viernes, 10 de mayo de 2024

¡Olvídate de mi!

Después de una de amoríos de lo más sencillita, ahora una de amores de lo más liadilla. ¿Y quién dijo que JIm Carrey no puede ser un buen actor cuando quiere?

¿Y si pudieras olvidar los recuerdos de una relación fallida? Joel se queda anonadado al enterarse de que su ex novia Clementine ha decidido borrar de su memoria los años que paso con él. Indignado, decide ir a casa del creador del método para abrirle la cabeza, pero preferirá pasar por el mismo proceso. Sin embargo, su cerebro no parece estar de acuerdo con su decisión.

Toda la película es una reflexión sobre las el amor, los buenos y los malos recuerdos. El tiempo como modificador de la memoria y la necesidad de pasar página (o no) para encontrar la felicidad. ¿Cuándo es necesario luchar por un amor? ¿Cuándo debemos ignorar los malos ratos para disfrutar de los buenos? ¿Qué esperanzas le quedan a un naufragio frente a segundas (y terceras) oportunidades?


¡Olvidate de mí! (grandiosa traducción para Eternal Sunshine of the Spotless Mind) empieza mostrándonos el final de la relación. Es obvio que estos dos personajes no están hechos para estar juntos, pero es aquí donde SPOILER el guionista, el genial Charlie Kauffman te cuenta la historia al revés, usando como excusa que los recuerdos se borran de reciente a antiguo. Así, comprendemos porqué Joel y Clementine rompieron y, sobre todo, porqué Joel y Clementine llegaron a estar juntos. Mis felicitaciones para el director Michael Gondry, que te somete a una montaña rusa de emociones donde tus prioridades cambian a cada quiebro y tan pronto los quieres matar como abrazar. Especialmente doloroso es el momento en que Joel llega a ESE recuerdo que no quiere perder y, por mucho que grita, no puede evitar que borren y hagan una página en blanco de su relación ¿qué empieza de nuevo? FIN DEL SPOILER

El principal motivo de que este engendro triunfe reside, en gran parte, en la inesperada buena química que surge entre los dos protagonistas. No hubiera pensado que Carrey pudiera hacer tan bien de una persona “normal” (vale, un empanado entrañable un poco idiota, pero relativamente cotidiano), y menos complementarse con una Kate Winslet más adorable (y odiable) que nunca. Especialmente meritorio es su torrente de matices con el que captamos las sutilezas de cada momento de la relación, que nos ayuda a comprender cuándo y dónde estamos. A fin de cuentas, se las arreglan para incluir infinitos detalles grandes y pequeños, conmovedores y triviales, oscuros y luminosos, de las relaciones cotidianas entre gente corriente, que seguro habremos vivido y con los que nos podremos identificar. Winslet consiguió una nominación al Oscar por este trabajo, que perdió ante Hillary Swank, en Million Dollar Baby).

Y joé, qué puzzle. Este guión es complicado, tanto por ideas como por estructura. Desconcierta al espectador y le obliga a estar atento para desentrañar todas sus claves y comprender qué y porqué ocurre todo. No en vano, es el inclasificable Charlie Kauffman quién firma el libreto, autor de obras tan personales como Anomalisa o Adaptation. Encontramos una historia compleja, que reflexiona sobre las relaciones humanas, trufada de buenos diálogos, frases memorables, un poco de patetismo y, quieras que no, un canto al amor, a esa chispa que nos hace aguantar y tirar para adelante, aunque no se vea el final del túnel.

Todo ello a un ritmo endiablado que juega hábilmente con el montaje, destilando gran imaginación en la puesta en escena. Nunca te dice cuándo está, pero son los pequeños detalles que hay en el fondo los que te permiten ubicar: el peinado de Clementine, el estado del coche, las heridas… Hay que estar atento y ordenar así este festival de momentos que ha creado Gondry.


Y en el fondo, entre tanta complicación, si pudiéramos ordenarla, lo que tendríamos sería una comedia romántica casi canónica. Su aproximación mediante la ciencia-ficción le permite dar el punto extra de subvertir las expectativas y obligarte a pensar sobre cómo reaccionarías en una situación u otra. Sorprende su cinismo al diseccionar qué nos hace estar juntos, pero luego está llena de ganas de vivir, de disfrutar y de disfrutar de un día más en este mundo con una fuerza de la que pocas películas disponen.

Joder, vamos, que me ha gustado un montón, ¿no? Eso sí, la posibilidad de que la película te dé un puñetazo en el estómago no se descarta, que a veces acierta demasiado.

 

Nota: 10

Nota filmaffinity: 7.6

“Los altibajos, las discusiones, él recoge tus puñeteros pelos de la ducha, los juegos de sofá, la lucha por el mando a distancia, los besos, las acusaciones, las bromas, las cenas sin cruzarse la palabra, las peleas de coña, los viajes sorpresa, las conversaciones bajo las sábanas, los paseos del sábado por la mañana, las promesas cumplidas, las promesas rotas, cosquillas, la mirada cargada de sueño al despertar, las borracheras, las confesiones a medianoche, los planes que se hacían por el mero placer de hacer planes, las manos frías, la primera noche, abrazarle mientras duerme, colgarle el teléfono y luego llamar para pedir perdón, decirle adiós en el aeropuerto, regalarse cosas bonitas e inútiles, hacerse fotos chorras, ver una película juntos y no enterarse de nada, reírse de tonterías, meterse mano en lugares públicos, tirarse bolas de nieve...pensar que ojalá se detenga el tiempo porque todo lo que vendrá después no puede ser tan bueno.

Que nunca se haga el eterno amanecer de una mente sin mácula. Yo también lucharía hasta el último aliento por no perder ninguno de mis recuerdos contigo.” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario