Hoy toca una película antediluviana, de los albores (casi)
del cine. Es una película que aparece en todos las clasificaciones como de las mejores de la historia a pesar de sus años (es de 1930). Además, es la primera gran película de uno de los mitos del cine, Marlene Dietrich:
“El ángel azul”.
La película se centra en el Profesor Rath, un
hombre severo y de una moral rígida e intachable que enseña en el Liceo de un
modo autoritario, aterrorizando a sus alumnos. Es un ser austero, alejado de todo vicio y dedicado por
completo a la enseñanza. Un día, descubre que sus alumnos visitan el “ponzoñoso
y vil” cabaret “El ángel azul”, donde actúa la bailarina Lola-Lola. En un
intento por “salvar” a sus alumnos, visita el cabaret para así alejarlos de ese
antro de vicio y perversión. Sin embargo, no podrá evitar quedar prendado de la
bailarina. A partir de este momento, Rath se lanzará a buscar el corazón de
Lola-Lola y no dudará en pedirle matrimonio, empezando así su particular
decadencia…
ACTORES: Los dos papeles principales corren a cargo de las
dos estrellas de la época. Dietrich, un mito por derecho propio, se convierte en una de las primeras femmes fatales de la historia del cine. Su personaje abarca todo el
espectro de sentimentos al completo, pasa de ser una entregada y fiel amante, a
ser una mujer fría y distante que lleva al personaje del profesor a situaciones
que hacen de esta película una joya. Dietrich le otorga al personaje una
credibilidad y una profundidad abrumadoras en situaciones tan distintas como
interesantes. Jannings representa justo lo contrario, es un veterano solterón,
autoritario y riguroso, para quién las mujeres no son más que una distracción y
algo a evitar. Sin embargo, al enamorarse, empieza a vivir y deja todo lo que
tiene por estar al lado de su amor. Jannings interpreta magistralmente ese
descenso a los infiernos, a la ignominia y la humillación al enamorarse de la
mujer equivocada, renunciando a todo, poco a poco, grano a grano, convirtiéndose
en un payaso que sigue a su “ángel azul” allá donde va. Da vida a un personaje
al que, en principio, se desprecia, enseguida se comprende y finalmente
conmueve hasta lo más hondo. Su interpretación es sensible, poderosa, y su
personaje es tan humano como el más humano de los hombres.
DIRECTOR: von Steinberg es junto a Lang, uno de los
directores más importantes de la UFA, la mayor productora de cine antes de la
IIGM. Es uno de los responsables de sentar las bases de lo que hoy conocemos como
cine, creando muchos de los recursos que la industria posteriormente usaría. En
esta película hace un gran uso del lenguaje narrativo y de los simbolismos para
mostrarnos la decadencia y el hundimiento de un hombre honrado. Lamentablemente, al observar la
película con ojos actuales, su parte inicial peca de lenta e ingenua. Las
escenas son perfectamente pulcras, magníficamente escogidas pero alargadas en
exceso y la presentación de la “impía” Lola-Lola es puerilmente grotesca
para los cánones actuales. A pesar de que fue el primer director en enseñar las
piernas de una mujer en la pantalla (un escándalo para la época), ahora mismo
esa situación es simplemente risible. Por otro lado, la parte final... te parte el alma, simplemente.
GUIÓN: La película tiene dos partes claramente
diferenciadas. En la primera conocemos al serio Profesor, vemos sus clases y cómo
intenta salvar a sus alumnos de la perversión, cayendo él en sus redes. Esta
parte es excesivamente lenta y tediosa, bastante desfasada en su planteamiento y excesivamente previsible. En la segunda
parte, una vez se ha consumado el matrimonio, la película cambia y somos
testigos de cómo se le va arrancando, pedazo a pedazo, la dignidad del pobre
Profesor que, voluntariamente se va humillando una y otra vez para poder estar
con Lola. La película pasa a tener un ritmo perfecto y unos diálogos inmejorables para ilustrar la caída del Profesor.
Indudablemente, Sternberg no tiene el don de la comedia:
las supuestas situaciones cómicas de los primeros minutos resultan de una falta
de gracia exasperante. Los personajes, demasiado teatrales todavía, no se han librado
de los recientes años del periodo mudo, y parece que el director vienés,
tampoco. Algunas situaciones son por completo absurdas, incluso ridículas,
aunque a medida que avanza la narración empezamos a encontrarles un sentido. Los
sonrojantes y eternos 50 primeros minutos hacen que uno sienta la tentación de
arrojar objetos y erizos y de mandar a tomar viento a todos los expertos en cine que la recomiendan. Sin embargo, la última parte es una barbaridad. ¡Qué
recital de Jannings! ¡Pura poesía de imágenes y sentimientos! Una pena tener que
esperar tanto para recibir un hachazo en el corazón.
Es una película que sirve para entender cuando y porqué
Marlene Dietrich se convirtió en un mito. Que sirve para comprender porqué Emil
Jannings fue el primer hombre que ganó un Oscar al mejor actor. Que muestra una
de las primeras (y mejores) versiones de la femme
fatale. Que nos encoge el corazón al ver hasta que punto puede hundirse un
ser humano. Que nos hace entender porqué las películas de la UFA tienen la fama
que tienen. Que nos demuestra que una película puede empezar siendo muy (pero
muy) floja e ir de menos a más, hasta
llegar a un final que pone la carne de gallina y que nos permite comprobar que
hasta el hombre más gallo puede perder toda su dignidad hasta acabar siendo una
gallina… por una hermosa mujer.
Nota: 7 (El
inicio es de 2-3, pero el final es de 10).
Nota filmaffinity: 7.9
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