Hace poco estábamos comentando con unos amigos sobre las
llamadas películas estacionales: Aquellas que se ven en una fecha determinada,
ya sea el veranito, Semana Santa o Navidad. En el caso de la película de hoy,
se trata de mi entretenimiento navideño por excelencia. Cae casi cada año y se
trata de, probablemente, la película que más veces he visto en mi vida.
Recuerdo cuando tenía 8-9 años y me la ponía en bucle con mi VHS, jugando a
imaginar que haría en la misma situación de Kevin.
La decisión de Chris Columbus al acometer la secuela del
inesperado éxito Solo en casa fue de
lo más inusual. En vez de alargar la historia, decidió hacer un remake en toda
regla. Con mucho más presupuesto, más largo y más grande, en una localización
con más clase… pero repitiendo paso por paso el argumento y la mitad de los diálogos.
Hay que reconocer que nadie hubiera apostado por ello.
Así pues, el pequeño Kevin vuelve a intentar pasar las
vacaciones navideñas con su familia, perdiéndose en el camino y acabando en la
amenazadora Nueva York. Casualidades de la vida, los dos ladrones a los que
apaleó el año anterior han escapado de la cárcel y quieren dar un golpe en una
gran juguetería. Naturalmente, será el pequeño Kevin el que desbaratará su
malvado plan durante la noche de Navidad.
¿Qué ha cambiado? Nueva York. Repite el director, el
guionista, los actores principales, el equipo técnico… Además del escenario, la
principal (o única) diferencia es que se cuenta con mucho más presupuesto, ¡llegando
a poner en pantalla a un futuro presidente de los Estados Unidos y todo!
También se aprovecha del éxito previo, claro. Se sabe qué es lo que funciona y
lo qué no, haciendo las cosas con ganas y cariño. El resultado es una película
más divertida y gamberra, con unos toques de ingenio algo puñeteril.
No vamos a negar que la prodigiosa ingeniería de putadas
se repite, con algunos gags calcados incluso, pero todavía no llega a cansar.
El humor es muy blanco, muy físico y facilón, pero es imposible no
descacharrarse con el compendio de trompazos que se llevan los malos malosos. Sorprende
a veces la mala idea que despliega el pérfido niñito angelical que se ha vuelto
a perder sin su familia.
Otro de los detalles que hemos de destacar es la
sorprendente química que desprenden los tres protagonistas: Kevin McCallister
se convirtió en un personaje indisociable de Macaulay Culkin (especialmente
tras la nula carrera posterior del actor), totalmente generacional e inolvidable
para el que viera sus correrías con la edad adecuada. Por su parte, los “Cacos
Pegajosos” Joe Pesci y Daniel Stern dan el contrapunto histriónico perfecto para
hacer las delicias del espectador. ¡Da gusto cuando actores de calidad se implican
en una propuesta así! ¡Si es que incluso el cargante Tim Curry me cae bien en
esta película!
En cuanto a la situación de Kevin… ¡Oh, qué fascinación
me provocaba esta película de pequeño! Estar separado, por unos días de tu
familia, con una libertad absoluta para hacer lo que quisiera sin que me
pudieran controlar “¡Mi familia está en Florida y yo en Nueva York!...mmm… Mi
familia está en Florida y yo en Nueva York...” Todo un placer culpable ^^
Solo en
casa 2 hace bueno el dicho de “Más
grande, más largo y sin cortes”. Apenas enseña nada que no hubiéramos visto
previamente, provocando un gigantesco deja
vu, pero supera con tanta holgura a su predecesora que no podemos sino disfrutarla con cariño. Es
una película que me transmite muy buen rollito, evocando épocas felices de mi vida. Por ello,
gusto de revisitarla al menos una vez al año. Risas e ingeniosas aventuras para
toda la familia, como debe hacer la típica happy movie navideña.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.2
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