Libro leído como parte de la CLO (gracias Cocodras).
Siempre es un placer acercarse a Woolf, aunque lo hago mucho menos de lo que
debería.
Título: Flush
Autor: Virginia Woolf
Título original: Flush - a biography
Traducción:
¿?¿
“Flush es
un cocker spaniel de orejas largas, cola ancha y unos «ojos atónitos color
avellana». A los pocos meses de su nacimiento es regalado a la famosa poetisa
Elizabeth Barrett. Flush se convertirá en su compañero inseparable y,
posteriormente, en el cómplice de sus amoríos con el poeta Robert Browning,
aunque primero debe superar la animadversión y celos que siente ante su
afortunado rival... Virginia Woolf relató la historia del perro de Elizabeth
Barrett con rigor biográfico, recreando una época tan impresionante como la
victoriana y consiguiendo una de las obras más deliciosas de la literatura
contemporánea. Como señala Quentin Bell, Flush no es el producto específico de
un amante de los perros, sino una narración construida a partir del esfuerzo de
ver el mundo a través de la mente de un perro, un mundo dominado por los
olores, las fidelidades y los deseos caninos.”
¡Que dulcecito más mono!
Y mira que ya había leído la contraportada, pero no
esperaba que fuera a encontrar una doble biografía (otra más). Woolf siempre es
un placer a la hora de disfrutar de un buen bocado literario. En este caso, se
nos resume la vida de la poeta Elizabeth Barret y de Flush, su fiel cocker,
narrado en todo momento desde el punto de vista del canino compañero.
Es, pues, un libro que degustar con calma, disfrutando de
la miríada de detalles que jalonan cada una de las páginas. No obstante, hay
algún que otro detallito que recordar. A decir verdad, no pasa gran cosa en
todo el libro. Y bueno, a la que te pones a rascar, la vida de un perro… no es
que sea especialmente interesante. Además, se trata de un librito cortito, de
estos que apenas has empezado y ya has acabado. Por ello, si no estás atento,
apenas te da tiempo a enterarte de nada. Se trata de un libro que degustar de
manera consciente. Saborear bocadito a bocadito, paladeando cada sensación que
Woolf te ha preparado. Si lo devoras, se estropea y no funciona (sí, un libro
de 100 páginas que debe durar una semana, o más).
Flush está escrito con talento y su historia destila
bonitisidad por todos los lados. Es toda una declaración de amor por esos
animalicos que nos acompañan en nuestro día a día, que seguro disfrutaremos con
ternura si tenemos la suerte de que alguno nos de su amor.
Pero es que no es sólo eso. Es también un ejercicio de
estilo por parte de la escritora, presentando una pieza llena de talento en un
ambiente inusual, con un requiebro tan innecesario como bien encontrado.
Transforma con habilidad los ambientes en los que se mueve Flush (Londres, la
campiña inglesa, Florencia), para describírnoslos con habilidad, casi
pintándolos en un cuadro. Manteniendo, curiosamente, un punto de vista perruno,
centrándose en los detalles que le interesarían a Flush antes que a un
observador humano.
No he encontrado en el libro referencia alguna a la
persona que ha hecho las labores de traducción (algo muy raro), pero desde aquí
felicito al responsable por su meritorio trabajo. No es fácil trasladar las
intrincadas, recargadas frases que cantan el inglés de Woolf manteniendo una
exquisita entonación y un lirismo irónico. Mucho mérito tiene.
Asimismo, también se debe destacar la profusa
documentación con la que el libro está orquestado. Se hace patente que Woolf ha
trabajado la figura de Barrett y se las arregla para que quede patente, tanto
en la descripción del personaje como en la evolución de su vida y los
abundantes poemas que jalonan el libro. Para muestra, un botón:
To Flush, my dog (by Elizabeth Barrett Browning)
LOVING friend, the gift of one,
Who, her own true faith, hath run,
Through thy lower nature ;
Be my benediction said
With my hand upon thy head,
Gentle fellow-creature !
Like a lady's ringlets brown,
Flow thy silken ears adown
Either side demurely,
Of thy silver-suited breast
Shining out from all the rest
Of thy body purely.
Darkly brown thy body is,
Till the sunshine, striking this,
Alchemize its dulness, —
When the sleek curls manifold
Flash all over into gold,
With a burnished fulness.
Underneath my stroking hand,
Startled eyes of hazel bland
Kindling, growing larger, —
Up thou leapest with a spring,
Full of prank and curvetting,
Leaping like a charger.
