Después de un libro de Warhammer y uno de fútbol, se
necesitaba algo más clásico y mundano. Cojo entonces el libro 18 de la Cesta’13
que viene al pelo. Después de todo, Dumas es Dumas (por muy hijo de que fuera).
Hace mucho que no cae nada romanticón y ya es turno :p
Título: La dama de las camelias
Autor: Alejandro Dumas (hijo)
Título original: La dame aux camélias
“La Dama de
las Camelias es la historia de amor de Margarita Gautier y Armando Duval. No es
una historia frecuente, sino una de las más pasionales historias jamás
escritas. Se trata del amor nacido entre una prostituta y un joven
aristocrático que resuelven sobreponerse a tanta dificultad y luchar en pos del
amor. Desconociendo las ofuscaciones que se forman a su alrededor, se retiran
de la vida mundana de París y deciden refugiarse en el campo a disfrutar de
cinco meses de amor idílico. Cuando ya tienen su futuro programado, los
prejuicios dejan de rodearlos e invaden en su realidad consiguiendo que
Margarita se vea obligada a adoptar la más cruel decisión y separarse de su amado.”
Lo que yo desconocía de La dama de las camelias es
que se trata de la historia en la que se inspira Verdi para crear la ópera de La Traviata. Me hizo mucha gracia
reconocer la historia y conocer el libro original de donde se sacó –aunque
claro, ya sabía que iba a pasar ;)-. Si es que la falta de imaginación en los
guiones de las adaptaciones no es nada nuevo (4 años entre el libro y la ópera,
jeje), ¡ya les pasaba incluso antes de inventar el cinematógrafo!
Dumas (hijo), periodista de profesión, escribe esta
novela basándose en hechos reales, que dijo le habían ocurrido a un amigo que
prefería mantener en el anonimato (si, un amigo, jeje). Se convirtió en un
best-seller desde el primer momento de su publicación, con adaptaciones al
teatro casi instantáneas, una ópera “poco conocida” y un mogollón de
películas que la adaptan con mayor o menor fortuna. De ellas, recomendaría dos,
la versión de Antonioni, de mismo título y la muy libre Moulin Rouge, de Baz Luhrman).
La novela se suele ubicar dentro del movimiento literario
del realismo, al presentar una historia con fuertes bases costumbristas de la
burguesía de la época (principal consumidora de literatura), pero supongo que
también podría ubicarse en los inicios del romanticismo (por fechas cuadra), pues
nos presenta un conjunto de amores imposibles a causa de los prejuicios
sociales y el hipócrita modo de vida de la época.
Me ha hecho mucha gracia la estructura de relato a dos
voces que utiliza Alejandro Dumas, presentándonos un narrador-editor (un trasunto del propio autor) al que le cuentan la
historia, que intenta transcribir con la mayor literalidad pero que no puede
evitar meter baza a cada momento; además del narrador-protagonista, Armando Duval, el desdichado enamorado que
cuenta los hechos desde su punto de vista.
El Editor, del
que no sabemos su nombre, protagoniza apenas un par de capítulos, mostrándose
como un curioso ricachón con mucho tiempo libre ya entrado en la madurez. Un
puntito de melancolía y las ganas de marujeo le llevan a interesarse por la
historia, que luego trascribe por la belleza de sus sentimientos. Me hacen
mucha gracia todos los momentos que tiene de “no quiero juzgar lo que ocurre
pero mi opinión es que…”, sin que por ello tengamos nada que nos haga pensar
que no es sino una buena persona algo chismosa.
El enamorado no es otro que el burgués Armando
Duval. Me encanta la decisión del
autor de contar la historia como si fueran sus recuerdos, rememorándola con
exactitud sin perder la perspectiva de lo ocurrido y las consecuencias de su
relación. Desde un primer momento se nos presenta como un tonto enamorado, con
dinero para vivir de rentas, pero no suficiente para “comprar” el amor de una
de las cortesanas más ricas de París, de la que se ha encaprichado. A medida
que avanza la historia, descubrimos con agrado que no se trata de un amorío
pasajero, sino que está pillado hasta las trancas, pero como es normal en la
época, está tan lleno de amor como de celos, enfados, miedos y angustias. Sabe
que su amor es incomrpendido y sufre por ello, pues no gana suficiente para
“retirar” a su amada ni puede impedir las risas y enfados de sus allegados…
El objeto de su amor es la cortesana Margarita, al principio es una cínica descreída del amor de los
hombres, a los que acompaña por dinero y otros favores, desconfiada a causa de
la complejidad del egoísmo de los hombres. Encuentro esa extraña honestidad
inesperadamente refrescante en una sociedad tan hipócrita y desconfiada. Sin
embargo, a medida que avanza la relación, vamos comprendiendo la profundidad
del personaje, su gran inteligencia y el dolor que han provocado en ellas las
mentiras de unos y otros.. Su capa de vanidad y amor por los diamantes deja ver
rápidamente un carácter empático y adorable, que lamenta la imposibilidad de
que exista un hombre bueno (y soltero) en este mundo.
Dumas pinta un vívido retrato del Paris de mitad del XIX,
repleto de maduros y jóvenes adinerados que tienen sus mantenidas en secreto,
bajo las normas de los dobles raseros y la superioridad moral de la “decencia”
que dicta qué se debe hacer y qué no. Es por ello esperable desde el primer momento
que el amor entre un burgués y una cortesana, una extraviada (traviata) caiga dentro del romanticismo
de los amores imposibles más allá de toda medida, de estos que se oponen a la
sociedad establecida y se convierten en eternos por los sacrificios desmedidos
que requiere de los enamorados.
El comportamiento de ambos enamorados despide un ingenuo
idealismo que se hace entrañable, especialmente con la dulzura con que está
escrita, que permite adentrarse en sus sentimientos con agrado. Puede que el
desarrollo sea harto previsible, pero estamos hablando de uno de los referentes
más imitados de la novela romántica, por lo que es casi esperable.
Se hace curioso volver a la literatura de tacitas después
de tanto tiempo, en la que el género del romanticismo más clásico chirría
menos. La ambientación de época nos indica que eran otros tiempos, en los que
el “qué dirán” podía destruir vidas con facilidad, con los prejuicios y el
honor dictando de quién era adecuado enamorarse.
La dama de
las camelias es un libro
bellamente escrito, que permite disfrutar del camino que lleva hasta su
desenlace. Despide ingenuidad por todos los poros y es obviamente una obra de
su tiempo, pero eso no debería impedir a un lector amable disfrutar de una
triste historia de amor de otra época.
Nota: 7
Nota goodreads: 3.98/5
Leo tu reseña y me entran ganas de leerla. Pero luego escarbo en mis recuerdos y caigo en que a mí no me gustó tanto. Es una de esas historias que me gustan más cuando me las cuentan que cuando las leo.
ResponderEliminarJajaja.
EliminarBueno, prueba a volverla a leer y decidir si te gusta más o no :p
Mt