lunes, 8 de mayo de 2023

Dune - Parte 1

¿Tiene una edad venerable y descubriste, maravillado, la maravillosa novela de ciencia ficción de Frank Herbert en su publicación, allá por 1965? Alégrese, pues esta adaptación del canadiense Denis Villeneuve es extremadamente fiel a la obra original. ¿Es usted algo más joven y recuerda, emocionado, el estreno de film de Davil Lynch, con Kyle MacLachlan y Sting, en 1984? Alégrese, pues esta versión de 2021 conserva en parte la mística psicodélica del grandioso loco. Podría quizás, mostrarse escéptico ante la imagen impecable de un salvador cabalgando un gusano gigante en el desierto, quizás espantado por alguno de los psicotrópicos de los que gozaba el director de Cabeza Borradora. Alégrese, pues Denis Villeneuve aborda su película con mucho más realismo y provee de una puesta en escena con mucho menos brilli brilli. O, quizás, es tan joven que no había oído hablar de la novela o de la película de Lynch. Alégrese usted también, pues Dune es probablemente uno de los films de ciencia ficción mejor realizados de los últimos años.

Pero vayamos al inicio, para aquellos que no conocen nada de Dune. Asentemos la decoración. Primera cosa a precisar: estamos en el año 10191, en una época en la que uno pasea de planeta en planeta tal como hoy nos iríamos de fin de semana. Existe un Imperio Galáctico, dirigido por un Emperador, que no parece ser del todo trigo limpio. En él, existen unas Casas Dinásticas que gestionan el Gobierno de los planetas. Entre otras están los Atreides, una dinastía de respetados nobles que tienen origen en un planeta similar a Noruega (que ya sabemos, ganó un premio por su diseño). El héroe central de esta epopeya es justo el joven hederedo Paul (Timothée Chamalet), que vive con un padre protector y una madre mística, entrenándose tanto para dirigir su familia como aprendiendo los poderes paranormales de las Bene Gessirit (una congregación de sacerdotisas cuanto menos algo extrañas). Los Atreides vienen de ser nombrados gestores de Arrakis, un planeta desértico e inhóspito que también es el principal productor de Especial, una droga muy solicitada, ya que aumenta las capacidades de navegación espacial, además de aumentar los niveles de consciencia. El problema está en que el planeta estaba antes en mano sde los malvados Harkonen, que perseguían con furia a los Fremen, los habitantes autóctonos del planeta, haciendo que los talibanes fueran amables colonizadores, en comparación. Entonces, entre que el planeta está infestado de gusanos gigantes capaces de comerse edificios enteros y la certidumbre que los Harkonen están preparando algo muy gordo, pues la cosa no pinta bien para los Atreides.

Denis Villeneuve no es precisamente un novato dentro de la ciencia ficción. Después de todo, ya ha realizado las notables La llegada y Blade Runner 2049. En lo que pudiera ser el proyecto de su vida, nos deslumbra tanto en la acción como en la estética, demostrando su maestría en un apabullante aparataje visual tanto en tierra como en las descomunales flotas espaciales. Si algo podemos destacar de Villeneuve es su descomunal ego y su falta de abuela. Tan talentoso como encantado de haberse conocido, es un virtuoso a la hora de mostrar una puesta en escena compleja e intrincada, quizás más para demostrar su talento que para dar servicio a la historia, pero también es un experto a la hora de hacer aumentar la tensión incluso cuando el ritmo (como en este caso) es calmado y reflexivo. La naturalidad con que anunció una revisión de Blade Runner y de Dune tras la ristra de nominaciones que tuvo con La llegada ya deja claro que su ego no es el de un cualquiera. Por suerte para él, su habilidad tras las cámaras no se queda atrás. Y ahora ha anunciado que tiene Cita con Rama en espera. Lo dicho, vaya personaje.

Uno también podría ser escéptico ante la actuación del (casi) adolescente Timothée Chalamet, pero su carisma tiene la cantidad suficiente para sacar adelante un papel nada sencilla. Le acompaña noblemente un formidable Stellan Skarskard, como un barón desconfiado, y la inquitetante sacerdotisa Charlotte Rampling que no se queda atrás a la hora de generar mal rollo. Conclusión, incluso aquellos que normalmente no gustan de la ciencia-ficción podrán dejar de lado sus prejuicios y ver Dune para gozar de un espectáculo de altos vuelos.

Y es que esta adaptación de Dune tiene poco que ver con la descomunal excentricidad que hizo David Lynch a mediados de los 80. Aquí tenemos una versión extraordinariamente literal en la que se notan sus enormes ganas de asombrar. Todo en esta película es GRANDE, aturdidor, retumbante… Desde un primer momento, busca maravillar con gargantuescas naves espaciales, construcciones descomunales y un despliegue de medios con todo el aparataje que uno pudiera soñar. Cada encuadre es una obra de orfebrería en la que todo destaca para dejarte boquiabierto. Se nota quién está tras las cámaras. Buena muestra de ello es la lluvia de nominaciones a los Oscar que consiguió, destacando en el apartado técnico, dónde no dejó títere sin cabeza (ganando seis premios: Mejor montaje, fotografía, Banda sonora, diseño de producción, sonido y efectos visuales). Otro elemento a destacar es la mastodóntica Banda sonora, a cargo de un retumbante Hans Zimmer que firma una composición muy difícil de escuchar fuera de la película, desagradable en su ampulosidad, pero acertado en su ambientación desértica de Arrakis.

Como ya he comentado anteriormente, el diseño de producción es espectacular. Me sorprendo contemplando una y otra vez Dune tal como yo lo había imaginado. Los trajes, la vestimenta, los palacios que una vez vivieron tiempos mejores, las naves desgajadas por la arena… Ay, y los ornitópteros, ¡qué cosa más bonita! Incluso la imaginería es absurdamente buena: la distinción entre Harkonen y Atreides, el reflejo de su carácter ya desde su imaginería, con cada detalle pensado hasta la saciedad y mucho menos ordenador de lo que uno podría esperar.

Por otro lado, el guión sufre de su exceso de literalidad. Coger una obra densa de 800 páginas y pasarla a la pantalla grande es una tarea ardua. Villeneuve (sin decirlo a nadie) coge y decide diseñar una película de casi 7 horas. Por ello, el ritmo se enlentece, teniendo 90 minutos de simple planteamiento, lo que puede aburrir a muchos. Además, el corte es a cuchillo, en un punto más geográfico que buscado, sin ninguna intención de “vamos a dar un final por si alguien no quiere ver más”. Así, justo en el momento en que empiezan a pasar cosas de verdad y el follón empieza a ponerse MUY interesante, la película se acaba y te deja con muchas ganas de más. Hemos tenido que esperar dos años para, por fin, poder ver el tráiler, así que pronto la acabaremos todos, pero entiendo que mucha gente pueda haberse sentido algo estafada.

Dune es un mastodóntico espectáculo que sabe plasmar la sensación de maravilla con maestría. Adapta la primera mitad de la grandiosa novela de Frank Herbert como nunca habíamos visto, permitiéndonos gozar cosa mala con cada detalle espléndidamente retratado. Este gargantuesco proyecto deslumbra por su aparataje técnico sin olvidar de contar una buena historia. Puede ser algo lento y su abrupto corte puede sentar mal a la espera de tener disponible su concluión, pero sus pequeños errores no empañan su estupendo buen hacer. Un gustazo a ver en la pantalla más gigante posible.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.2 

No hay comentarios:

Publicar un comentario