"Morning Glory" no es una gran comedia con la que el espectador vaya a sorprenderse. No ofrece situaciones inesperadas, diálogos ingeniosos ni una sátira arriesgada. Los chistes están vistos mil veces, pero mantienen una cierta gracia con la que entretenerte la horita cuarenta que dura.
Becky es una periodista que sueña con triunfar dirigiendo un programa de televisión. La oportunidad de su vida le llega cuando le contratan para dirigir “Daybreak”, un programa matinal en decadencia. Allí tendrá que lidiar con dos presentadores egocéntricos, un equipo pasota y un hombre del tiempo algo excéntrico. Mientras lucha por aumentar la audiencia del programa, la relación romántica de rigor entrará en escena, complicando aún mas las cosas.
El argumento y el desarrollo recuerdan en muchos momentos a “El diablo viste de Prada”, y no es extraño, pues comparten guionista (y mucho equipo técnico). Siguiendo el mismo esquema de desarrollo y sin ser nada del otro mundo, el argumento cumple para rellenar sin forzar toda la película.
ACTORES: Siguiendo la estela de “El diablo viste de Prada” McAdams no es Hathaway, pero cumple con su papel. No resulta cargante y lleva el peso de la película aceptablemente. Keaton y Ford, en dos personajes bastante paródicos demuestran que son mucho mejores actores que McAdams y sin esforzarse mucho (o nada) roban cada escena en la que aparecen. Muy simpáticos ambos, especialmente Ford, que se aleja de sus papeles habituales.
DIRECTOR: Si repasamos la filmografía de Robert Michell no encontraremos ninguna gran película, pero tampoco ninguna que podamos considerar como aburrida. Dentro de una cierta corrección, siempre hace películas para pasar el rato que no insultan demasiado al espectador. Aquí tenemos otro ejemplo de solvencia. No se complica la vida en ningún momento ni comete errores de bulto para darnos una película simple, sin pretensiones y que funciona como pasatiempo.
GUIÓN: A diferencia de “Prada”, que tenía mucho veneno, la representación que vemos aquí de una productora de televisión es menos cruel. El retrato no es benevolente, pero sin hincar mucho el diente. El desarrollo de la trama es correcto y ligero, no tiene errores de coherencia ni altibajos. La comedia es agradable y hay un par de gags muy bien encontrados. La parte más discutible es la manera que tiene la protagonista de salvar el programa: renuncia a la calidad para dar telebasura y así subir la audiencia. No obstante, no es que se autoproclame como portadora de la verdad –ni mucho menos-, con lo que se le puede perdonar. Además, dentro del tono simpático general de la película, la basura está metida con cierta gracia.
No es una buena película, pero por lo menos es una cinta entretenida, que transmite el optimismo y la relajación que toda comedia debe transmitir (gracias a alegres y acertadas canciones, una fotografía colorista, un guión ligero pero inofensivo y unas actuaciones simpaticonas). Es cierto que el film no hace reír tanto como se hubiera podido esperar, pero al menos hace pasar un rato agradable.
Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.5
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