Dentro de mi compromiso de leer libros de la Cesta’13,
llegan las cuestiones sobre si debo leer libros infantiles como es este caso.
Sin embargo, no veo por qué no iba a ser menos y acometer el libro 24 de la
Cesta como si de un zagal de 10 años se tratara, teniendo en cuenta al público
al que está dirigido.
Título: El niño que vivía en las estrellas
Autor: Jordi Sierra i Fabra
“Al
despacho del doctor Rojas llega un extraño niño que no puede comunicarse con
los demás. Nadie sabe de dónde ha salido, ni quién es, incluso podría venir de
alguna lejana estrella...”
Puede sorprender a muchos (como a mí) el encontrar a este
autor que conozco por su saga de novela negra sobre el Inspector Mascarell escribiendo
un libro para los más pequeños (10-12 años). Sin embargo, dentro de la vasta
obra de este autor (tiene un chillón de libros de muy diversa índole) la
literatura para los más pequeños ocupa un puesto principal, siendo su género
más habitual con bastante diferencia y bastante concienciado con la divulgación
de la lectura entre los más pequeños. Es tanto su interés que su fundación
convoca cada año un premio de literatura infantil para jóvenes, con el objetivo
de fomentar el placer de la lectura entre los más pequeños como vehículo esencial
de formación.
La trama que se nos narra en El niño que vivía en las estrellas es una pequeña historia en la
que un psicólogo de un hospital anónimo de una ciudad cualquiera se ve envuelto
en una trama de maltrato infantil algo excéntrica, pues los toques de
ciencia-ficción parecen indicar una motivación esotérica que desafía la lógica.
Estoy seguro de que con este planteamiento se podría haber tirado por un libro
de 500 páginas más confuso y visceral, que jugara con el terror o los
diferentes planos de realidad, pero no olvidemos que está pensado para ser una
historia para niños. Por ello, se le da la complejidad justa para captar el
interés del churumbel lector, con un puntito de intriga que un adulto captará
rápido pero que un pequeño podrá disfrutar.
Este librito se ventila en dos tardecitas mientras te
deja una sonrisa agradable en los labios. No tiene la mayor complicación ni más
rizos de los justos y necesarios, pero funciona a la perfección como una vía
para que los más pequeños se inicien en la lectura. Seguro que se sentirán
intrigados con el enigmático niño y seguirán con interés la trama, generando
alguna que otra duda que sus atentos progenitores deberán resolver (como debe
hacer un buen libro infantil) antes de volver a zambullirse en una nueva
aventura literaria.
Evidentemente, para un adulto el libro no tiene más que
una pequeña historia emotiva que se ventila en un ratillo, pero el público
objetivo es el público objetivo.
Nota: 4
Nota goodreads: 3.5/5
No hay comentarios:
Publicar un comentario