viernes, 14 de octubre de 2022

Trueno (Neal Shusterman)

Y se acabó la trilogía. Sabiendo que los dos anteriores habían gustado y se disponía del desenlace, pues démosle al vicio, démosle.

Titulo: Trueno

Autor: Neal Shusterman

Título original: The Toll (el peaje)

Traducción: Pilar Ramírez Tello

“Todo cambió hace tres años: fue entonces cuando Anastasia y Lucifer desaparecieron; cuando el segador Goddard llegó al poder; cuando el Nimbo retiró la palabra a toda la humanidad, menos a Grayson Tolliver. En este impactante desenlace de El arco de la Guadaña, la trilogía que Neal Shusterman comenzó con Siega, se pondrán a prueba las lealtades y reaparecerán viejos amigos. Pero el rugir del trueno siempre es el preludio de la tormenta, y puede que el ruido del cambio ya haya empezado a resonar entre los portadores de la muerte.”

Lo primero a destacar es el sentimiento de despedida habitual cuando finalizo una trilogía o una saga de libros similar. Puede que algún día me acerque de nuevo a estos personajes, pero lo más probable es que no vaya a repetir, por lo que se echará de menos a este puñado de seres que me ha acompañado durante tantas horas.

¿Y el final está a la altura de lo que venía prometiendo anteriormente? Pues vaya sí lo está. Empezando de lo peor a lo mejor, esta tercera entrega agrava el problema que venía arrastrando de presentar un elemento inusual o novedoso del universo justo en el momento que es requerido para las necesidades del guión. La solución se genera al momento, sin importar que pudiera haber sido relevante en un momento previo, ni nadie lo haya mencionado anteriormente. Es fácil notar, entonces, que la coherencia del universo disminuye, abandonando cualquier  pretensión de ciencia-ficción. Ahora lo que impera es la aventura y la diversión, pues se abraza la fantasía (futurista, si te hace ilusión, pero fantasía) sin hacer el más mínimo intento en buscar la verosimilitud.

Asimismo, el desarrollo de los personajes brilla por su ausencia. Allá donde se quedaron en la última actualización, allí están. Los buenos son todos muy buenos, y los malos muy malos, sin otra motivación que ser el malo. No es el mejor aspecto del libro, no.

Otro detalle que puede descolocar es el fragmentado inicio. En partes de la trama han pasado unos tres años, en otras apenas uno, y así con todo. No hay nada que te indique explícitamente cuando estás, por lo que se vuelve confuso. Una vez pillas el juego, pues tiene su punto (eres testigo de las consecuencias de algunas acciones que pasarán páginas después), pero mucho lector poco atento se puede despistar.

Pero bueno, no todo es malo en este libro. He comentado antes que me ha gustado y es que está escrito con ingenio.

Primero de todo, hay que destacar al NIMBO. A lo largo de las páginas (ya desde el libro anterior), la IA va sufriendo una transformación y se va volviendo un personaje “activo” a desarrollar. Realmente, es el único que tiene arco de evolución y se hace interesante. Contempla al ser humano desde su inhumanidad y busca lo mejor para aquellos que cuida, a pesar de sus decepciones y la (casi) paranoia en la que se mueve. Tiene un plan trazado, que se desarrolla según lo previsto, aunque la verdad es que ni él mismo sabe cuál es. Si en el anterior libro era un hallazgo refrescante, aquí roba la mitad del libro con todo el derecho.

Puede que los personajes no estén especialmente bien trazados, pero la trama sí que lo está. Cuando tiene que meter caña, la mete, cuando tiene que dejar reposar el suflé, sabe hacerlo, manteniendo en todo momento la intriga sobre el plan del NIMBO, las intenciones de Goddard y los secretos de la Guadaña. Y claro, cuando llegamos al final, es un WOW muy bien metido. Le da una vuelta de tuerca a todo lo que crees que tenías implícito de la sociedad de los Segadores. A posteriori, cobra el sentido, en un ejercicio espléndidamente bien hilado, que sorprende sin por ello ser tramposo. El sabor de boca que deja es muy bueno. Eso sí, quizás no hacía falta emparejar a todo el mundo como si no hubiera un mañana en las últimas 10 páginas ^^.

Ah, y los interludios. En este caso descolocan un poco, pues en esta entrega pertenecen a una especie de textos sagrados de una religión surgida en torno al Trueno (a modo de Antiguo Testamento, o similar) en algunos casos. En otros, contiene los comentarios de un “estudioso” de miles de años en el futuro, que intenta desentrañar los hechos descritos, dándole una interpretación de acuerdo con lo (poco) que sabe de cómo era la sociedad de la Guadaña. Me encanta como se crea una cosmogonía en que rememoran con una interpretación mitológica los hechos “reales” que estamos leyendo justo en ese momento.


Al perder el tono de ciencia-ficción que mantenía anteriormente, uno pudiera pensar que la crítica social y los debates políticos quedan atrás. La verdad es que no es así. Si acaso se pierde sutileza y se recalcan con más énfasis, pero los comentarios sobre los errores de la sociedad humana se dejan caer (casi) continuamente. Pero bueno, esto no impide que la historia fluya agradablemente, estando ambos aspectos perfectamente equilibrados, ninguno de ellos se come al otro.

Ahí reside lo mejor de todo. El libro pasa con una facilidad pasmosa. Sabe mantener la intriga para que devores las páginas como nada. Decir que la “saga de la Guadaña” es viciante y sorprendente no se acercaría a la realidad. Con Trueno, Neal Shusterman ha hecho un trabajo mucho más meritorio que simplemente acabar la historia. El libro tres, como toda la saga, ha sido una experiencia gozosa y original.

Con sus errorcillos, y cierta impresión de que se podría haber hecho más, pero es tan divertida y pasa con tanta facilidad que tampoco importa mucho. Trueno concluye una saga de lo más entretenida, que se bebe en un santiamén pese a su longitud. Muy recomendable si estás en un atasco lector.

 

Nota: 8

Nota goodreads: 4.24/5 

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