Para la CLO de este bimestre, mi torturadora Lauriqui
decidió mandarme a leer una novela negra muy reputada que justo sucede en la
región dónde me he ido a vivir, al Norte de Escocia. Aunque fuera por la simple
localización geográfica, ya me estaba haciendo gracia antes de empezarlo.
Título: El hombre sin pasado
Autor: Peter May
Título original: The Lewis man (El hombre de Lewis)
“Un hombre
sin nombre. En la isla de Lewis, al noroeste de Escocia, han aparecido los
restos momificados de un joven. La única pista para identificarlo es el
análisis de ADN, que lo relaciona con un granjero local.
Un hombre
sin memoria. Aunque este isleño, Tormod Macdonald, ya anciano y con principio
de demencia senil, siempre sostuvo que no tenía parientes cercanos. Y ahora es
imposible penetrar en sus recuerdos.
Un hombre
sin elección. Cuando la familia de Tormod pide ayuda a Fin Macleod, el antiguo
inspector de policía se siente obligado, como amigo, a resolver un misterio que
se hunde en las brumas del pasado y en una isla que ha guardado demasiados
secretos.”
No sé si será porque leo novelas negras cada 5-6 meses y
siempre tropiezo con grandes ejemplares, pero cómo las disfruto. En este caso
no tenemos a un psicópata despiadado ni una contrarreloj para detener un
atentado, no. El hombre sin pasado
apuesta por una ambientación desolada en la que ambientar un asesinato que se
remonta muchos años atrás y, sobretodo, muchas dosis de realismo en torno al
proceso policial, tan desesperanzador como necesario.
Peter May convierte al paisaje de las Hébridas Orientales
en un personaje más de la propia historia. Las islas se ven continuamente
azotadas por los vientos árticos, la lluvia vuela horizontalmente, martirizando
las moradas de unos habitantes que luchan por vivir en una región oscura e
inhóspita. Realmente, es una representación magnífica de la obstinación humana
por prosperar en las condiciones más adversas posibles. May se preocupa de
mostrarnos las costumbres etnográficas de la zona, su cultura Gaélica, la
precaria industria local…complementando con acierto un argumento potente, capaz
de emocionar al lector capítulo a capítulo.
Mira que he leído las novelas de Zafón u otros libros
ambientados en los lugares donde he estado, pero me ha hecho mucha ilusión ir
reconociendo el punto concreto que se describe en cada momento, casi pudiéndolo
ir a visitar in-situ para leer lo que ocurre en cada paraje. Mola ^^.
El exdetective Fin McLeod es un personaje que se hace entrañable. Convertido en apenas un despojo
humano, se sumerge en el caso como una manera de aislarse de una realidad que
no le gusta. Arrastra un pesado equipaje que llena su vida de incertidumbre.
Como aquel hombre fuerte que ha sufrido demasiado, ha sido tanto tiempo el
asidero de los demás que se le hace imposible pedir ayuda a la gente que tiene
alrededor. Su huida de la ciudad y de su tragedia personal a las agrestes
Orcadas es su última esperanza para sanar su corazón. El caso le ofrece una
oportunidad de redención para expulsar sus fantasmas, permitiéndose así tener
la posibilidad de ser feliz.
Lo más curioso del libro es que el probable asesino es un
venerable cascarrabias aquejado de demencia. A sus más de noventa años, Tormod McDonald se muestra incapaz de defenderse ni colaborar, pues su
enfermedad esconde los secretos que podrían resolver un crimen que se remonta a
los años cincuenta. El reflejo de la demencia que May realiza en este libro es
impresionante, plasmando la tragedia de perder la personalidad en un laberinto
de memorias que se embarullan. Los capítulos en que Tormod deambula por el
interior de su mente, diluyendo presente y pasado, consiguen ponerte el corazón
en un puño. Todo apunta a que este viejecito que no puede estar solo ni vivir
sin un pañal sea un despiadado asesino, pero claro, viéndolo tan desvalido, se
hace imposible no sentir penita por él.
Quién soporta el dia a día con él es su nieta Marsailli
McDonald. Retrato de una mujer
derrotada por la vida, ha sobrepasado hace mucho el sufrimiento que toda
persona debería padecer. Pasada ya la cuarentena, esta abnegada mujer que ha
dedicado su vida a trabajar lo indecible para sacar adelante un hogar como
madre soltera, se enfrenta ahora a un triple problema: su hijo estaba a punto
de marchar a la Universidad pero ha tenido un hijo con su novia, debe hacerse
cargo de velar por los últimos años de vida de su abuelo y encima, éste ha
pasado a ser el principal sospechoso de un asesinato. Otro personaje más que lo
pasa de todos los colores ante el que no haces sino desear que las cosas le
vayan mejor, aunque luego la “realidad” tenga sus propios planes para ella.
De fondo, intercalado entre la acción actual, encontramos
pequeños capítulos dedicados a los pequeños Peter, John y Cateleigh. Son apenas unos chiquillos que sufren las desventuras de
los orfanatos escoceses tras la segunda Guerra Mundial. Lo pasan muy mal, pero
eso no impide que miren al futuro con el poso de optimismo del que solo
disponen los jóvenes. Aunque aparentemente no tiene mucho que ver con el resto
de la trama, se hace fácil prever cuál es la relación que hay entre presente y
pasado (lagrimita).
Así pues, El hombre
sin pasado está ambientado en un paraje inolvidable y tiene unos personajes
muy bien construidos. ¿Qué falta entonces? Una trama adictiva e interesante. No
os preocupéis. La tiene. A lo largo de las páginas, los nudos del pasado se van
desentrañando, cada pista da lugar a una nueva historia, obteniendo siempre un
nuevo cabo del que tirar. Los rencores y secretos ocultos en la isla se van
desvelando, lo que conduce paulatinamente
hacia un final que se ve cada vez más ominoso, que se remata de
maravilla para dejarnos un gran sabor de boca y un pequeño agujero en el alma.
Es que tiene de todo y bonito. No es sólo que tenga un
gran caso de los que no te deje parar de leer, es que también se imbrica a la
perfección con el lugar y la historia de un pueblo. Sus personajes son fuertes,
bien construidos y el autor denota calidad en su escritura. Así da gusto leer.
Nota: 9
Nota goodreads: 4.18/5
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