especial inquina a McQueen (al que admira, a su manera) ni se hace insoportable como el Chick Higgs de la primera parte.


Asimismo, el ritmo que sigue la película es vivísimo, manteniéndote entretenido con facilidad con el montón de cosas que van pasando. A destacar también la magnífica animación y el cuidado diseño de imaginería que mantiene toda la película (marca de la casa), metiendo en danza coches ultradeportivos nunca aparecidos dentro de la franquicia (Cruz es un TVR Cerbera, Jackson es un Storm 12… ¡Ay esos recuerdos del Gran Turismo!).

No deja de ser una película para niños, sin ese mensaje para adultos que tienden a acompañar las películas Pixar, pero es una BUENA película para niños. Entretiene y funciona como un tiro, sin rastro de las excentricidades de la segunda parte, constituyendo una película por sí misma y no como el (divertido) compendio de gags que era la primera. No deja de ser menor dentro de Pixar, pero igualmente es superior al 90% de las películas de animación de la competencia (ejem.. GRU3 ejem…)

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.0

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