lunes, 10 de octubre de 2022

Nadie

Sólo con el tráiler ya me habían comprado. Todo tenía pinta de una buena gamberrada de tortas con algo de humor. Si encima luego trasciende que detrás está Ilya Naushuller, pues ya sé que la acción va a ser de primera.

A primera vista, tenemos a Oderkirk interpretando a un aburrido oficinista que está hasta las narices de todo. Tal como le ocurría a Mr. Increíble cuando tenía que limitarse a vivir su vida, está claro que no desearía hacer otra cosa que liarse a reventar cabezas, pero debe contenerse. Una y otra vez, cada vez más harto. Una noche, entran a robar en su casa y cuando descubre que se han llevado la pulsera favorita de su hija, ya no puede más y explota, desatando una tormenta de violencia destinada a destruir todo aquello que le rodea.

Este excéntrico ruso empieza a tener ya una buena cantidad de seguidores. Saltó a la fama por un videoclip de Biting Elbows que se hizo viral por su arriesgada pueda en escena (perded tres minutitos y flipad) y, posteriormente había dado buena cuenta de su saber hacer con la inclasificable Hardcore Henry. Aunque no tomó parte en su dirección, sí ha estado implicado en varias de las entregas de la archiconocida John Wick. Por fin hace una película enteramente suya bajo el paraguas de Hollywood y el resultado es una superlativa cinta de acción y comedia repleta de adrenalina.


Puede que nuestro Saul Goodman favorito sea una elección inesperada como héroe de acción, pero interpreta estupendamente a una fiera domada que está deseando reventar cabezas, pero se ve obligado a contenerse una vez y otra (y otra). A sus cincuenta y tantos, tiene mucho mérito el nivel de condición física que despliega. Naushuller aprovecha con entusiasmo su improbable estampa de repartidor de ostias para jugar muy bien con las expectativas.

Como secundario de lujo tenemos a un impagable Christopher Lloyd que se mueve muy bien a pesar de sus muchísimos años. Se carga a las espaldas un puñado de chistacos estupendos y se nota que se lo ha pasado en grande rodando la película.

Las coreografías de acción funcionan estupendamente. Extraordinariamente variadas e imaginativas, se suceden a buen ritmo, intercaladas con los diálogos justos y necesarios para darles un contexto claro, sin cansar ni por exceso ni por falta. Además, destacan por tener un punto de crudeza y contundencia poco habitual en el cine de acción. Oderkirk no destaca por su agilidad, por lo que cada puñetazo es pesado, se siente y deja cierta huella. No es que sepa molar a lo grande, es que cada explosión violenta –sí, se pasa de 0 a 1000 en un instante – viene precedida de una serie de diálogos que sólo sirven para irritar al protagonista como si fuera una olla express mal cerrada: siempre buscando contenerse hasta que revienta y, con ello, los enemigos salen volando a lo grande.

La historia es ciertamente exigua, pero existe, a diferencia de otras propuestas similares como The Raid, sirviendo como contexto para que le demos sentido a los castañazos descomunales que pasan por delante. Los diálogos se perciben trabajados, con una clase inusual, molando por sí mismos, sin siquiera abusar de one liners. No bajan el ritmo de la película, aportan contexto y encima son muy divertidos. Si bien están escritos con John Wick en mente, deja patente que no quiere imitarla, usando los tópicos del género a su favor, siempre jugando con las expectativas del espectador. Además, tiene la virtud de desplegar una duración ajustada, corta para los estándares de nuestros días con sus 90 minutos incluyendo créditos, pero por ello sin dejarse algo por contar.

Y es que, encima, es divertidísima. La desmesura de sus momentazos tiene resultados descacharrantes que hacen que la goces con una sonrisa de oreja a oreja. Como ejemplo tenemos la preparación de la que sabemos será la batalla final ultraviolenta: se nos presenta con el mismo montaje que Macauley Culkin en Solo en casa, preparando una serie de trampas y artilugios para los incautos invasores del hogar. La diferencia es que aquí los cacharros están MUY salidos de madre cuyos salvajes, permitiendo que flipes con antelación ante los efectos que tendrán. Lo dicho, un despiporre.

Nadie es una improbable comedia de acción muy bruta, o una ensalada de tortas inesperadamente divertida. De alguna manera, mantiene un improbable equilibrio entre ambos géneros para proporcionar un entretenimiento de primera. Por todos lados tiene chistes enormes, personajes con carisma y toñas de las que duelen. Quiero una secuela ya.

 


Nota:
8

Nota filmaffinity: 6.5

 

 

 

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