Hace ya algún tiempo leí Memorias en blanco y negro, un compendio de historias y anécdotas
deportivas de una época pretérita compilado por
Alfredo Relaño, muy entrañable y refrescante.
Por ello, cuando encontré este tocharro con más
anécdotas, decidí que repetiría la experiencia.
Título: 366 historias del fútbol mundial que deberías
conocer
Autor: Alfredo Relaño
“¿Sabías
que Brasil no estrenó su clásica camiseta amarilla, la «verdeamarelha», hasta
1954?, ¿que el Manchester United y el Liverpool, rivales encarnizados, amañaron
un partido para que el Manchester no descendiera?, ¿que la primera gran bronca
entre Madrid y Barça se remonta a 1916, cuando empataron a 6 goles en un mítico
partido?, ¿que 33 años después de matar con una moto al legendario Gigi Meroni
el homicida involuntario se convirtió en presidente del Torino?, ¿que la
película Evasión o victoria se inspiró en un partido verdadero disputado entre
prisioneros de guerra ucranianos y nazis?, ¿que fue un periodista gaditano el
que inventó las tandas de penaltis?, ¿que un prisionero de guerra alemán
defendió la portería del Manchester City? o ¿que el Real Madrid fue rechazado
en el campeonato catalán?... Esto y mucho más encontrarás en las páginas de
este fantástico y definitivo libro. 366 historias escritas por uno de los
periodistas deportivos más importantes de nuestro país que nos hace recordar
con nostalgia algunas de las historias olvidadas del juego más hermoso jamás
inventado.”
366 anécdotas, una para cada día del año (bisiesto). Ya
que estaba dividido de esta manera, decidí seguir esa guía e intentar leer 1
historia cada día. Una pequeña gesta del futbol que seguro (o no) desconocía,
ventilada en un bocadito de cinco minutos, ideal para las visitas al lavabo o para
leer durante el cafetito diario. Es verdad que no siempre encontraba el momento,
pero bueno, tampoco tenía prisa.
Los dos primeros meses fueron realmente divertidos. Las
anécdotas tenían su picante, se leían en un suspiro y los saltos temporales
permitían que no se volviera repetitivo.
Sin embargo, pasado el ecuador de la aventura, el libro
me empezaba a chirriar considerablemente. El principal problema que encontré es
que se tenía que resumir todo en 2 paginitas, en vez de las 10 que se usaban
para Memorias en Blanco y Negro. Por
ello, el meollo se quedaba a medio contar. Se situaba la historia, pasaba algo
y se acabó. La de veces que me quedé con ganas de saber cómo acababa el lance, de
que hubiera más espacio para poder descubrir algún detallito tonto que seguro
todavía andaba escondido…
Además, el tema es ÚNICAMENTE fútbol. Acaba cansando leer
la enésima gesta conseguida por tal equipo de barrio que sólo se diferencia de
tal otro equipo de barrio en el nombre (de Inglaterra, Argentina, España…). Estoy
seguro de que tratar el libro habría ganado mucha frescura si hubiera habido un
poco de variedad en los deportes, evitando leer (casi) la misma historia una y
otra vez. Este efecto era especialmente grave cuando se contaba la misma
anécdota dos veces, una desde el punto de vista de un equipo, otras desde el
otro, o desde un jugador concreto… Que sí, puede en verdad estuviera leyendo cada
anécdota con unos meses de diferencia, pero perdía toda la gracia al recordar
qué era lo que iba a ocurrir sin que esta nueva entrega aportara nada realmente
nuevo.
Finalmente está el tema de llenar 366 días. Para un libro
de relatos, 15-20 anécdotas jugosas entran finísimas, pero si tienes que hacer
una columna para cada día –y encima limitándote al futbol- te ves obligado a rellenar
un buen puñado de memeces que no llegan siquiera al nivel de anécdota chorra.
Encontrarte una o dos es un lance asumible, pero cuando los rellenos se acercan
peligrosamente a la cincuentena, el libro pierde mucha (pero que mucha) gracia.
Lo que más me fastidia es que, individualmente, hay un
buen puñado de historias interesantes a las que se les podría sacar mucha
punta. A causa de esto, lo que podría haber sido un interesante libro de
relatos (como fue el libro anterior) se transforma en un repetitivo ejercicio
de lectura ligera que acaba por no aportar absolutamente nada, ni siquiera una
sonrisa fruto de un chascarrillo acertado.
No niego que la idea tuviera su enjundia pero su
ejecución lastra el disfrute que hubiera podido proporcionar.
Nota: 3
Nota goodreads: 3.22/5
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