En
estos tiempos de Vengadores, Fuerzas mutantes y otros supergrupos veredes, no
viene mal recordar uno de los grupos más cachondos que recordaba de mi
adolescencia: Los hombres misteriosos.
En
un mundo donde hay un súper-héroe perfecto, que vive de patrocinadores y ha
hecho tan bien su trabajo que casi no tiene gracia ser un guardián de la ley,
¿quién iba a querer ser un héroe? Pues un puñado de inadaptados que parecen no
desear otra cosa que procurar que el día a día de sus vecinos sea algo más agradable
(¡su vecino y amigo… Flatulencia!). Pero claro, estamos de acuerdo en que para
dedicarte a esto debes de tener poderes o ser riquísimo. ¿y sí tu único poder
es volverte muy, muy furioso? Quién dice eso, dice también manejar con maestría
una pala (cromada) o ser un artista lanzando cubiertos (de plata). Entre esta
improbable panda de patanes yace la única esperanza para la ciudad de Champion
City una vez su héroe local desparezca del mapa por… cosas que pasan.
Este
predecesor más cómico de Kick-Ass y su
troupe procede de un cómic de la Dark Horse que parodiaba con mucha mala leche
y un buen puñado de gracia toda la imaginería superheroica con unos héroes
improbable que, de alguna manera, deben arreglar todo el tinglado.
Ésta
es una de esas películas que veía cuando iba a ver a mis primas de Badalona. De
cuando en cuando me tocaba ir con toda la familia, y como la chavalería se
acababa aburriendo mucho, acabábamos yendo al cine más cercano a ver lo más
digerible que hubiera. Recuerdo ver Perdita Durango con apenas 13 añetes. ¡Ay que zagalillo! Una de éstas que cayó fue Mistery Men, de la que me sonaba ser el
único que había disfrutado con ella (hablando, mi hermano también guarda un
buen recuedo).
No
en vano, se trata de una película de lo más curioso. Kinka Usher es un director
de anuncios francés que, un buen día, leyó determinado cómic de la Dark Horse
y, enamorado de sus páginas, removió cielo y tierra para conseguir los derechos
y rodar la versión para los cines del mismo. Después de tocar un montón de
puertas, coincidió con Ben Stiller, al que le hizo gracia el guión y, entre
ambos, liaron a la Universal y a un puñado de amiguetes para dar luz a este Hombres misteriosos de hoy. A la que te
pones a repasar, hay que reconocer que está la flor y nata del elenco cómico de
finales de los 90 de los EEUU. No falta nadie y sorprende, de hecho, comprobar
la enorme cantidad de cameos curiosos que aparecen por ahí.
El
resultado es un engendro que hace las veces de parodia de todos los grupos de
súper – héroes que estaban por venir en los veinte años siguientes, realizada
mucha antes de que éstos se pusieran de moda. Aunque ahora quizás hubiera
tenido mucho más éxito, pasó completamente desapercibido en taquillas, pero
cumplió el sueño de Usher, que volvió a dirigir sus anuncios con tranquilidad y
no ha tenido más inquietudes de volver a hacer un largo.
Hay
que reconocer que la película es realmente simpática, y se nota que todos sus
actores se lo estaban pasando en grande, disfrutando con ganas del rodaje, como
si de una reunión de amigos se tratara (ejem). Sin embargo, se debe notar que
la película presenta graves problemas en su guión. A pesar de guardar un puñado
de chistes tremebundos, se toma demasiado en serio a sí misma (nada
comparable a los más recientes Guardianes de la Galaxia o a Deadpool,
mismamente), lo que ocasiona unos problemas bien gordos a la hora de
desarrollar una trama que pide un tratamiento más cachondo. Que sí, que el
argumento es inesperadamente coherente y tiene un poso que bien podría envidiar
la Marvel, pero cuesta de tomar en serio, con unos cuantos baches que provocan
que se haga bastante larga. Reconozco que con los años sólo recordaba los 4-5
chistes buenos y me había olvidado de todos los pedos y demás zaranganadas que
no tienen sentido.
También se debe tener que cuenta que Universal apenas hacía otra cosa que
distribuir, por lo que el presupuesto del que goza la película es ciertamente
diminuto, por lo que los decorados y la puesta en escena son bien dignos de la
serie de Adam West. Hay escenas que dan realmente cosica. Se nota que han
cambiado los tiempos. Veo ahora la mucho más reciente (y no tan sobrada de
dineros) Kick-Ass y es que no hay
punto de comparación. En ese sentido, ésta última bebe de los mismos mimbres (aunque
sea mucho más bastarda), por lo que siempre hay que reconocerle un poco de
mérito a los pioneros. Hay muy buenas ideas y un puñado de chistes
descacharrantes, aunque ya hayan pasado sus años.
En
resumen, es una película que desborda orgullo por el frikismo. Que se sabe
ridícula y convive muy bien con ser un esperpento voluntario, consiguiendo
varias escenas realmente descojonantes con muy poco sentido de la vergüenza
ajena. Tiene unos fallos gordotes en su puesta en escena y su poco brío en la
acción, pero sabe ser lo suficientemente simpática para que se perdonen muchas
cosillas. Si quieres ver un esperpento de súpers sin complejos ni sentido, ésta
puede ser una buena manera de pasar 2 horitas.
Nota:
5
Nota
filmaffinity: 5.3
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