A pesar de haber visto varias veces la estupenda película
basada en este libro, nunca me había parado a leerlo. Como era parte de la
cesta’13 (no me preguntéis el número, no lo apunté), pues tenía que caer.
Título: Los santos inocentes
Autor: Miguel Delibes
“Los santos inocentes
se ha convertido ya en un clásico de nuestros días. Un relato, a un tiempo
realista, poético y trágico que contiene algunas de las mejores páginas del
gran novelista de Valldolid. La vida en un cortijo, las andanzas del señorito
Iván, aficionado a cazaar por encima de todo, la dureza de la existencia
cotidiana y del sometimiento al amo, y luego los humillados y ofendidos que dan
título a la novela, Azarías, Régula, Paco, la adolescente Nieves… Una dramática
historia tejida con pequeños incidentes de todos los días contada por la
insueperable pluma de Miguel Delibes, que tan bien sabe expresar todos los
matices de sus personajes, desde la aspereza hasta la ternura, así como de un
paisaje muy querido por el escritor.”
A estas alturas, supongo que no hará falta presentar el
argumento de este libro harto conocido por todos. Delibes realiza un durísimo
(y realista) retrato de la vida de un cortijo de cualquier sitio de Castilla o
Extremadura a principios del siglo XX, con todos sus detalles, sus (pocas)
reminiscencias románticas y sus (muchas) contrariedades para el que no tenía la
suerte de ser de rancio abolengo.
La construcción el medio en el que se mueven los
personajes del libro es magnífica, especialmente reconocible cuando has estado
en pequeños pueblos que todavía se mueven en esquemas similares, que provoca
que cada situación duela todavía más. Delibes es uno de los GRANDES y Los Santos Inocentes es una buena
muestra de ello.
La descripción del ambiente y los (más que) verosímiles
sucesos que allí acaecen son obras de un talento magnífico, pero es en la
construcción de los personajes donde se realiza la mayor obra de orfebrería.
Cada uno de ellos, a su modo, es una joya al alcance de muy pocos.
Es muy fácil quedarse con Azarías, el deficiente mental que tan magistralmente interpretó Paco Rabal en la
película homónima (¡milana bonita! ), con esa mezcla de incomprensión para con
los demás, cuya imposible mezcla de inocencia y brutalidad no puede sino
conmover al lector y clavarse en el alma.
No obstante, el personaje que más páginas ocupa es Régula, su hermana, una mujer muy capaz, con un corazón que no
cabe en su pecho, que ha prosperado levemente a base de tesón y un poco de
suerte, pero a la que le ha tocado sufrir en esta vida, soportando cada revés
con un profundo suspiro de resignación y la voluntad de tirar para adelante, de
algún modo. Su mayor sueño en lo que le queda de vida es que su hija Nieves, apenas una niña de trece años que ha salido lista e
inteligente, pueda estudiar para salir del cortijo y tener una vida digna fuera
del pozo en el que viven.
Mismas aspiraciones tiene Paco el bajo, su marido. Fiel y servicial criado de confianza del señor, tan lleno de
amor para su familia como sumiso a sus amos. Es un trabajador fiable y
competente que, a base de pringar eficientemente en todos los marrones que le
han caído a lo largo de su vida, ha adquirido cierto rango dentro del servicio.
Suspira por ver a su hija Nieves marchando a la ciudad y estableciéndose
felizmente allí, pero también está saliendo guapa y vive temeroso que el Señorito Iván decida que ya es hora de
pasar un buen rato con ella, arruinando cualquier aspiración en la vida de su
pequeña. Este trance rompería el alma de Paco, pero lo que más le duele es la
certidumbre de que no podría negarse a los designios de su amo.
Del que ya hemos hablado, y claramente el malvado de la
función, es del Señorito Ivan, dueño del
cortijo por decreto divino (por algo él tiene un APELLIDO y los demás no,
faltaría más). Me indigna la naturalidad con la que sabe que él es el dueño de
todo y el resto de seres del planeta no viven más que para servirlo (me encanta
lo bien representado que está). El
conflicto de clases es tan obvio y está tan bien representado que uno no puede
sino maravillarse ante este personaje tan rematadamente odioso, convirtiéndose
en uno de los más endemoniadamente odiables que recuerdo, no tanto por sus
maldades sino por la certeza que tiene en la obediencia completa de su gente.
El otro personaje que también tiene algo de presencia es Quirce, uno de los pocos currantes que parece pensar un poco
más, que obedece porque debe hacerlo (le va la vida en ello), no porque sienta
la más mínima gana de servir a su amo. En secreto conspira para cambiar las
cosas, pero vive frustrado ante la resignación del resto de su gente.
Desesperanzador y triste testimonio del poco valor de la
vida de los vasallos, doloroso en su realismo al mostrar su total dependencia
de la voluntad del amo, impotentes ante la imposibilidad de salir de la rueda
que la sociedad del momento (no tan lejano) tiene montada para ellos. Educados
para servir desde la cuna, aceptan cualquier abuso sin rechistar, regocijándose
de que haya otros amos peores que el suyo y burlándose de los que están en desventaja
frente a ellos. Aunque claro, siempre existen aquellos que no se rigen por las
normas de la sociedad, ¿verdad, milana bonita?
Otro detalle que sorprende a la que paras a pensar sobre
ello y vuelve a ser una muestra de talento por parte de su autor es que su
florida prosa se matiza y varía en función de quién protagoniza el capítulo. Si
bien se narra en tercera persona, el tono del capítulo, lo que se te describe y
las reacciones de los demás varía en función de si la historia se centra en
Régula, Paco o el señorito Iván, apuntando de manera sutil los sesgos e
intereses de cada uno de los personajes. De esta manera percibimos que piensan los unos de los otros,
obligándote a reflexionar sobre los paradigmas que ya tenías establecidos en el
capítulo anterior.
Los santos
inocentes es un relato desgarrador
por su realismo, por lo reconocible de unas situaciones no tan lejanas y la sensación de impotencia que desvela la
paciencia y la vida de estos santos inocentes. Contiene a unos personajes
inolvidables esculpidos con inusitada maestría y una historia que se clava en
el alma, todo ello descrito por un verdadero orfebre de las palabras. En otras
palabras, indispensable (aunque salgas del libro con un cabreo morrocotudo con
el mundo).
Nota: 10
Nota goodreads: 4.03/5
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