La triogía de X-Men fue todo un exitazo. Era por tanto evidente que seguirían apareciendo más
productos para aprovechar el tirón de la misma. Por fortuna, el universo de los
X-Men es sobradamente amplio y
permite gustoso la realización de bastantes historias con gancho. De entre las
primeras acciones, es quizás obvio aprovechar al personaje con más tirón de la
saga, tanto en el comic como en la película: Lobezno.
En X-Men, Lobezno
es un hombre sin pasado. Ni él mismo conoce dónde nació, donde vivió o cómo
llegó al sur de Canadá. La película se centra en explicar sus orígenes, conocemos como Logan y su hermano Victor se convierten en Lobezno y Dientes de
Sable, respectivamente, y nos enteramos de porqué se odian a muerte. Antes de
que los mutantes sean conocidos, ellos son de los pocos elegidos con poderes.
Una organización secreta trata de estudiarlos y controlarlos para construir el
Arma X: Un mutante superpoderoso destinado a ser usado como el arma militar
definitiva.
ACTOR: En X-Men,
Jackman construye a un Lobezno soberbiamente carismático y arrogante. Ahora, en
una película dedicada totalmente a su lucimiento, se dedica a repetir papel con
un buen arsenal de muecas y gestos de tío duro mientras derrocha músculos (¡atentas
chicas!) y testosterona por todos lados. Enfrente tiene a un Schreiber que,
inesperadamente, decide tomarse en serio el engendro que es la película y compone
a un Dientes de Sable sólido y creíble que sirve de acertado contrapunto a
Jackman, convirtiendo la película en una competición de “a ver quién es mas
macho” muy bien lograda, lo que añade un poco de gracia a la misma. El resto de
secundarios se dedican a decir el par de frases que les ha tocado en suerte sin
esforzarse demasiado.
DIRECTOR: Como Brian Singer (director de la trilogía
original) se estaba dedicando a otras cosas y no tenía mucho interés en el
tema, los productores decidieron encargar el proyecto de exprimir a la gallina
de los huevos de oro a Gavin Hood, un director sudafricano que había hecho un
par de peliculillas de acción con cierta solvencia. Baratito y eficaz. Y es que
Hood se dedica a hacer lo que sabe hacer: escenas de acción bien
coreografiadas, buen aprovechamiento de los efectos especiales y un ritmo
bastante entretenido con el que no hay tiempo para aburrirse. En los momentos
de tranquilidad -pocos- flojea un poco, pero pronto Jackman vuelve a sacar músculo
y mostrar todo lo que tiene.
Se nota la pasta invertida, el acabado es muy limpio. Tan
limpio, tan limpio, que el pelo de Lobezno permanece impoluto. Es que ni se
moja al salir de un estanque de agua...
GUIÓN: El guión corre a cargo de Benioff, guionista de películas
como Troya o la serie 24 horas, por tanto podemos esperar una
historia simple pero eficaz. Evidentemente, no esperéis diálogos profundos ni tramas
complejas, pero sí un guión fácil de seguir, que evita que perdamos el interés. La historia es una excusa para dar sentido a cien minutos de buena
acción y entretenimiento sencillo. ¿Qué tiene multitud de errores, gazapos y
lagunas de lógica? Pues sí, ¿y qué? Lo importante es hacer un buen espectáculo
pirotécnico que llene bien las salas y los bolsillos de los productores, cosa
que se consigue sobradamente.
El personaje da para hacer una trama compleja y profunda. No
obstante, es mucho más fácil y rentable hacer una película llena de acción y
zarpazos entretenida y eficaz, que probablemente es lo que esperaban los fans y
buenos músculos, que es lo que esperaban las fans del “chico malo” de los
X-men.
En resumen, una película de acción muy entretenida, con un
Jackman haciendo de si mismo y un Schreiber inesperadamente a la altura.
Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.1
Aquí tenéis al bicho en cuestión:
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