Hoy voy a hablar de un libro que llevaba más de un lustro
en mi lista de pendientes. Cosas que pasan que nunca le acababa de tocar. Por
fin tocaba ponerse al día, ¿no? Tampoco recuerdo cuánto tiempo hacía que no
leída algo de Ken Follet que tuviera menos de 500 páginas. Acostumbrado a sus
monstruacos de mil páginas, se hace raro coger una propuesta manejable de
apenas 336 páginas que casi entra en el bolsillo. ¡Y además de espías! Nada de
historias a lo largo de generaciones.
Título: La clave está en Rebeca
Autor: Ken Follet
Título original: The Key to Rebeca (la clave hacia
Rebeca)
Traductor: Jorge V. García Damiano
“Esta
impactante novela nos lleva a las ardientes arenas de África del Norte durante
la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas alamanas, al mando del mariscal Rommel,
se enfrentan a las tropas británicas. Al mismo tiempo, en El Cairo, se
desarrolla una intriga protagonizada por el servicio secreto británico y el
espionaje alemán, en la que se verá implicado el joven oficial Sadat.”
¡Ah, que gusto volver a leer una novela de espías a la
antigua usanza! Códigos secretos a transmitir por microfilms y contraseñas, las
mujeres son fatales de necesidad y donde los buenos son muy buenos, los malos
muy malos, sin escalas de grises que te obliguen a comerte el tarro con
dicotomías y distinciones sobre si unos son unos malnacidos y los otros apenas
unos canallas. Se puede leer sin necesidad de una especial gimnasia mental,
ideal para relajarse en la playita o en algún viaje sin exigencias.
Además, como está ambientado en la IIGM, la narrativa se
aleja de los cacharritos mega-tecnológicos Bondianos que suelen poblar el
género. La tecnología y las posibilidades son las que son. En ese sentido,
supone casi un chorro de aire fresco. No en vano, se trata de una novela que ya
tiene sus años, cuando Follet apenas tenía treinta y es algo que se tiene que
notar.
Aunque ahora lo conozcamos casi en exclusiva por sus
monumentales novelas sobre iglesias o guerras mundiales, Follet empezó como un
novelista de thrillers, con un buen puñado de propuestas la mar de interesantes
(yo recomendaría El ojo de la aguja).
Por
lo que dice la leyenda, cuando Follet estaba investigando para justo esa
novela, se encontró con una historia paralela, de estas que aparecen en el pie
de página de la historia, que involucraba a un espía alemán, una danzarina del
vientre y la famosa “Rebeca” de Daphne du Maurier. Unos años después, rescató
la historia, mezclando la realizad y la ficción, pues Rommel, Sadat y una
fallida Operación Cóndor se pasan por ahí con la idea de escribir uno de los
thrillers que tanto éxito le dieron en sus primeros años.
El protagonista es el Coronel Vandam (si, así como suena), que no es sino un patriota íntegro que encarna al
legal bueno que debe protagonizar este tipo de historias. Padre soltero,
intenta criar a un hijo durante la guerra, con todos los problemas que ello
conlleva para la convivencia. Por suerte para él, es un alto cargo, por lo que
puede compaginar ambos aspectos (más o menos). Es el encargado del
contraespionaje, por lo que tendremos en él a un ser astuto, versado en mil
añagazas y experto en casi cualquier cosa que pudiera necesitar. Puede resultar
un bueno demasiado monolítico para los cánones actuales, pero no desentonaba a
finales de los 70.
Por su parte, el malo es Alex Wolff. Éste no sólo tiene la gracia de ser un inmisericorde y ladino espía nazi,
sino que Follet le da profundidad suficiente para que podamos odiarlo con ganas
y no nos importen todas las medidas que se toman contra él. Obviamente, quiere
el triunfo alemán y pasará ante todo y todos para ganar, como buen malo maloso.
Follet lo escribe suficientemente bien como para no caer en maniqueísmos ni
convertirlo en un malvado de opereta.
A su alrededor, la
bailarina exótica Sonja constituye
un contrapunto sensual muy deudor de las femme
fatales de las novelas negras clásicas. Egoísta y presumida como ella sola,
se apega a Wolff por la sencilla
razón de ser el único capaz de satisfacer sus perversiones sexuales (de las que
tenemos sobradas descripciones en el libro). ¿Malvada? Sin duda. ¿Nazi?
Bueeeeno… esas consideraciones no van con ella.
Como debe haber también una pareja femenina para el
protagonista-héroe de la historia (se nota que el libro tiene sus añetes), el
papel cae en Elene, una chica
judía que ha acabado de rebote en Egipto para huir de los nazis y ahora se ve
abocada a ayudar a Vandam o acabar en un salón de striptease, un prostíbulo o
algo peor. No es que tenga más personalidad de ser el objetivo romántico del
prota pero por lo menos no resulta estúpidamente ofensiva. Si es que en la
época que se publica el libro, los personajes femeninos no podían ser otra cosa
que madres, monjas o prostitutas.
Otro detalle a valorar estriba en que los secundarios que
nos presenta vayan más allá del tópico. No destacarán por su profundidad, pero
cumplen con su función y se hayan diferenciados con corrección, situándolos
acertadamente donde deben estar sin que chirríe ningún aspecto de la lógica.
Por medio tenemos algún que otro personaje histórico
relevante, como Rommel o Sadat, que pasan por ahí haciendo cosas con el
inequívoco motivo de dar un poco de lustre a la trama, como no. Es un detalle
muy habitual de las obras de Follet, siempre con las ganas de alardear de su
profusa documentación, mostrando multitud de escenas que, si bien no hay
pruebas de que ocurrieran, bien podrían haber pasado, respetando el carácter de
las personas reales que saca en sus libros.
Lo que sí tiene la novela es un ritmo muy ágil,
desarrollando una trama muy bien llevada a través de un adecuado crescendo que
se resuelve con acierto. Quizás no tiene una especial trascendencia, pero se lee
con mucha facilidad, devorando páginas llevado por la emoción del juego de
espías que se crea. Como siempre en estos casos, hay que hacer el esfuerzo de
creer que el destino de la historia de la IIGM depende de un jueguecito de
espías secundario, que sabemos cómo va a acabar (después de todo, sabemos quién
gana al final), pero incluso así, hay que destacar la calidad de Ken Follet a
la hora de mezclar realidad y ficción. Los destellos de acción se mezclan con
las escenas de continua tensión para dar lugar un libro que cuesta dejar de
leer.
Puede que no sea la mejor novela de Ken Follet, pero se
trata de una buena novela, perfectamente recomendable para aquel que quiera
leer una historia de espías clásica. Repleta de romance, exactitud histórica e
intriga, La clave está en Rebeca
consigue que llegues a temer por la futura victoria de los Aliados, cosa nada
fácil. Si te gustan las historias de la segunda guerra mundial, no la puedes
dejar pasar.
Nota: 8
Nota goodreads: 3.87/5
No hay comentarios:
Publicar un comentario