Supongo que en condiciones normales nunca me habría
acercado a este libro, pero la CLO tiene estas cosas (gracias Lauriqui), así
que me tocó ponerme con él y disfrutar, o no, de su lectura.
Título: Ácido sulfúrico
Autor: Amélie Nothomb
Título original: Acide sulfurique
Traducción: Sergi Pàmies
“El último
grito en programas televisivos de entretenimiento se llama «Concentración». Por
las calles de París se recluta a los participantes de este reality show, que
serán trasladados al plató en vagones precintados como los que trasportaban a
los judíos durante el exterminio nazi y, después, internados en un campo. Ante
las cámaras de televisión, los prisioneros son golpeados y humillados. El
clímax llega cada semana, cuando los telespectadores ejercen el televoto: desde
sus casas pueden eliminar-ejecutar a uno de los participantes. Pannonique, una
estudiante de gran belleza, es reclutada. Zdena, una mujer sin empleo, se
enamora de ella. Una pareja fatal: la víctima y el verdugo. Cuando la audiencia
tiene que votar sale a la luz el sadismo inconsciente del público que deplora
el horror pero es incapaz de perderse una entrega. Una historia que sirve como
crítica de un mundo brutal y crudo de hipocresía bien-pensante: un mundo en el
que incluso la denuncia del sistema pertenece al sistema.”
Y la verdad es que no estaba preparado para lo que este
libro me ofrece. Esta diminuta joyita te lleva a lugares inesperados,
obligándote a experimentar sensaciones que uno no hubiera podido esperar de un
libro. En ese sentido, es muy diferente a casi cualquier propuesta que uno
puede esperar encontrar.
El programa de televisión que hace las veces de excusa
para contar la historia es, realmente, una experiencia mortal en un campo de
concentración. Partiendo de personas anónimas escogidas al azar, se lanza al
espectador a una experiencia extrema como pocas. Me sorprende comprobar la
verosimilitud de lo que se está explicando, pese a la burrada de su
planteamiento. Se produce el escándalo, alguno se queja, pero en el fondo TODO
el mundo está pendientes del programa.
Rápidamente conocemos a la mayoría de participantes y,
también, a los verdugos que se ocupan de mantener el orden. Ahí reside uno de
los mayores triunfos del libro, su estupenda construcción de los personajes. De
entre ellos destacan los nombrados en el resumen de la contraportada.
Pannonique es una estudiante modelo, dotada de una belleza griega y
un carisma que dignifica hasta el más mínimo de sus actos. Desde un primer
momento se convierte en favorita de la audiencia, lo que convierte su
particular rebeldía en un factor más a tener en cuenta por los productores del
programa para fascinar todavía más a el mor.
Por su parte, Zdena es una
ruda mujer que ha tenido mala suerte en la vida, corpulenta y fuerte, pero sin
muchas luces (por no decir muy pocas) ha sido marginada por todos, acumulando
toneladas de frustración e inquina que ve en su papel de guardiana dentro de Concentración la oportunidad perfecta
para dar rienda suelta a todo el odio que lleva dentro. Como la cámara parece
apreciar la malignidad que desprende, desde el programa potencian y glorifican
su sadismo. Al principio, Zdena es feliz al creer ser aceptada por
primera vez en su vida, pero pronto descubre lo que se siente al ser la mujer
más odiada del país y es que, en el fondo, los guardianes también son
participantes del programa cuya dignidad es presta a ser explotada por loa de
las audiencias. Su personalidad es inusitadamente compleja, fascinante a su
modo, comiéndose cada página del libro en la que aparece. Llega a transmitir una mezcla de ascopena muy difícil de generar.
Cuando ambas se convierten, por distintos motivos, en las
mayores estrellas de Concentración,
pasarán más tiempo en escena, lo que producirá impactantes e inesperadas
reacciones tras el choque de personalidades tan distintas. El resto de
personajes, aunque tienen nombre, son mucho más secundarios, funcionando más
como herramientas (el viejo, la niña, el pesimista…) que cómo caracteres a
tener en cuenta. Pero bueno, son 150 páginas. Ni hay tiempo para todo ni
desentonan lo más mínimo en su actuación.
En lo que concierte el conjunto del libro, me recuerda al
mismo ejercicio que hacía Saramago en sus libros (al que tengo leído bastante
más), en el que la historia de la novela no es más que la excusa para hablar
sobre un tema problemático. En este caso, Nothomb realiza una crítica brutal a
los reality shows y a los vacuos
espectáculos con que la indolente sociedad llena sus horas en un estado de
apatía. No deja títere con cabeza mientras va atizando continuos torpedos bajo
la línea de flotación de los consumidores de ficción (de los que también soy
parte, ¡ay!), bien capaces de dejar tonto a más de uno. Realmente, no se trata
de un libro para todos los lectores. No sólo por su concepto, también por la
crudeza de lo que se relata, bien capaz de pegarte un buen puñetazo en el
estómago a la que te pilla despistado. Como digo muchas veces, ojito las almas
sensibles y las mentes bienpensantes, pues puede hacerse desagradable con
ganas.
En apenas un suspiro de libro, no sólo destripa el
pervertido concepto del reality-show que consumimos en nuestro día a día, sino
que también atiza a aquellos que son indiferentes frente a la maldad (siempre y
cuando no les afecte), la facilidad para malinterpretar al bienintencionado
(junto a la crítica para con el bienintencionado orgulloso, que busca hacer
grandes obras para satisfacer su ego), además de las habituales meteduras de
pata de las mentes bienpensantes que intentan ayudar sin pensar mucho en lo que
hacen, causando más mal que bien.
Si alguien ve una entrevista de Amèlie Nothomb, se podrá
sorprender al encontrar a una mujer muy alegre y chistosa, siempre presta a ver
el lado amable de la vida, de estas personas capaces de alegrar el día de
cualquiera con una sonrisa. Sorprende entonces tamaña acidez y mala leche en su
libro. La crítica es feroz y despiadada, tan directa que es imposible que te
deje indiferente.
Sin embargo, el libro pasa inesperadamente bien, pese a
que lo que se nos narra es realmente tremebundo. Las palabras se deslizan con
fluidez, pues Nothomb se las presta sola para describirnos el carácter de los personajes
en apenas dos palabras, en las que captamos la acción, el efecto del ambiente y
la feroz crítica que se realiza. Desborda gusto por la fealdad, con escenas
realmente monstruosas bien capaces de remover tu interior, quieras o no. No he
leído más libros de esta autora, pero reconozco que tengo muchas ganas de más. Una verdadera artista a la hora de elegir la palabra justa para cada situación
Ácido
sulfúrico es un puñetazo en el
estómago pensado con estilo, realizado con finura y finalizado con una
contundencia inusitada. Obliga al lector a transitar por parajes agrestes poco
dados a visitas turísticas que, sin embargo, impiden dejar de leer mientras te
agarra las entrañas y te obliga a reflexionar sobre tu papel en la sociedad. Ácido sulfúrico es un golpe de puro arte
que te deja sin aliento, del que sales contento y destrozado. A medio camino
entre el thriller, la crítica social y la comedia negrisísíma, es un ejercicio
de virtuosismo grosero, bestial e impresionante. Totalmente recomendable para
los que tengan buen aguante.
Nota: 9
Nota goodreads: 3.58/5
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