martes, 19 de septiembre de 2023

Encanto

Ya tocaba que habláramos de Bruno, aunque no se hable de Bruno. Estoy hablando, obviamente, de la película que más ha machacado los oídos de muchos padres en los últimos años.

Encanto nos sitúa en algún lugar de las montañas colombianas, siguiendo a una familia mágica, en la que cada miembro de la misma tiene algún tipo de poder. Son tratados con deferencia y respeto por el resto de habitantes  del pueblo en el que viven, sabedores de que cuentan con su “protección”. La historia empieza con el hecho de que Maribel, una de las más jóvenes del clan, no parece tener ningún tipo de poder, lo que pone en duda la infalibilidad de la familia. Aunque ella no parece llevarlo mal, no dejará de ser fuente de tensión, especialmente cuando empiezan a pasar más “cosas raras” que no tienen explicación.

Pero no olvidemos, Encanto es un musical. Cada tres minutos de “película” tenemos un número musical con el que se nos describe el carácter de los personajes y se hace avanzar la historia. El creador de la partitura es el reputado Lin-Manuel Miranda, experto en numerosos musicales de Broadway y otras creaciones de Disney, por lo que podemos estar bien seguros de que tenemos un buen puñado de canciones pegadizas. No se habla de Bruno o En lo profundo (me encanta la reflexión sobre la responsabilidad) son piezas con potencial más que suficiente para convertirse en verdaderos himnos generacionales como fue Let it Go.

Tal como ocurría en Zootrópolis (por ejemplo) la animación de la película luce chulísima. Con las obvias influencias de Coco (aunque ahora estemos en Colombia y no México), todo en Encanto es de postal. El diseño de personajes es distintivo, exuberante y colorido en gran manera. La animación es  gloriosamente fluida, cambiando en función del ritmo de las canciones y complementándose brillantemente con el bellísimo despliegue de colores que encontramos a cada segundo del metraje. Lo dicho, un esfuerzo enorme para que luzca gloriosa, especialmente en una pantalla gigante. Miles de detalles en los que fijarse, además de muchas cositas que pasan “de fondo” que le añaden mucha gracia a posibles revisionados en el futuro.

Este descomunal esfuerzo para hacer que Encanto sea una de las películas más bonitas que ha hecho Disney contrasta con la nulidad argumental de la trama, con una trascendencia prácticamente nula. No tiene nada que no hayamos visto mil veces y, en ocasiones, no parece más que una excusa para unir un número musical con el siguiente. Dejando de lado la extraña confusión entre buenos y malos que puede sacarse de la historia, si le quitas las canciones, diría que ventilas la trama en menos de 15 minutos. Ni cuando Blancanieves teníamos una trama tan exigua, diría yo.

Lo que me parece más curioso es que la película ponga a los Madrigal como los buenos cuando es obvio que son unos malvados Mutantes que tienen tiranizado el pueblo. Entre una con súper-fuerza, otra con oído agudo, un metamorfo, videntes y encima el nuevo que te tira tigres encima si quiere… A ver quién se atreve a llevarles la contraria. Encima, casan a la hija (en contra de su voluntad) con el rico del pueblo, para evitar cualquier otra discrepancia. Normal que Abuela entrara en cólera cuando Meribel no tuviera poderes, no sea que les acabara el chollo y tuvieran que usar métodos más contundentes. Son ellos mismos los que te cuentan su historia, con lo que se ven como los benefatores, pero a la que piensas un poco, verás que Abuela es peor que Magneto y Xavier juntos, tiranizando a una familia que vive aterrada a cualquier reacción de la matriarca, que no dudó en desterrar de la existencia a Bruno (del que no se habla). No voy a hablar de los traumas que arrastran unos y otros y del poco arrepentimiento del desenlace, que con un “lo siento mucho, no volverá a ocurrir” arreglan todo.

Volviendo a cuestiones más terrenales, me encanta comprobar el extraño  uso del Spanglish que se hace en estas películas de Hollywood que pasan en algún lugar de Hispanoamérica (igual que ocurría en Coco) cuando se proyectan en zona anglosajona. Por lo menos, en este caso tuvieron la decencia de hacer que la VO fuera la castellana, que si no…


Encanto tiene sus cosas buenas (canciones con carisma y un diseño de producción bellísimo), pero tiene unos defectos tan grandes que se hace difícil comprender cómo se llevó el Oscar de animación frente a propuestas muy superiores (Luca o Los Mitchell, por ejemplo). Pero bueno, ya sabemos que la prioridad de Disney con sus proyectos es la que es. Me hubiera sorprendido menos que se llevara premio por alguna de sus nominaciones a canciones y banda sonora, pero supongo que Lin-Miranda todavía tiene que estar mosqueado porque se escogiera Dos Oruguitas en vez de Bruno

Encanto es un musical puro en que los diálogos parecen molestar. Encadena números musicales de bandera, con canciones pegadizas  y una puesta en escena sensacional. Sin embargo, luego parece olvidarse que debe contar una historia coherente, añadiendo algo de profundidad a las lucecitas de colores que se mueven por la pantalla.

 

Nota: 4

Nota filmaffinity: 6.3


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