Leap ! thy broad tail waves a light ;
Leap ! thy slender feet are bright,
Canopied in fringes.
Leap — those tasselled ears of thine
Flicker strangely, fair and fine,
Down their golden inches
Yet, my pretty sportive friend,
Little is 't to such an end
That I praise thy rareness !
Other dogs may be thy peers
Haply in these drooping ears,
And this glossy fairness.
But of thee it shall be said,
This dog watched beside a bed
Day and night unweary, —
Watched within a curtained room,
Where no sunbeam brake the gloom
Round the sick and dreary.
Roses, gathered for a vase,
In that chamber died apace,
Beam and breeze resigning —
This dog only, waited on,
Knowing that when light is gone,
Love remains for shining.
Other dogs in thymy dew
Tracked the hares and followed through
Sunny moor or meadow —
This dog only, crept and crept
Next a languid cheek that slept,
Sharing in the shadow.
Other dogs of loyal cheer
Bounded at the whistle clear,
Up the woodside hieing —
This dog only, watched in reach
Of a faintly uttered speech,
Or a louder sighing.
And if one or two quick tears
Dropped upon his glossy ears,
Or a sigh came double, —
Up he sprang in eager haste,
Fawning, fondling, breathing fast,
In a tender trouble.
And this dog was satisfied,
If a pale thin hand would glide,
Down his dewlaps sloping, —
Which he pushed his nose within,
After, — platforming his chin
On the palm left open.
This dog, if a friendly voice
Call him now to blyther choice
Than such chamber-keeping,
Come out ! ' praying from the door, —
Presseth backward as before,
Up against me leaping.
Therefore to this dog will I,
Tenderly not scornfully,
Render praise and favour !
With my hand upon his head,
Is my benediction said
Therefore, and for ever.
And because he loves me so,
Better than his kind will do
Often, man or woman,
Give I back more love again
Than dogs often take of men, —
Leaning from my Human.
Blessings on thee, dog of mine,
Pretty collars make thee fine,
Sugared milk make fat thee !
Pleasures wag on in thy tail —
Hands of gentle motion fail
Nevermore, to pat thee !
Downy pillow take thy head,
Silken coverlid bestead,
Sunshine help thy sleeping !
No fly 's buzzing wake thee up —
No man break thy purple cup,
Set for drinking deep in.
Whiskered cats arointed flee —
Sturdy stoppers keep from thee
Cologne distillations ;
Nuts lie in thy path for stones,
And thy feast-day macaroons
Turn to daily rations !
Mock I thee, in wishing weal ? —
Tears are in my eyes to feel
Thou art made so straightly,
Blessing needs must straighten too, —
Little canst thou joy or do,
Thou who lovest greatly.
Yet be blessed to the height
Of all good and all delight
Pervious to thy nature, —
Only loved beyond that line,
With a love that answers thine,
Loving fellow-creature !
No podemos olvidar tampoco la habitual retranca con la
que Woolf retrata la sociedad inglesa en la que se mueve. A su manera, Flush
es toda una sátira social de lo más
ingeniosa. Somos testigos, desde su punto de vista, a las restricciones de las
costumbres victorianas, las absurdeces de la conciencia de clase y la absurdez
de la aristrocacia (humana y canina), la aburrida vida de las damas londinenses
(y sus perros), la exultante vida de Italia (libre de tantas restricciones) y
las delicias de la libertación sexual, tan lejana en aquel momento.
En muchos aspectos, me ha recordado mucho a la novela que
reseñé hace muchos años, “Soy
un gato”, de Soseki, en la cual se también se pintaba admirablemente la
cotidianeidad del día a día a través de un espectador externo. Los propósitos y
el desarrollo son diferentes claro, pero un recuerdo entrañable es un recuerdo
entrañable.
Lo que no debemos olvidar cuando leemos Flush es que no seremos testigos de más
(ni de menos) que la vida de un perro. Más que suficiente para unos,
indudablemente poco para otros. Obviamente, es una propuesta vacua e
inofensiva, pero escrita con talento, llena de belleza y lirismo, ideal para
leer con una sonrisa en los labios mientras paladeas cada frase. Woolf cada día
me emociona más. No sé por qué, pero al leer el libro, me imaginaba Woolf
escribiendo en su cuarto propio con su perro canela a sus pies y el aroma de
las flores filtrándose por la ventana.
Nota: 7
Nota goodreads: 3.8/5